Querido lector:
Me gustaría reflexionar sobre este fenómeno de histeria climática que nos invade para que sepamos ver las características del movimiento. De hecho he decidido escribirle de algunos asuntos en los que veo similitudes entre la nueva ideología acientífica ecológica, que he venido a denominar ecomunismo y el comunismo totalitario –disculpen la redundancia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraConnivencia de los grandes bancos y fortunas
Muchos creen que la Revolución Bolchevique, la conocida como Revolución de Octubre de 2017 -pese a que ocurriese en Noviembre de nuestro calendario- tuvo lugar gracias a un movimiento ascendente, es decir, de abajo a arriba. La historia oficial, manipulada siempre por los ganadores, nos habla de una revolución del pueblo oprimido que quería acabar con las injusticias para liberar al pueblo ruso. Sé que es resumido, pero es lo que tienen las columnas de opinión.
El asunto que muchos desconocen -o esconden-, es cómo se financió la susodicha revolución “del pueblo”. Les voy a contar una historia.
Era ya 1917 y Lenin se encontraba exiliado en ese país que acoge, incluso hoy, a todo golpista que pretende huir de la justicia tras dar su golpe de Estado: Suiza. Según tengo entendido Lenin no cambió su corte de pelo en su estancia, aunque eso es otra historia.
Resulta que en plena Gran Guerra –después conocida como Primera Guerra Mundial- pudo regresar a Rusia para dar el golpe final de la Revolución en un vagón de tren blindado lleno a rebosar de oro. ¿Quién financió esta travesía incluyendo el oro? Pues nada menos que uno de los hermanos Walburg, asentado en Alemania. Los Walburg eran una familia judía de banqueros que controlaban el cotarro por aquélla época.
Los otros dos hermanos Walburg, de hecho, estaban en Estados Unidos por aquél entonces, y también se dedicaron a financiar a otros comunistas. En este caso a Trotski, que se había ido más lejos para escapar de la justicia. Salió de Estados Unidos cargado de dinero proveniente de este dúo de banqueros que ya se había unido a la todopoderosa banca Kuhn, Loeb & Co, que mantenía varios negocios con el famoso Rockefeller y cuyos socios estaban casados con los dueños de otros grandes bancos como Lehman Brothers, Goldman Sachs & Co y otros bancos de renombre.
Entendería perfectamente si se estuviese preguntado por qué le hablo de este episodio histórico. Pues déjeme, aunque no suela permitirse, que le responda con otra pregunta: ¿Quién está financiando y promoviendo la nueva Revolución Climática?
Cada vez que veo al dinero unido en una causa de forma machacona, utilizando mucho niño y poco científico para comunicarle al mundo cuándo vamos a morir todos, no puedo sino cuestionarlo todo
Les doy una lista con algunos ejemplos para que no tenga que perder el tiempo: BlackRock, JP Morgan, Bank of America, Citigroup, HSBC, los grandes bancos chinos, BNP Paribas o incluso Santader entre otros muchos. En realidad casi todos ellos. No menciono al Banco Mundial ni la ONU por que creo que es obvio.
Yo no sé usted, pero yo cada vez que veo al dinero unido en una causa de forma machacona, utilizando mucho niño y poco científico para comunicarle al mundo cuándo vamos a morir todos, no puedo sino cuestionarlo todo y pensar qué ganan estos señores con este asunto.
Más gobierno global, menos soberanía
A problemas globales, soluciones globales. Los comunistas persiguen una hermandad entre los “oprimidos” del mundo que no tenga en cuenta fronteras, de ahí el odio de Marx al concepto de patria o que la propaganda comunista urgiese a los militares a matar a sus superiores y no a sus hermanos alemanes en la Gran Guerra.
¿Les suena? Hoy en día se ha conseguido crear un problema global que requiere de soluciones globales. Esto ya es un mantra cada vez que se reúnen jefes de gobierno o se saca a pasear la patraña de que el hombre es causante de los cambios climáticos. Acuérdense de la última burda campaña del Amazonas que pretendía hacer de esta selva la “casa de todos” para justificar injerencias externas. A no ser que paremos este aquelarre, terminaremos cediendo competencias en menos de diez años a organismos internacionales en cuestiones de ecologismo, que no es otra forma de controlar el sistema de producción y el mercado.
