El general Francisco Franco, vencedor de la Guerra Civil española y posterior dictador de un régimen que duró 36 años, sigue teniendo más de 40 años después de su muerte una legión de admiradores y detractores -especialmente de lo segundo- ahora avivados por la llamada ley de Memoria Histórica.
Una figura histórica como fue el llamado Caudillo merece un análisis objetivo ya que de su régimen salió la España que hoy existe. Entre muchos de sus logros se encuentran la creación de la clase media -posteriormente debilitada en democracia-, la consecución de gigantescas obras públicas como la creación de embalses que hoy permiten tener agua potable a millones de españoles o la construcción de viviendas para gran parte de la población, todo esto bajo el acoso y la asfixia de potencias extranjeras. Sea como sea, el franquismo soportó incontables inclemencias y se extinguió pacíficamente dando lugar a la monarquía parlamentaria de hoy en día.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraComo toda época, tiene sus luces y sombras, pero sus enemigos solo se han empeñado en mostrar lo contrario, quizás como una forma de ocultar sus propias miserias -algo muy típicamente español, por otro lado-.
El historiador Pedro Fernández Barbadillo explica en su último libro ‘Eternamente Franco’ de una manera sencilla y en ocasiones humorística cuál es la verdad de aquellos años que, para bien o para mal, dejaron una impronta innegable en el subconsciente de la sociedad española. Una parte de los partidos políticos (ese otro problema de España) con el PSOE a la cabeza ha vuelto a redoblar sus esfuerzos en aplicar la damnatio memoriae al más puro estilo romano pensando que borrando su legado y prohibiendo hablar de Franco y su régimen será suficiente para pensar que nunca existió.

Introduce su nuevo libro hablando de “enterrar a Franco”. ¿Por qué parece esto imposible?
Desde que se murió Franco estamos permanentemente volviendo al régimen, a su persona y a discutir sobre él. Los españoles no se ponen de acuerdo, o al menos nuestras élites políticas y académicas, sobre cómo encajar a Franco y al franquismo en la historia de España. Lo que es tanto o más sorprendente cuando es un régimen que se extingue pacíficamente y que da paso a una democracia y, encima, en el que muchísimo antifranquista medró hasta el punto de ser catedrático, fiscal, rector de universidad, director de los servicios informativos de Televisión Española (como cierto periodista que todos conocemos) y muchísimos más, muchísimos.
Entonces, esto parece que va a seguir durante décadas, que no va a acabar nunca. Si no son las víctimas de la Guerra Civil, van a ser los niños robados; si no son las calles dedicadas a Franco, va a ser su tumba… Esto parece que no va a tener fin, que estamos condenados –al menos yo- a morir con otra vez el debate sobre el franquismo y no sé si será vuestro caso, los que sois mucho más jóvenes.
Si la Historia está perfectamente documentada sobre el papel. ¿Cómo es posible que se tergiverse una y otra vez?
Efectivamente, en los archivos ya está casi todo, sobre todo del siglo XX. Pero estamos en una época en donde se ha destrozado completamente la realidad, los principios de la lógica, del derecho, de la Historia… Si una mujer dice, por ejemplo, que la han mirado mal, hay que creerla siempre y no al hombre aunque no haya pruebas. Lo mismo está pasando con el franquismo: hay un objetivo supremo que es demostrar lo malo que era Franco y lo bueno que eran los antifranquistas y ya dan igual los testimonios, da igual la realidad, dan igual los datos… Todo eso no merece la pena tenerse en cuenta. Y el que aporta datos es sospechoso y seguramente franquista.
“El Estado, los políticos, no son quiénes para decirnos cuál es la versión oficial de cualquier asunto”
Durante la época en la que se mantuvo la URSS, decir que los polacos hallados en Katyn habían sido asesinados por Stalin era, para la izquierda colaboracionista en Occidente, que te convirtieses en un neonazi. O también hablar del pacto nazi-soviético, que es lo que permitió a Hitler atacar Polonia y enfrentarse a los aliados, era ser una marioneta de la CIA, un revanchista o un revisionista porque no entendías la gran política del camarada Stalin para proteger a la URSS: lo mismo está pasando aquí con los hechos que tenemos sobre el franquismo. Se puede decir que los muertos de la posguerra superan los 100.000 e incluso 150.000, aunque los datos indican que no es así.
