La Asociación Católica de Padres de Quebec ha condenado el nuevo programa de educación sexual del gobierno provincial que pretende promover la actividad sexual en los menores de edad y desafiar las enseñanzas de la Iglesia.
“Consideramos que lo que está en este programa promueve actividades contrarias a la ley natural y a nuestras creencias”, ha explicado su portavoz, Raymond Ayas a Life Site News.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl Gobierno originalmente planeó meter el nuevo currículum el pasado otoño pero, después de que se filtrara un informe en el que se desvelaba que los profesores que participaron en una experiencia piloto lo rechazaron, el Ejecutibvo decidió posponerlo un año.
La asociación católica ha publicado una declaración que señala que el curriculum choca frontalmente con “los valores y la moral basadas en la Iglesia católica” y contra los padres “que desean transmitir esos valores a sus hijos”.
«No decimos que la educación sexual sea mala en sí misma. Pero su enseñanza es responsabilidad de los padres» explican desde la asocaición de padres católicos
El próximo 13 de mayo habrá una movilización en Montreal para lanzar una campaña contra el programa, en el que estará presente Judith Reisman, autora de varios libros que desmontan las falsedades del Informe Kinsey.
Este último difundió, a mediados del siglo XX, comportamientos sexuales aberrantes falseando datos para hacer creer que era el comportamiento normal de las parejas norteamericanas. El informe Kinsey ha sido una de las bases del adoctrinamiento sexual de la ideología de género.
“Como cristianos estamos de acuerdo con los objetivos declarados. El acoso escolar es malo. El contagio de enfermedades de transmisión sexual es malo. El embarazo adolescente es malo si es fuera del matrimonio. En todo caso, no decimos que la educación sexual sea mala en sí misma. Pero su enseñanza es responsabilidad de los padres”, sostiene Ayas.
Es básicamente lo que defiende la asociación HazteOir.org en España (aunque con el matiz de que la española es aconfesional), la cual ha proclamado con un autobús el derecho de los padres a educar a sus hijos en materia sexual según sus convicciones y en defensa de los menores, frente a injerencias externas a través de legislaciones de imposición sexual como las aprobadas en diferentes Comunidades Autónomas.
El ano es señalado como un órgano sexual
A juicio de los padres canadienses, existen cuatro componentes del programa diseñado por las autoridades muy discutibles:
El refuerzo, a lo largo de todo el programa y empezando en la educación infantil, de una “identidad sexual ambigua”; el estímulo a la “exploración sexual y a la promiscuidad”, de nuevo, desde la guardería; la recomendación a los estudiantes para que cuestionen los “valores íntimos y personales transmitidos por la familia y nuestra fe católica”; y, por último, y el adoctrinamiento de “una visión ideológica de la sexualidad humana”.
Ayas subraya que en los jardines de infancia no sólo se les enseña a los ninos a distinguir partes del cuerpo masculinas y femeninas, sino que se les incita a describir los sentimientos positivos y negativos que experimentan en diferentes partes de su cuerpo.
En Segundo Grado, el curriculum describe no sólo los órganos reproductivos como sexuales, sino que incluye el ano y el prepucio como tales. Dejando de lado el hecho la mentira biológica, el portavoz de la asociación considera relevante hacer una pregunta al respecto: “¿Por qué un nino de siete años necesita saber los órganos sexuales?”
Los padres de la asociación también cuestionan las pretensiones científicas del programa, subrayando la evidencia de que los programas de educación sexual en Canadá y los Estados Unidos “no han reducido las enfermedades de transmisión sexual ni la promiscuidad entre los jovenes. Además, los embarazos adolescentes y los abortos se han incrementado”.