Inicia una nueva asamblea general de la Organización de los Estrados Americanos (OEA) y viene cargada de una pesada agenda LGTBI y de género. Por enésima vez esta entidad hemisférica intentará, jugando sucio, aprobar un proyecto de resolución sobre derechos humanos que, en realidad, impone a los estados miembros la perspectiva ideológica de una minoría.
La 48 asamblea general de la OEA acontece el 4 y 5 de junio en Washington con una apretada agenda de 28 tópicos a tratar. Uno de ellos, solo uno, es Venezuela. El país está en llamas y la entidad que, por naturaleza tendría que contribuir a buscar una solución conforme a padrones democráticos, perderá tiempo intentando imponer un acuerdo para reconocer continentalmente la agenda LGBT.
“Hay una pérdida de sentido y finalidad en la OEA, se ha extraviado y debe volver al origen que le brindó su existencia”, advierte Rodrigo Ivan Cortés, presidente del Frente Nacional por la Familia, de México, y miembro de una de las coaliciones de la sociedad civil que participan en la asamblea.
Cortés se encuentra en la sede de la OEA, en la capital de Estados Unidos, para participar en el tradicional Diálogo de Representantes de las Organizaciones de la Sociedad Civil y otros Actores con Jefes de Delegación y la Secretario General de la OEA, que acontecerá este domingo 3.
Este espacio era normalmente secuestrado por organizaciones progresistas que se autodenominaban portavoces del pueblo latinoamericano y marginaban a entidades con una agenda diferente a la ellos. En la asamblea del año pasado, en Cancún, México, hubo una especie de “insurrección”, que se venía gestando desde hacía algunos años.
En la asamblea del año pasado, en Cancún un mar de asociaciones provida y profamilia inundaron el evento neutralizando el discurso unilateral que imperaba hasta entonces
Un mar de asociaciones provida y profamilia inundaron el evento neutralizando el discurso unilateral que imperaba hasta entonces. Cortés fue uno de los protagonistas de ese histórico acontecimiento. Hoy, en diálogo con Actuall le ofrece a usted un mapa de los desafíos de la 48 Asamblea General.
¿Cuál es el tema central de esta 48 asamblea general de la OEA?
Si nos atenemos al proyecto de temario propuesto para esta asamblea no hay un tema central. Hay 28 asuntos elencados. Uno de ellos es la discusión y eventual aprobación del proyecto de resolución denominado Promoción y Protección de Derechos Humanos, que tiene una fuerte carga ideológica y da carta de ciudadanía a la agenda LGBTI y de género.
Venezuela y Nicaragua están en llamas. ¿No son tema?
En el proyecto de temario que mencioné solo Venezuela está contemplada. Aparece como el asunto 24 con la aséptica frase “la situación de Venezuela”. El proyecto de resolución sobre derechos humanos al que me referí aparece antes, con el número 12.
Es obvio que no necesariamente hay allí una jerarquización de los temas, pero es preocupante que en la redacción del texto las situaciones gravísimas de Venezuela y Nicaragua no sean las primeras a ser mencionadas, justo después de los asuntos institucionales.
Yo espero que el tiempo destinado a estos países hermanos, que requieren de una atención urgente por parte de la entidad, se vea reflejada en el tiempo otorgado para su discusión en la agenda oficial.
El año pasado en Cancún fue decepcionante que, en un momento álgido de la brutal represión chavista, este organismo hemisférico no consiguió generar ningún consenso ni nada que fuera útil para el pueblo venezolano. Fue lamentable.
¿Hay en la OEA una situación anómala?
Esta 48 asamblea general se enmarca en la celebración de los setenta años de fundación de la Organización de los Estados Americanos. La entidad vive una extraña situación. Se ha perdido. Se ha alejado de la razón que le dio origen y que está plasmada en la Carta Democrática. Abrazó una serie de agendas ideológicas parciales que no representan a la mayoría del pueblo de este continente.
¿Cuál es el principal desafío de esta asamblea?
Sin duda, el principal desafío que se presenta en esta sesión es el de conjurar un grave peligro: la extralimitación en funciones de la OEA como un todo y, especialmente, de la Comisión y la Corte interamericanas de derechos humanos.