Sobre los mitos de las guerras se ha escrito y difamado mucho. Uno de ellos es el grito de Millán Astray de “Muera la inteligencia”. Ahora Amenábar está filmando su versión de Unamuno. ¿Volveremos a reincidir en los mismos mitos y falsedades de siempre?
Yo creo que sí, esto es permanente. En otros países como Estados Unidos hay películas a favor y en contra de ciertos asuntos. Aquí, en España, todas las películas de la Guerra Civil se hacen siempre desde el mismo punto de vista y esto está pasando desde hace 40 años. No hay ninguna película que presente, no voy a decir la opinión o la versión de los alzados, sino que los presente siquiera como seres humanos, merecedores de comprensión, de entendimiento, de por qué dan el paso y van a luchar.
Con los antecedentes de Amenábar y con el guionista que tiene, que es el mismo que hizo la de ‘Los últimos de Filipinas’, cabe suponer que van a hacer el típico tebeo para progres.

¿Es tan difícil hacer una ley de Memoria Histórica justa con todos?
Creo que no tiene que haber ninguna ley de Memoria Histórica. El Estado, los políticos, no son quiénes para decirnos cuál es la versión oficial de cualquier asunto. En una democracia somos los ciudadanos los que tenemos que decidir lo que nos gusta o lo que no, lo que queremos ver y lo que queremos leer. Cuando yo era crío y había comenzado la Transición, se aceptaba que en la democracia se dijesen cosas que te molestasen, porque eso es la democracia. Ahora ya no, la democracia está en una fase en la que nos dice lo que tenemos que pensar, lo que tenemos que leer, ver, escuchar e incluso casi que pensar.
Otro de los mitos es el bombardeo de Guernica. Como usted bien señala, hubo casi 30 bombardeos republicanos sobre poblaciones civiles durante la Guerra Civil pero se ocultan deliberadamente.
Nunca se ha dado una lista oficial de fallecidos, probablemente porque entonces se reconocería que los muertos no son tantos como sigue diciendo el gobierno vasco y otros historiadores, que es la misma cifra que se dio por parte del gobierno de José Antonio Aguirre al poco de producirse (1.600 y pico) y, curiosamente, menos de 900 heridos, o sea, más muertos que heridos cuando siempre es lo contrario.
¿Y por qué?
Porque Guernica es un asunto muy rentable para hacerse las víctimas unos cuantos –en este caso los nacionalistas vascos-. Hasta ETA suele citar Guernica como ejemplo de la opresión vasca por el resto de España y, a otros, porque les permite seguir ahondando en la maldad intrínseca del franquismo. Pero es que unos días antes del bombardeo de Guernica se produjo el bombardeo de Durango perfectamente constatado. De ese apenas se habla. A principios de enero de 1937, la chusma de izquierdas asaltó cuatro cárceles en Bilbao (algunos de los prisioneros habían estado implicado en el alzamiento, aunque la mayoría no) y ahí fueron asesinados -ante la indiferencia del gobierno vasco que no movió un dedo- más personas que las que murieron en Guernica. De esto tampoco se habla.
Trata el tema del Partido Nacionalista Vasco (PNV), muy de actualidad con el supuesto final de ETA. Como partido fue traidor a propios y extraños. ¿Cómo encaja el PNV en el puzle político español? ¿Su unión con partidos radicalmente distintos es oportunismo o masoquismo?
