El jefe ejecutivo de la Sociedad para la Protección del Niño No Nacido y cofundador de Voice of the Family en el Reino Unido, John Smeaton, advierte en un duro mensaje del peligro que corren los padres católicos que quieran ser coherentes con sus deberes.
En concreto, Smeaton subraya que «al igual que San Ignacio [de Antioquía], debemos estar preparados para convertirnos en alimento de las bestias del siglo XXI, aquellas que buscan destruir la inocencia de nuestros hijos, dondequiera que las encontremos».
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl líder católico británico considera que los padres católicos que quieran ser coherentes con su fe se encuentran ante «una especie de martirio».
«Hay que estar preparado para ser aislado, en el mejor de los casos, en nuestras propias parroquias y comunidades locales y dentro de nuestras unidades familiares. En el peor, tenemos que estar preparados para ser despreciados, condenados públicamente (…) y posiblemente procesados y encarcelados», explica con intensidad.
Y todo por decir: «No es legal que le enseñes a mi hijo que el aborto está bien, que la contracepción está bien, que el llamado «matrimonio» entre homosexuales está bien»
Leon XIII: «La patria potestad no puede ser extinguida ni absorvida por el poder público»
Un derecho fundado e inalienable
En su discurso, Smeaton realiza una profusa recopilación de textos del magisterio de la Iglesia católica en los que se subraya el papel esencial de los padres y su derecho-deber a elegir el tipo de educación que estimen oportuna para sus hijos.
Entre otros, cita al Papa León XIII que en la encíclica Rerum Novarum sostuvo que «es tal la patria potestad que no puede ser extinguida ni absorvida por el poder público». En la misma línea, frente al Reich Alemán, Pío XI defendió que «los padres, conscientes y conocedores de su misión educadorta, tienen, antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos».
Y añadía: «Las leyes y demás disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con el derecho natural y son íntima y esencialmente inmorales«.
Estas reflexiones también quedaron patentes, señala Smeaton, en los documentos del Concilio Vaticano II y, con posterioridad, en las enseñanzas magisteriales del Papa Juan Pablo II, que en la encíclica Familiaris Consortio incide en la idea de que el derecho-deber de los padres es «esencial», «insustituible» e «inalienable» y, por tanto, «no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros».
Para Smeaton, no es menos importante añadir que el deber de los padres a elegir la educación que estimen oportuna para sus hijos también está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
No en vano, la expresión «los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos» se incluyó tras analizarse como la usurpación de los ninos a manos del régimen nazi había sido utilizado para socavar la autoridad de los padres.
Smeaton: «Existe una inequívoca determinación por parte de los políticos más poderosos del mundo y la ONU por destruir los derechos de los padres sobre la educación de sus hijos»
La ONU, peligro número uno
A pesar de que tanto el magisterio católico como la Declaración Universal de los Derechos humanos son claros sobre la inviolabiidad de este derecho, Smeaton desvela cómo «existe una inequívoca determinación por parte de los políticos más poderosos del mundo y funcionarios de la ONU por destruir los derechos de los padres sobre la educación y la formación de sus hijos».
Así, refiere cómo el Comité de los Derechos del Niño de la ONU, encargado de supervisar la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño se ha convertido en un instrumento para socavar a autoridad de los padres en este materia.
Smeaton subraya que dicho Comité incluye en el derecho a la salud reconocido por la Convención «el acceso a la información sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, abortos y anticonceptivos (…) con independencia de sus padres o representantes legales lo consienten o no».
Por otro lado, señala Smeaton, «la destrucción de los padres también ocupa un lugar destacado en la agenda de los dos políticos más poderosos del mundo en los últimos siete años»: Barak Obama y Hillary Clinton.
Ambos han reiterado en numerosas ocasiones que entre sus prioridades está la imponer la agenda de la ideología de género, en especial a los más jovenes, por encima del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos.
Desde 2011, denuncia Smeaton, los grupos pro aborto más relevantes (Planned Parenthood y Population Council entre otros) acordaron en la ONU «un programa masivo de la llamada educación sexual integral titulado ‘I’ts all one curriculum'».