Adoctrinamiento LGTBI en colegios.
Adoctrinamiento LGTBI en colegios.

Un bicho está en las aulas y amenaza a nuestros hijos. Un bicho que puede matarles. No hay exageración alguna. Es letal. Ataca a lo más profundo de su ser, y en caso de contagio, solo con un tratamiento exhaustivo se pueden salvar, si es que se libran del aniquilamiento.

Este bicho no entiende de edades. Ataca a los niños de Infantil y de Primaria. A los adolescentes de la Secundaria y a los jóvenes de Bachiller y Formación Profesional. Incluso ataca sin piedad a los que llegan a la universidad y no han sido infectados antes.  

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Esta alimaña no concede tregua. Actúa desde el primer día de colegio, porque ya está allí esperando. Se ha instalado desde hace tiempo. Y no hace diferencia entre colegios de nueva construcción o antiguos, de ciudad o escuelas rurales, de la concertada o la pública, de colegios religiosos o aconfesionales.

Allí está, y dentro de unos días querrá morder a los alumnos e instalarse en ellos para vivir mucho tiempo.

Ese bicho se ha cobrado ya muchas víctimas: niños que no volverán a ser los mismos, que ya han sido “modificados”. Y en los últimos meses, lejos de abandonar los pupitres y los patios, ha seguido ahí y se ha hecho fuerte.

¿Cuáles son los síntomas? Evidentes: una querencia repentina hacia todo lo morado o violeta; plantearse ‘cambiar de sexo’ sin motivo aparente, solo porque lo dicen en el cole; empezar a hablar de historias de la antigüedad sobre desigualdades, o inventarse continuamente otras historias sobre casitas con tejados de cristal, etc. No abundaré ahora más, para no entrar en otros más sutiles. Porque el pronóstico de la infección es sumamente grave: la muerte del ser humano como tal. Ni más ni menos.

Por tanto, no, no hablo del COVID, por si alguno aún no me ha entendido, hablo de otro aún más mortal, porque puede cargarse no el cuerpo, sino el alma de nuestros alumnos: la Ideología de Género.

Es una infección que vive en los libros de texto que leerán nuestros hijos, en algunos cuentos y lecturas, en asignaturas enteras, en talleres y obras de teatro presuntamente inocentes, en conferencias y en fiestas… porque el bicho-género se camufla estupendamente. Es un auténtico experto en ello.

Vive también en actividades de aula, normas de centro, orientaciones tutoriales, leyes reguladoras de la enseñanza… en fin.

Además, tiene todo tipo de disfraces este bicho. Podemos, por ejemplo, encontrárnoslo con el disfraz de igualdad, palabra-talismán y su disfraz preferido. Con él solo engaña ya a los más incautos.

Es factible también atribuirle formas de derechos humanos, tan bonitos y atrayentes. Este atuendo también es muy querido por el bicho y ya lo tiene bastante manido, pero aún así, es capaz de engañar a muchos con él. Parecido a él son los de tolerancia y diversidad.

Algo más sofisticado es el disfraz de la violencia hacia la mujer, haciendo creer al individuo al que se inocula, nuestros niños en este caso, que va a acabar con un mal (la violencia), cuando lo que hará será destruir a toda la familia, y por ende la sociedad entera.

También disfraces efectivos de el bicho-género, parecidos a este último, son todos los del feminismo actual, en sus más diversas formas:

El feminismo topless, de cuyo aspecto no quiero hablar por la apariencia repulsiva de éste, al no llevar esos disfraces nada de top y mucho de less… Realmente el bicho, con este disfraz, solo puede engañar a algún degenerado…

El feminismo mata-machos es un disfraz que tampoco puede tener mucho éxito más allá de mentes perversas y psicópatas…

El femi-progre-modelitos es ya un disfraz que tiene más éxito, pues encandila a muchas muchachitas que quieren ganar “me gustas” en Instagram a base de poses con frases feminoides, acompañadas de pulseritas violetas. Además, también encandila a los pretendientes o pretendientas de estas chicas, obnubilados y obnubiladas por las minifaldas. Este disfraz tiene una derivación a posteriori que es el feminismo techo-de-cristal, del que ya hablaremos otro día.

No quiero aburrir al personal -tiempo habrá de seguir sobre ello- con los distintos disfraces de este elemento infeccioso y altamente peligroso que se mueve en las aulas. Solo reseñar uno más, altamente infeccioso y letal: el disfraz de feminismo pseudorreligioso, que es utilizado por este bicho-género en muchos colegios católicos y que quiere convencer al alumnado de que el Género es bueno porque el Feminismo es bueno, porque la “igualdad”, así sin más, es la base de la moral. Todo un montaje pseudo-progre que hipnotiza a muchos niños y jóvenes sin más formación cristiana que la de la primera comunión.

¿Y existe una vacuna para este bicho?

¡Sí! ¡Esta vez existe vacuna! Probada. Eficaz. Que desestabiliza al bicho y lo noquea. Que le hace temblar… Creedme, el bicho le tiene auténtico pavor…

Lo que pasa es que tiene algunos reparos… El primero es un nombre técnico un tanto extraño para muchos, aunque a mí me gusta.

Su nombre es PIN PARENTAL. Pero la podéis llamar “Vacuna del Derecho de los Padres a Elegir”. O también “Vacuna del Artículo 27.3 de la Constitución”. Incluso “Vacuna de A Mis Hijos Los Educo Yo” o de “Los Niños Son Intocables”. Podemos llamarla “Vacuna del Actúa ya, Familia” o de “Con Mis Hijos No Te Metas”. Pero yo creo que la forma más simple de llamarla es “Vacuna de la libertad”.

Otro reparo a la vacuna anti-bicho-género es que muchos padres no la conocen, y por tanto no la utilizan. Pero creo que para solventar eso, unos valientes comandos de activistas sanitarios van a intentar llegar este curso a los colegios, los institutos, los centros escolares, para darla a todos. El problema es que, hace unos meses, algunos medios de comunicación mayoritarios, la denostaron con insultos incomprensibles, hasta hacerla irreconocible (camuflarla) para una amplia población: “ultraderechista”, “homófoba”, etc. ¿Cómo pueden decir eso de algo que lo que quiere es simplemente otorgar un poder a padres con respecto a sus hijos, en cuestiones básicas? De hecho, en algunos sitios pasaron del insulto al acoso violento.

En fin, que ésta es la cruda realidad. Muchos padres preocupados, también con motivo, por un virus covid que, D. m., no tendrá apenas repercusión en la población infantil, y obviando este otro bicho mucho más letal, porque va directo a deconstruir a nuestros hijos poco a poco. Lentamente. Hasta que su conciencia cambie. Hasta que su ideología y su moral cambie.

Vamos a impedirlo. Vacunémosles. Pin Parental.

Seguiremos sobre esto.

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