Europa Press.

El Papa Francisco ha señalado que el sistema mundial actual es «insostenible» y que «hay que proteger al hombre de su propia destrucción» renunciando a «idolatrar el dinero».

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En una entrevista que publica ABC, el Santo Padre ha declarado que «el capitalismo y el beneficio no son palabras diabólicas mientras no se les transforme en ídolos». Según ha señalado, sólo «si se convierten en fetiches a los que se adora» las sociedades se expondrán «a la ruina».

Del mismo modo, ha relativizado el papel político del Vaticano, cuya misión es, según ha apuntado, situar al ser humano «en el centro de la sociedad». Así, ha aclarado que «la Santa Sede no tiene intereses propios que defender en la escena internacional». «Pero actúa a través de todos los canales posibles para impulsar los encuentros, los diálogos y los procesos de paz», ha apuntado.

“No me ocupo de la política internacional”

Como ejemplo, Francisco pone el acercamiento de Estados Unidos y Cuba, en el que participó como intermediario. «Nosotros sólo intentamos fomentar la voluntad de un diálogo de los responsables de los países y, sobre todo, hemos rezado», ha señalado.

«Yo no hago ningún proyecto, no me ocupo de estrategia ni de política internacional. No hay que exagerar el papel del Papa y de la Santa Sede», ha insistido en sus declaraciones.

El Pontífice también habla sobre los «poderosos en la Tierra» y su «hipocresía» como una de las causas de la violencia en el mundo. «No hay que olvidar que hablan de paz mientras venden armas bajo cuerda», ha señalado Francisco.

Ayuda para las minorías religiosas

En cuanto a la persecución de los cristianos en Oriente Próximo, ha declarado que «no hay que resignarse» a que estas comunidades, que hoy son minoritarias en la zona, «se vean obligadas a abandonar sus casas y sus tierras». El Papa defiende que «esos creyentes son ciudadanos de pleno derecho de sus países».

Finalmente, y preguntado por sus dos años y medio como Pontífice, el Santo Padre ha reconocido que «cuanto más se está delante de las multitudes, más es consciente de su «pequeñez» y del hecho de que es «servidor inútil» como pide Jesús.

Además, reconoce que le encantaría «ir a comer una pizza» con sus amigos, pero que es «casi imposible». «Lo que no me falta nunca es el contacto con la gente. Cuando tengo a los fieles entre mis brazos, sé que Jesús me tiene entre sus brazos», ha concluido.

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