El PNV, como buenos separatistas, siempre actúa con su objetivo que es a largo plazo y de subasta, a diferencia de los políticos españoles –el famoso bipartidismo- y los nuevos partidos que son más a corto plazo. “A ver si puedo ganar las elecciones, a ver si gano la moción de censura, a ver si saco adelante los presupuestos…” ¿Y esto cuánto cuesta? Yo te firmo un talón, Iñaki, y aquí tienes lo que quieras para ti. Mientras, el PNV está siempre con un objetivo de pasito a pasito, como han dicho personas como Jordi Pujol (“hoy autonomía, mañana independencia”), es decir, “hoy paciencia, mañana independencia”. Es en lo que están.
“La resistencia, como pasa en España, es de la sociedad civil”
El PNV puede estar aliado con unos o con otros. Al principio de la II República, tanteó a la derecha para primero ir en una colación que formó la minoría vasco-navarra e, incluso, para participar en un posible golpe de Estado. Luego, en el año 1936, se alía con el Frente Popular en la comisión de actas que preside Indalecio Prieto para quitarle a la derecha veintipico diputados más. Después, cuando estalla el 18 de julio, donde triunfa el alzamiento (Álava y Navarra) se adhieren a la sublevación. En cambio, en Vizcaya y Guipúzcoa, que es donde fracasa, se mantienen leales al gobierno de la República. Qué casualidad, ¿no? Aquí la estupidez no es la de ellos –ellos son unos cínicos-; a quien se lo tenemos que reprochar es a las izquierdas y derechas (llamadas españolas) que cuentan con semejantes individuos para sus compadreos políticos.
Muchos de ellos se alistaron posteriormente en las filas de los requetés para matar “ateos y castellanos”. ¿Cuándo será España como Roma y dejará de pagar traidores?
No sé yo si lo vamos a ver. Es una situación patética. Cuando en la Guerra Civil se va formando el frente del norte desde septiembre del 36 -que es solo Vizcaya- bajo el control del PNV y del Frente Popular, cada organización va conformando sus batallones y para formar en ellos debías de tener el carné del partido o del sindicato. Sin embargo, el gobierno vasco en la gudarostea (el Ejército formado por el Ejecutivo vasco) no pedía carné por lo que muchos católicos y derechistas se metían ahí para estar a salvo de persecuciones. Posteriormente, cuando desaparece el frente norte, muchos de estos gudaris se incorporan a las unidades con las que más simpatizaban y otros, para blanquear su pertenencia al PNV, se unen a los carlistas.
¿Cree que Navarra caerá en manos de los abertzales o seguirá siendo ‘provincia leal’?
Si es por los políticos de Madrid, desde luego caerá. Nadie se ha opuesto. La resistencia, como pasa en España, es de la sociedad civil. Si la gente no sale a la calle, si la gente no sale a protestar por todo lo que les molesta o asusta, todo aquello que va contra su forma de pensar y de ser, se acabará realizando porque la izquierda, al menos en España donde no hay derecha políticamente (el PP se define como centro, no como derecha) la izquierda va avanzando pasito a pasito y tirando de sí a este centro evanescente que es ‘Ciudablandos’. Tiene que ser, insisto, la gente la que salga a la calle a protestar por estas cosas.

Franco es uno de los líderes más longevos de la Historia. ¿Gran estadista u hombre con suerte como algunos proclaman?
Decir que todo lo que hizo Franco fue por suerte, es caer en una interpretación mágica e irracional de la Historia y de las conductas humanas. Puede, a veces, tener suerte. Por ejemplo, los varios atentados que hubo contra Hitler y fracasaron, eso es suerte. Pero pretender explicar alguien, como el caso de Franco -y quien dice Franco puede decir Felipe II, Stalin, Napoleón, la reina Victoria, Luis XIV, Julio César– que esto pasa por suerte… ya solo te falta consultar un augur para que saque las tripas de una paloma y te diga si tienes que cruzar o no el Rubicón.
Estados Unidos nos traicionó con Marruecos y aquí recuerdo a la figura de Castiella. ¿Volverá España a tener una política de Estado o estamos condenados a ser perros falderos?
