Dice el diccionario de la Real Academia Española que ‘pervertir’ es “viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc”. Lamentablemente, en el siglo XXI en el que disfrutamos de grandes avances tecnológicos, la perversión de menores es una realidad que no sólo no ha sido erradicada en la práctica sino que está amparada por las leyes.
Me refiero concretamente a la ideología de género, al adoctrinamiento afectivo-sexual impartida a espaldas de los padres o a los dogmas LGTBI que se imparten a los niños en las aulas. Con el diccionario en la mano, eso es perversión de menores. Ejemplos tenemos muchos. Mencionaré sólo la guía que está difundiendo el Ayuntamiento de Getafe incitando a los menores a masturbarse. Y también el vídeo de unas sexólogas de la Rioja explicando con todo detalle cómo educar a los alumnos de infantil en la “autoexploración” y el “autoerotismo”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl mal existe, es una realidad y afecta gravemente a los menores. Pero gracias a Dios, como enseña la historia y la teología, al mal se le puede plantar cara y vencer. Así lo han hecho infinidad de personajes conocidos y desconocidos desde tiempos inmemoriales. Profetas, santos y héroes que han denunciado el mal y empuñado la espada -en sentido figurado o real- para enfrentarse al dragón y acabar con él liberando a los inocentes.
El cuento que me he leído estos días se llama Venciendo a Konfu con la armadura de Dios y trata de buenos y malos. Es la historia de Pablo y Marga, dos niños que reciben en el colegio charlas y talleres basados en la ideología de género, y de Alexia, una agente de Policía cristiana que les defiende de los adoctrinadores y de todos aquellos que quieren hacer daño a los jóvenes. El malo de la historia es un dragón que echa fuego por la boca (fuego con los colores LGTBI) y se llama Konfu. Según se explica en el propio cuento, “este personaje representa la confusión a través de las charas afectivo-sexuales y talleres basados en ideología de género que se imparten en la mayoría de los colegios de nuestro país desde las más tempranas edades”.
La policía Alexia también despeja dudas a los niños desmontando los dogmas LGTBI
Bien editado e ilustrado, el cuento Venciendo a Konfu con la armadura de Dios se lee en una hora. Y, por supuesto, es apto para niños de todas las edades porque está escrito en su lenguaje. Los protagonistas, Pablo y Marga, se encuentran con Alexia, quien les va explicando con paciencia por qué lo que les acaban de contar es mentira y qué dice la Palabra de Dios sobre el amor, las relaciones entre hombres y mujeres o el amor al prójimo.
La policía Alexia también despeja dudas a los niños desmontando los dogmas LGTBI: una chica no es un chico porque le guste el fútbol o lleve el pelo corto y “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”. Particularmente delicado es el consejo que da Alexia a Pablo y a Marga para tratar a niñas “que sienten que debería ser niños” y al revés. “A estas personas” -les dice- ”debemos quererlas muchísimo y darles un cariño especial como Jesús nos ha enseñado con su ejemplo”.
No faltan en el cuento las advertencias, explicadas en lenguaje infantil, contra los abusos sexuales para que los niños sepan reconocerlos y contarlos. Y también, en recuadro aparte, una llamada a los padres para que pregunten con delicadeza a sus hijos si han sido víctimas -sin ser conscientes de ello- de algún abuso.
Además, el cuento recuerda a los niños la historia bíblica de Noé y les explica qué es el arco iris, aclarando su verdadero significado frente a los que lo han pervertido ideológicamente.
Las dos últimas páginas de Venciendo a Konfu con la armadura de Dios están dedicadas a las familias. Y, concretamente, a explicarles de forma muy sencilla y práctica el PIN Parental, que defiende a los niños de adoctrinamiento afectivo-sexual como hace Alexia.
Me encanta el mensaje final a los padres: “Recordad, debemos vestirnos de toda la armadura de Dios como dice la Biblia (Efesios 6;11-17) para poder mantenernos firmes y poder proteger a nuestros hijos de toda persona que quiera o pueda hacerles daño”.
Olvidaba decir que la idea de esta publicación es del policía Salvador Martí, creador de Alexia Enséñanos, un taller educativo para niños de educación Infantil (3-6 años) y ciclo inicial de educación primaria (6–8 años) con el que se instruye y refuerza -mediante el juego y las historias- a los más pequeños en las medidas de protección básica de seguridad personal. Alexia, en griego, significa “protectora”.
Salvador Martí lleva años dando charlas a los niños de la mano de Alexia. Lo hace en su tiempo libre y sabe qué peligros acechan a los menores, como sufren y cómo son víctimas de ideólogos y konfus que quieren apoderarse de sus conciencias infantiles.
Les aconsejo vivamente que compren aquí este cuento y lo regalen a sus hijos, nietos y sobrinos. Y lo lean con ellos. No se arrepentirán.