A estas alturas del partido estarán ustedes enterados de que la izquierda política, social y mediática, está que trina porque HazteOir.org esté difundiendo el PIN Parental que pueden encontrar explicado en esta web. Lo curioso del asunto es que a nadie se le obliga a utilizar el famoso documento, que está a disposición de los padres para defender a sus niños del adoctrinamiento en ideología de género en las aulas. Porque esa realidad adoctrinadora existe, les guste o no a los partidos, sindicatos y plataformas LGTBI o asociaciones feministas radicales.
Hasta el momento se habían posicionado contra HazteOir.org por el sólo hecho de promover el PIN Parental Comisiones Obreras, la práctica totalidad de los grupos LGTBI, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública y partidos de varios ámbitos, desde el Partido Popular hasta Bildu. ¡Qué unanimidad!
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEstos días han salido a la palestra los cachorros ultranacionalistas izquierdistas de Compromís con una guía que han enviado a los colegios y que se llama ‘Edució sense codis’, es decir ‘Educación sin códigos’. Tiene bemoles la cosa porque la publicación es un puro código, doctrina pura y dura sin más, a favor por supuesto de la ideología de género.
Por supuesto que los jóvenes de Compromís lo primero que hacen es acusar a HazteOir.org de ser “de extrema derecha” y después se dedican a desmontar el argumentario a favor del PIN Parental en modo catecismo, a base de preguntas y respuestas. La tesis fundamental es que las leyes otorgan a los niños y jóvenes el derecho a recibir educación afectivo-sexual, a ser formados en diversidad sexual y contra la violencia machista, en fin, lo que defienden los progres y en especial las asociaciones y sindicatos que se benefician de cuantiosas subvenciones para impartir ideología de género a los niños y adolescentes.
Y digo yo: si la educación afectivo sexual que imparten, la doctrina LGTBI y la ideología de género que llevan a las aulas está socialmente admitida, es excelente y hace tanto bien a los niños, ¿por qué no se hacen públicos sus contenidos, programas, la identidad de los ‘profesores’, los materiales didácticos?
Pero resulta que no, que los jóvenes de Compromís niegan a los padres la posibilidad de conocer quién va a impartir charlas o realizar talleres de género, de contenido afectivo-sexual o de doctrina LGTBI. En concreto, la pregunta y respuesta en valenciano es esta:
Pregunta.- TENEN ELS PARES I MARES DRET A CONÉIXER DADES PERSONALS DELS PROFESSIONALS QUE IMPARTEIXEN MATÈRIES O TALLERS ALS CENTRES EDUCATIUS?
Respuesta.- Definitivament no. De fet, aquest comportament podria constituir un delicte contra la cessió de dades sense autorització expressa tipificada en els articles 197 a 201 del Codi Penal. El professorat té reconegudes d’entre les seues funcions la promoció, organització i participació en les activitats complementàries, dins o fóra del centre educatiu, programades pels centres, segons indica la LOE en el seu article 91.f. Les activitats que propicien el respecte a la diversitat, el coneixement de les qüestions referents al plànol afectiu-sexual o la lluita contra la violència de gènere són, a més, qüestions d’especial interés reconegudes al Pacte Valencià Contra la Violència de Gènere i Masclista (punts 10, 15 o 18).
Para los castellanoparlantes, la pregunta es: “¿Tienen los padres y madres derecho a conocer datos personales de los profesionales que imparten materias o talleres en los centros educativos?” La respuesta de Compromís es rotunda: los padres no tienen derecho a conocer datos de esos profesionales.
Pues depende de qué datos personales. La legislación obliga a todo aquel que va a trabajar con menores a acreditar que no han cometido delitos sexuales, por ejemplo. Y los padres conocen a los profesores, tutores y personal no docente del centro educativo en el que estudian sus hijos. Es un derecho fundamental del que nadie les puede privar.
Conste que en el PIN Parental los padres solicitan a la dirección del centro educativo que se les informe previamente sobre cualquier actividad, charla, taller o similar que afecte directamente a los valores del alumno en materia afectivo-sexual, “identidad y expresión de género”, “diversidad sexual y afectiva”, “diferentes modelos de familia”. Y se exige igualmente el consentimiento expreso de los padres para asistir a las mencionadas actividades. En el documento los padres también piden información previa detallada especificando los objetivos, contenidos, programaciones, materiales, fecha y horario y personas o entidad que las van a impartir o dirigir.
En definitiva, la transparencia que los centros educativos ofrecen para Matemáticas, Ciencias Sociales o Lengua, por poner ejemplos de asignaturas habituales, la niegan para la educación afectivo-sexual, LGTBI, feminista radical o de género. Cualquier padre puede acudir al colegio o al instituto y consultar la programación curricular de la asignatura, (contenidos, objetivos, etc.) el libro de texto y otros materiales didácticos y saber también qué profesor imparte la materia.
Pero según Compromís, ese derecho fundamental de los padres de saber quién imparte contenidos a sus hijos o realiza actividades con ellos no procede en “las actividades complementarias, dentro o fuera del centro educativo, programadas por los centros según indica la LOE en su artículo 91. f.” Además, “las actividades que propicien el respeto a la diversidad, el conocimiento de las cuestiones referentes al plano afectivo-sexual o la lucha contra la violencia de género son, además, cuestiones de especial interés reconocidas en el Pacto valenciano contra la Violencia de Género Machista”.
En definitiva, cualquier individuo -incluidos pederastas, delincuentes- o simplemente (no es lo mismo, por supuesto) activistas e ideólogos y adoctrinadores miembro de partidos políticos… que se cuele en las aulas para impartir ideología de género, doctrina LGTBI o contenidos de feminismo radical está exento de hacer pública su identidad, cualificación académica y pedagógica, adscripción a algún grupo o corriente ideológica, asociación, partido político, etcétera. Y también puede ocultar a los padres -lo dice Compromís- si tiene antecedentes por abuso sexual, por ejemplo, a menores.
Y es que ya lo saben: la ideología de género es una doctrina pura y sus predicadores son puros, santos, buenos, amantes de los niños e incapaces de cometer la más mínima falta. Seres angelicales cuyos nombres e identidades no es preciso hacer público. Es más: hay que negar a los padres la posibilidad de conocerlos.
¿Están ustedes pensando lo mismo que yo? ¿Por qué esa falta de transparencia? ¿A quién beneficia? ¿A quién perjudica? Ustedes mismos….