Es posible que España tenga una política de Estado pero para ello los partidos deben de ser capaces de mirar por encima de sus intereses a muy corto plazo. Uno de los motivos de la inquina de la izquierda contra Aznar es porque hizo una política exterior diferente a la que se venía haciendo desde la Transición, es decir, una política que está mirando siempre a París y eso supone que mira también al sur, Marruecos. Yo no sé si influye París en Rabat o al revés, los alauitas influyen muchísimo en los políticos franceses pero para que un país tenga una política de Estado, los distintos gobiernos y partidos deben de ser capaces de ponerse de acuerdo en cuatro o cinco principios fundamentales y no lo estamos viendo.
El PSOE hizo lo imposible para obstaculizar la entrada de España en la OTAN y, objetivamente, se puede decir que nos interesaba a los españoles a fin de adherirnos a las grandes organizaciones europeas e internacionales, consolidar la democracia y avanzar. El PSOE, con Felipe González a la cabeza, fue capaz de ir a Moscú para verse con el Partido Comunista de España (PCE) y tratar de vender su apoyo a cambio de que Moscú debilitase el PCE y este se comprometía a evitar el ingreso de España en la OTAN, cosa que no hizo. Cuando llega al gobierno Felipe González, en una entrevista famosa con Juan Luis Cebrián en 1985, dijo que había aprendido mucho en esos dos años de gobierno. Oiga mire, los españoles no le pagan a usted un ‘Erasmus’ en el gobierno, al gobierno hay que ir ya aprendido.
Da mucha información sobre el PCE y Carrillo. Háblenos de este hombre.
Santiago Carrillo es un personaje misterioso, ha escrito varias versiones de su vida. Empieza su vida política muy joven en el PSOE y desde ese momento es muy partidario de la violencia. Dirige un periódico e incita a los jóvenes a armarse, escribe el ‘Decálogo del joven socialista’ que habla de la obediencia al mando, de la necesidad de armarse con pistola, de ir a dar palizas y de tener una “actitud masculina y viril” ante la lucha por el socialismo. Unas expresiones que hoy consideraríamos totalmente machistas y homófobas, pero ya ve cómo son las cosas.
“Se quería asfixiar a España para provocar la caída del franquismo pero ya se vio que no fue así”
Es un hombre siniestro, hay que tener en cuenta que nació en 1915 y tenía 21 años cuando estalla la Guerra Civil no pisó nunca el frente más que para hacerse fotografías mientras había miles de jóvenes que iban forzados o voluntarios y que perdían su vida o acababan mutilados.
Su gran ascenso en los medios de comunicación es como consejero de gobernación de la Junta de Defensa de Madrid cuando se produce, casualmente, el asesinato de miles de personas en Paracuellos bajo su responsabilidad. Desde entonces está totalmente vinculado al PC junto a la Pasionaria que ponía la cara y los gritos (como se vio en las Cortes de la II República). Ordena operaciones de invasión de España como la Operación Reconquista de 1934, pone en marcha el maquis que suponía matar gente, bajar a los pueblos, cortar carreteras, hacer secuestros, matar a curas, alcaldes…a lo que se pusiera por delante. Cuando ve que esto ha fracasado, ordena la retirada y cuando ve que muchos de esos camaradas que no estaban de acuerdo con su dirección se le resisten, ordena su asesinato. Él mismo lo reconoció en varias entrevistas cuando decía “he ordenado matar porque éramos ellos o nosotros”. Aparte de lo que supone eso, es curioso que él nunca estuviese en un campo de batalla, estuvo en París viviendo tranquilamente.
En los años 50, por diversos motivos, el PC, una vez que ha fracaso la lucha armada contra el franquismo, pasa al objetivo de la reconciliación nacional y más tarde pasa al eurocomunismo (un comunismo light). Después, por intereses, nos olvidamos del pasado de Santiago Carrillo y le convertimos en uno de los grandes personajes de la Transición hasta el punto de que si no fue padre de la Constitución es porque carecía de conocimientos de Derecho.