Todo el sistema interamericano de derechos humanos y la propia OEA deben ceñirse al mandato original que les fue otorgado y no extrapolarlo. Este abuso ha sido sistemático, agresivo y evidente en los últimos años.
Están allí el Estatuto y la Carta Democrática que le dan origen y sentido. Por lo tanto el principal desafío es volver al origen, volver al sentido inicial que le da fundamento y relevancia. Allí estas los temas sustanciales que debe tratar.
La OEA debe abandonar el empeño que recientemente le ha caracterizado de imponer agendas ideológicas parciales a los estados miembro. Esto atenta contra la soberanía de esos países.
¿Es posible volver al origen?
Si hay voluntad política y humildad sí. La gravísima situación que viven algunos países de la región representan, paradójicamente, una oportunidad que puede abrir los ojos de la Secretaría General y de los estados miembro.
Enfocarse con seriedad a encontrar soluciones conjuntas a la amarga situación que viven los pueblos venezolano y nicaragüense representa un volver al origen. A tratar temas de fundamental relevancia para el continente como el desarrollo democrático, el combate a la miseria y a la pobreza, el combate a la corrupción, a la violencia y al crimen organizado, la paz en la región.
El año pasado, en Cancún, hubo una participación expresiva de organizaciones sociales que dieron voz a la vida, a la familia y a las libertades.
Antes sólo existía y era escuchada la retórica de las organizaciones que impulsan una agenda feminista, abortista y de género
Efectivamente. En Cancún las organizaciones provida y profamilia tuvieron un peso tremendo. Eramos mayoría y realmente nuestra voz se escuchó en la asamblea.
Antes sólo existía y era escuchada la retórica de las organizaciones que impulsan una agenda feminista, abortista y de género. Ese año no fue así. Eso fue muy visible en el “Diálogo con organizaciones de la sociedad civil”.
Las delegaciones de los Estados miembros escucharon integralmente a las diversas coaliciones provida y profamilia. Muchos ni nos conocíamos. La gran afluencia genuinamente ciudadana, y no de grupos financiados muchas veces por lobbies internacionales o por el poder público, fue inédita. Para nosotros fue algo histórico.
Y este año ¿cómo será?
Creo que es algo que llegó para quedarse. No es algo artificial o montado. Hay una auténtica emergencia de la ciudadanía en favor de estos temas. Yo le llamo ciudadanía de la familia.
Se ha gestado ante la agresividad de la agenda ideológica y política de la cultura de muerte y ante la tentativa autoritaria de imponer la ideología de género.
Vea cómo se han formado movimientos verdaderamente populares y ciudadanos en todo el continente para apuntar la necesidad de valorar, cuidar y defender la vida, la familia, la paz y las libertades fundamentales.
En México tenemos, por ejemplo, el Frente Nacional por la Familia, del que formo parte, en Perú y otros países ‘Con Mis Hijos no Te Metas’, en Argentina recientemente hay un masivo movimiento que levanta la exigencia de ‘Salvar las Dos Vidas’.
Somos millones de latinoamericanos que estamos asumiendo nuestras responsabilidades ciudadanas y levantamos la voz exigiendo a las autoridades cuidado y respeto en estos temas centrales para la persona humana.
Y estamos presentes en los espacios para diálogo de esta asamblea. Nuestra participación es cada vez mayor, no es algo aislado. Como dije, es algo que llegó para quedarse.
¿Cuál será la agenda de ese vasto movimiento en esta asamblea?
Pretendemos apuntar temas nodales. Participan varias coaliciones que vienen de diversas partes del continente con este propósito: enfatizar temas fundamentales que realmente tienen que ver con la realidad de nuestras poblaciones.
Queremos emplazar a la OEA a retomar el espíritu original que le dio vida y del cual nunca debió de haberse desligado. Volver a atender esos temas que unen y nos interesan a todos por ser problemas que nos afectan a todos será muy saludable.
Repito, hay una exigencia que no se puede postergar más. La OEA y tido el sistema interamericano de derechos humanos deben atenerse expresamente al mandato que les dio origen.
Deben atender los problemas sustanciales que aquejan nuestras poblaciones y dejar de lado agendas parciales e ideológicas de pequeños grupos de interés.
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