En definitiva “el violador (del clima) eres tú” -disculpe que pierda las formas-, y debe pagar por ello. Pagar hasta que se sequen sus bolsillos
Más dinero en control de los gobernantes, menos para los ciudadanos
No les digo nada nuevo si afirmo que el objetivo comunista incluye controlar la capacidad productiva y la propiedad por parte de la élite gobernante. En realidad el ecomunismo no es sino una excusa barata para avanzar en esa dirección.
En primer lugar creando impuestos globales (como en el Protocolo de Kioto) para continuar imponiendo más y más impuestos de todo tipo a aquél país o persona cuyo estilo de vida suponga un consumo mayor de CO2. Esto incluye a aquéllos que no pueden permitirse coches eléctricos, los que viajan en avión, los malvados que no compran ropa de segunda mano o aquéllos que adquieren mobiliario barato de corta vida en vez de irse a por muebles de larga duración o incluso a aquéllos que osan comer ternera o poner la calefacción para no coger una pulmonía en invierno.
En definitiva, señor lector, “el violador (del clima) eres tú” -disculpe que pierda las formas-, y debe pagar por ello. Pagar hasta que se sequen sus bolsillos.
Lucha de clases
El “periódico” o panfleto propagandístico Público ya lo ha confirmado esta semana cuando afirmaba que “la batalla climática es también una lucha de clases”. Citaban un “informe” (otro panfleto) denominado Lo que contaminan los más ricos y pagan los más vulnerables de Oxfam. Los ricos son siempre malos (aunque les usen de marionetas siempre que sean comunistas como Bardem) y los pobres siempre son buenos. Unos no tiran plástico a la basura, los otros siempre lo reciclan. Eso no se lo cree nadie.
Hay organizaciones de científicos que no pueden ni reunirse en hoteles porque se dedican a estudiar el asunto utilizando el método científico
¿Alguien ha visto los ríos de España o cualquier otro río Europeo? Les invito que visiten India o una ciudad grande Africana, por poner un ejemplo, y comparen. Ya está bien de generalidades y de creación de clases imaginarias. El problema criminal que se nos escapa de la ecuación es que están considerando el gas de la vida, el CO2, como contaminante, que es justo la razón por la cual uno de los fundadores de Greenpeace dejó la organización y empezó a combatir esta ideología perversa. Se llama Patrick Moore y recomiendo encarecido sus videos que pueden ver en Internet.
Censura y persecución pública
Esto es crucial para cualquier idea totalitaria. Hoy en día en ciertos países se aplica de una forma muy sutil. Para ello hay que controlar los canales de distribución de información y utilizar vocabulario específico como “fake news”, “fact-checking” (o verificación de hechos), “negacionista climático”, o “fanático”, como decía nuestro presidente eternamente en funciones.
Eso crea un clima perfecto para la auto-censura igual que en otras cuestiones como la ideología de género donde es difícil discernir la Verdad y donde la defensa de la misma es una batalla constante para la que uno tiene que ponerse un escudo anti-insultos que no se vende barato. Hoy en día hay organizaciones de científicos que no pueden ni reunirse en hoteles porque se dedican a estudiar el asunto utilizando el método científico. Así de triste. Hay otros que han sido perseguido por sus universidades y muchos que han perdido subvenciones. De hecho suele ser común ver jubilados en este tipo de encuentros científicos, pues ya no tienen nada que perder ni que publicar en las revistas controladas por las élites.
No obstante no me preocupo por usted, querido lector, pues si me está leyendo es porque sabe perfectamente dónde acudir para buscar la mejor información y sé que seguirá estudiando el asunto, si le interesa.
Por cuestiones personales, me temo que esta va a ser mi última misiva hasta que pueda volver a escribirles a mediados del año que viene. Por eso, les deseo una muy Feliz Navidad, una Navidad de verdad, y un año nuevo lleno de fuerzas para coger al toro por los cuernos.
Un cordial saludo.