La UCD y Adolfo Suárez usaron al Carillo y al PC para formar una pinza contra el PSOE que estaba en una posición menos favorable a hacer una transición pactada. Pero desde la llegada al poder de Zapatero, Carrillo volvió a su antiguo ser, a decir que solo la izquierda es demócrata.
Hay autores que han achacado a Carrillo la culpa, o parte de ella, de que a España no llegase el Plan Marshall. ¿Qué hay de cierto en esto?
Esa es una de las cosas en las que Carrillo es inocente. A España no llega el Plan Marshall en parte por la presión de los gobiernos aliados que consideraban al franquismo gobierno títere del III Reich y no es verdad porque no entró en la guerra. Se quería asfixiar a España para provocar la caída del franquismo pero ya se vio que no fue así.
La cuarta parte fue a Gran Bretaña y otro 25 por ciento se dividió entre Francia y Alemania occidental, en la parte ocupada, por lo que a España hubiera llegado muy poco. Afortunadamente, en los años siguientes, ya cuando estalla la Guerra Fría por culpa de Stalin con el bloque de Berlín, el golpe de Praga en el 48 y la guerra de Corea, cambia la administración con Eisenhower y se dan cuenta de que tienen que contar con España y empiezan a llegar pequeños créditos que ayudan al crecimiento económico.
¿Está aplicando la Unión Europea ese eurocomunismo?
El eurocomunismo tiene un gran elemento ‘gramsciano’, la conquista del poder político viene precedido por la conquista del poder cultura, por entendernos, la superestructura marxista precede a la infraestructura. En ese caso se puede decir que la izquierda ha ganado la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Tienes a democristianos, liberales y hasta supuestos conservadores que aceptan cada uno de los elementos de este marxismo cultural: la destrucción de la familia, una fiscalidad confiscatoria que impide que la gente pueda ahorrar y ser dueña de sus vidas, un antiamericanismo primario y un consumismo atroz y la confianza en que el Estado es el que nos va proveer de todo, incluso las ideas que necesitamos para movernos por la vida.
Mercedes Formica ha sido condenada al olvido. ¿Cree usted posible recuperar una figura feminista de tal altura teniendo en cuenta el feminismo actual?
Por desgracia no. Es uno de esos personajes en el que todos los españoles deberíamos reconocernos. Es una mujer que estudió Derecho en los años 30 cuando lo hacía muy poca gente, consiguió labrarse un futuro en una profesión con diversos obstáculos, hizo cambiar el Código Civil a favor de las mujeres en casos flagrantes de discriminación a favor del marido en caso de conflicto familiar y creo que es una mujer, por su esfuerzo tanto personal como colectivo, que debería ser ensalzada por todos nosotros. Fíjate lo que nos ha costado reconocer y admirar a personajes como Blas de Lezo.

El FC Barcelona, la niña de los ojos de Franco. ¿Cómo valora su pasado franquista radical?
Hay momentos en los que la gente cree que tiene que lavar su pasado y borrar lo que ha hecho –en la mayoría de los casos voluntariamente- para seguir medrando porque han cambiado los tiempos.
Eso exige, como pasó en muchas provincias españolas, triturar los archivos del Movimiento Nacional para que no se supiese quién estaba afiliado o no cuando la afiliación era voluntaria, no obligatoria.
Eso te lleva a crear una nueva historia sobre ti, una nueva invención que diga que corriste en frente de los grises o que fuiste discriminado porque no pudiste acceder a un puesto porque había un informe secreto sobre ti o cosas así. Esto demuestra lo miserable que es la condición humana en circunstancias en las que no estaba la vida de cada uno en juego, sino el bolsillo o el escalafón.
La sociedad española tiene muy poca fibra moral (lo hemos visto en el asunto del País Vasco con ETA) y la mutación del franquismo es otro ejemplo. ¿Cuántos de los que desfilaron frente al cadáver de Franco después votaron al partido socialista? Tampoco hay que ir mucho más allá: muchísimos cuadros del franquismo acabaron alistándose en las filas socialistas e, incluso, comunistas.
