Tras tres intensos y productivos de días de debate y reflexión sobre la libertad de educación, el 21º Congreso Católicos y Vida Pública ha llegado a su fin con la celebración de una eucaristía oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y posteriormente, del acto de clausura y la lectura de su Manifiesto, que recoge las conclusiones de las ponencias y grupos de trabajos que han tenido lugar a lo largo del fin de semana.
El manifiesto, leído por la propagandista Carla Díez de Rivera, hace un llamamiento a todos los ciudadanos con el fin de garantizar y defender la libertad de enseñanza, un término que “engloba un conjunto de libertades como son la libertad de creación de centros, la libertad de modelo de educación, la libertad de elección de formación religiosa y moral de los hijos -de acuerdo con las convicciones de los padres- y la libertad de cátedra”.
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Suscríbete ahoraAdemás, advierte de que “el ideario del centro educativo es el elemento nuclear de la libertad de enseñanza, no reducido solo a las opciones de formación religiosa y moral, sino también a las opciones pedagógicas y organizativas”.
“Los padres tienen el derecho original, primario e inalienable a la educación de los hijos y, por lo tanto, el Estado y los centros son subsidiarios de la familia”, reivindica el manifiesto
Asimismo, el manifiesto denuncia que “lo opuesto a la libertad de enseñanza es la escuela pública única, pues supone la imposición de un único modelo y, con ello, la imposibilidad de elegir. El intervencionismo supone un grave límite a la libertad de enseñanza”. Otro aspecto que resalta el Manifiesto es el referido a la familia: “Los padres tienen el derecho original, primario e inalienable a la educación de los hijos y, por lo tanto, el Estado y los centros son subsidiarios de la familia”.
Además de reclamar una sociedad civil y familiar fuerte, unida y dispuesta a afrontar los retos y desafíos del presente, la escuela católica, subraya el manifiesto, “tiene la obligación moral de atender a su misión específica: comunicar a Cristo; defender la verdad y el bien común, en lugar del particular”.
Por su parte, el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza, ha clausurado el Congreso junto con su director, Rafael Sánchez Saus, ha reafirmado la importancia de este encuentro que “termina hoy, pero sus frutos continúan, ahora, con un manifiesto que ha de llegar al Ministerio, a los políticos, a los colegios, a las entidades educativas, a las comunidades religiosas y a los medios de comunicación”.
El arte de educar en libertad
La conferencia de clausura ha corrido a cargo del profesor de literatura y ensayista italiano, Franco Nembrini, en la que ha explicado que “necesitamos un gran acto de valor para saber el verdadero significado de la educación”.
En este sentido, Nembrini ha catalogado a la educación de “sentimiento de vida, de amor a la vida”, y ha subrayado que “la educación católica no debe ser triste”. Para conseguirlo, el ensayista ha tildado de necesaria “la búsqueda por parte de los jóvenes de ver a su padre y a su madre felices y morir de envidia por ello”.