Lápida simulada dedicada a la Educación durante una protesta contra la Ley Celaá frente al Congreso de los Diputados /EFE
Lápida simulada dedicada a la Educación durante una protesta contra la Ley Celaá frente al Congreso de los Diputados /EFE

A finales de 2020 se iniciaron los trámites parlamentarios en España para reformar la última ley educativa. Esto es, la LOMLOE, o como se la conoce más familiarmente la Ley Celaá, que es el nombre de la ministra de Educación.

Las anteriores reformas, desde los tiempos de Felipe González, son la LOGSE del PSOE (1990), la LOCE del PP (2002), la LOE del PSOE con la incorporación de Educación para la Ciudadanía, la famosa EPC (2006), la LOMCE del PP (2013). Y ahora toca la LOMLOE del PSOE (2020).

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Ha sido una alternancia de leyes: una del PSOE, otra del PP, una del PSOE y otra del PP. Según llegaban al poder la reforma educativa no podía faltar. Esto nos hace pensar que las reformas educativas solamente han tenido una intención de ideologizar la escuela, la educación.

Los padres somos los primeros y principales educadores de nuestros hijos. Este derecho y este deber de educar está amparado, respaldado y suscrito por organismos nacionales e internacionales como la Constitución Española de 1978, el Tribunal Constitucional, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Protocolo adicional al Convenio para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de París.

Los colegios se vuelven semilleros ideológicos y no se tienen en consideración las convicciones filosóficas, morales, religiosas e incluso las pedagógicas de cada familia, de los padres

El Estado debe garantizar la libertad de educación que tienen los padres, las familias, para elegir cómo y dónde quieren educar a sus hijos. El Estado debe garantizar que los padres puedan educar y elegir como hacerlo. El Estado no puede imponer una determinada educación. En el caso de la LOMLOE, la ministra Celaá lo que pretende es imponer el ‘derecho’ a la educación pública y que ésta sea la única. Este ‘derecho’ vulnera el derecho de los padres a elegir.

Así, siendo la educación pública la única, y siendo el dueño el gobierno, se corre el peligro de que se pretenda un control ideológico de la educación, control ideológico en la escuela. No es extraño considerar esto, pues ya hemos visto como desde 1990 la alternancia en el poder, en el gobierno, nos ha traído también la alternancia ideológica en las diferentes reformas educativas. 

Así los colegios se vuelven semilleros ideológicos y no se tienen en consideración las convicciones filosóficas, morales, religiosas e incluso las pedagógicas de cada familia, de los padres.

Por tanto, la libertad educativa de los padres con sus hijos queda anulada, eliminando también del escenario educativo las ofertas de educación especial, de educación concertada y de educación diferenciada.

Desde la Federación Madrileña de Familias Numerosas nos hemos adherido a la campaña contra el proyecto de ley de reforma educativa, la LOMLOE o Ley Celaá, porque vulnera y coarta la libertad de los padres en la educación de sus hijos, de la que son responsables y principales actores.

El Estado sólo debe garantizar esta libertad y en caso de que las familias no pudieran ejercerla, ayudar para poder hacer uso de esa libertad.

Esta adhesión no obliga a que todas las familias tengan que pensar igual. Cada una tiene su opinión. Unas prefieren la educación pública, otras la concertada, otras prefieren la privada y otras necesitan la educación especial.

Sin embargo, esta LOMLOE vulnera el derecho a elegir un centro escolar, tanto si es privado, publico o concertado. Nos quita la libertad de preferir, de elegir.

A este respecto hace varios días elaboramos una encuesta para las familias sobre qué tipo de colegio habían escogido para sus hijos. El resultado es que la mayoría opta o ha optado por escoger lo que han necesitado en cada momento y para cada hijo.

Las familias tenemos diferentes circunstancias, que cambian a lo largo del tiempo y también tenemos diferentes realidades por tener hijos con diferentes necesidades que también cambian a lo largo del tiempo. Y en particular las familias numerosas multiplicamos esas realidades y necesidades, puesto que tenemos más hijos. Y el colegio que le ha ido bien a unos, no es acertado para otro de los hijos.

Las trincheras nos vuelven a llamar. Los padres estamos preparados para combatir de nuevo. La familia necesita ser libre para educar bien a sus hijos y dejar a la sociedad como regalo unos buenos ciudadanos

Por lo cual, elegimos un centro privado o público y para otra etapa escolar u otro hijo elegimos otro colegio.

Por ello, en la encuesta, la mayoría de las familias nos dicen que han optado por escoger variedad de tipos de colegio según sus necesidades y preferencias.

Eso significa que necesitamos que haya libertad para escoger y que el estado y la administración deben velar y garantizar esta libertad, no imponer un determinado tipo de colegio, ni un determinado modelo educativo.

En 2006 con la LOE se intentó atravesar esta línea roja para los padres que es la educación de sus hijos intentando adoctrinar y manipular ideológicamente con la ‘Educación para la Ciudadanía’. Los padres dieron la batalla y no dieron un paso atrás. Y por ello llegamos hasta Estrasburgo.

Parece que ahora, otra vez con el PSOE, las trincheras nos vuelven a llamar. Los padres estamos preparados para combatir de nuevo. La familia necesita ser libre para educar bien a sus hijos y dejar a la sociedad como regalo unos buenos ciudadanos, bien formados y libres. Con la imposición educativa los nuevos ciudadanos se convierten en esclavos.

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