Al franquismo se le ha conocido como la ‘dictablanda’ pero hubo presiones para reconocerlo como totalitarismo en el diccionario de la RAE. ¿Es la posverdad la imposición de un relato por las masas?
Por las masas no, por la minoría. La historia siempre la hacen minorías y también las grandes ideas que se acaban imponiendo.
Llamar totalitario al franquismo es no saber lo que es el totalitarismo. Regímenes así ha habido muy pocos en la Historia, por fortuna. Son la URSS de Stalin, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, la Alemania después del atentado contra Hitler en la que el partido se hace con el Estado y empieza a matar más alemanes que soldados enemigos en algunos momentos… pero el franquismo no lo era.
En estos regímenes es el partido el que se hacía con el Estado y la sociedad. En los últimos años del franquismo el partido único era un chiste, tenía menos presupuesto que el Ministerio de Vivienda y dentro de la sociedad española había numerosas publicaciones en contra del franquismo. De una manera más o menos suave, pero en contra. Para ser una dictadura, que lo era, era muy suave y su aparato represivo estaba focalizado en unos grupos determinados como Comisiones Obreras, el Partido Comunista, la extrema izquierda, grupos terroristas… pero dentro de la sociedad española había un gran grupo de opositores al franquismo que se reunían con mayor o menor libertad y que incluso podían conspirar de forma privada sin problemas.
“Ni una sola ley de Zapatero fue derogada por el gobierno del Partido Popular con mayoría absoluta y con apoyo de gran parte de la sociedad”
Cuando vino aquí el Premio Nobel Alexander Solzhenitsyn en 1976 dijo que comparar el franquismo con la URSS era como comparar la noche con el sol, que ojalá se pudieran comprar en la URSS los periódicos extranjeros que se podían comprar en cualquier periódico de Madrid.
Llamarle totalitarismo son ganas de seguir manipulando y mintiendo a los españoles y seguir destruyendo lo que son los conceptos básicos de lo que debe ser el conocimiento histórico y la verdad.
El nuevo gobierno del PSOE parece tener la intención de recuperar sus peores costumbres. ¿Vaticina usted una nueva debacle social y política, en especial con la ley de Memoria Histórica?
Parece que va a haber una reacción en este momento porque ya se ha visto que los siete años de Mariano Rajoy no han servido para nada más que para seguir con toda la ingeniera social de Zapatero. Hay que subrayar que ni una sola ley de Zapatero fue derogada por el gobierno del Partido Popular con mayoría absoluta y con apoyo de gran parte de la sociedad.
En el caso de Navarra está habiendo una reacción de los ciudadanos normales ante este atropello que se nos viene encima, porque la ley de Memoria Histórica no solo prevé multas y penas de cárcel, sino que también a aquellos profesores a los que se les considere administrativamente culpables de apología del franquismo se les expulsará de sus puestos de trabajo. Es una situación en la que a mucha gente, por decir algo que contradiga la verdad oficial que implante el PSOE, se le puede condenar a pasar hambre.
Esto sí que nos acerca a una sociedad totalitaria como en la URSS donde si un ‘apparatchik’ del PCUS caía en desgracia acababa en Siberia si había suerte dando clases en alguna escuela de mala muerte o trabajando en un Gulag hasta que te consideraban reeducado. Tiene Jnarices que el PSOE, el partido del siglo XX que más ha participado en golpes de Estado, nos pretenda decir lo que es democrático o no.
Defina brevemente, II República: Un régimen del siglo XIX.
Guerra Civil: Inevitable con la izquierda que había.
Franco: El español más importante del siglo XX.
Franquismo: Régimen que muere con su fundador.
Carrillo: Un cínico.
PCE: Peligroso hasta para sus propios camaradas.
PSOE: Peligroso para todos los españoles.
PP: La nada.
PNV: Más listos que el hambre.
Ciudadanos: O ‘Ciudablandos’.
Podemos: La venganza de los derrotados en el 39 y en el 76.