El padre Douglas Bazi, sacerdote caldeo, ha hablado sobre la Navidad y sobre la situación de sus “familiares”-los refugiados- con los jovenes voluntarios de MásLibres.org que se encuentran en Irak llevando a cabo su proyecto ‘Navidad Entre Refugiados’ y que han visitado al sacerdote en su campo de refugiados cristianos.
En su parroquia Mar Elia, en el distrito de Ankawa (Erbil), el padre Douglas acoge a 560 cristianos que huyeron del Daesh. Afirma que son capaces de sobrevivir a una situación de emergencia, tal y como lo han hecho hasta ahora, pero que “no se puede vivir en una situación de emergencia permanente. Así que si los países del oeste no pueden ayudarnos a quedarnos aquí, deberían ayudarnos a marcharnos”.
«Los países del oeste no pueden ayudarnos a quedarnos aquí, deberían ayudarnos a marcharnos”
Aún así, el sacerdote caldeo y su comunidad hacen todo lo posible para que la gente se quede. “Hemos construido ocho escuelas y hemos abierto la primera universidad católica en Ankawa (Erbil). El mes que viene abriremos un hospital y hay cientos y cientos de casas alquiladas por la Iglesia”, pero lo que a Douglas le preocupa es por cuánto tiempo se podrá sostener esta situación.
En Navidad, más tristeza entre los refugiados
La Navidad ha profundizado la tristeza en la que están sumergidos los cristianos que viven en Mar Elia. El padre Douglas remarca que “normalmente, el hecho de tener un evento como la Navidad obliga a la gente a estar feliz, pero en este caso hace que la gente esté más triste, las familias se acuerdan de su antiguo hogar en estas fechas y les viene a la mente el hecho de haber perdido todo”.
En concreto, la falta de futuro es lo que está acabando con las familias que se refugian en Ankawa, el barrio cristiano de la capital del Kurdistán iraquí. “Lo que está matando a mi gente aquí es la tristeza, cuando no tenemos planes para mañana, no tenemos futuro. La gente puede vivir con falta de comida y falta de medicinas, pero nadie puede sobrevivir con falta de falta de esperanza”, lamenta Douglas.
“Aquí el 60 por ciento está traumatizado, pero en realidad a nadie le importa”
Por ello, los refugiados están buscando mil razones para irse de Irak, aunque el Padre Douglas intenta encontrar una para hacer que se queden. En cualquier caso, el sacerdote establece tres requisitos mínimos para que los refugiados no se vayan: “una casa digna, no 15 meses en caravanas; una buena educación para los ninos, que se presenta difícil por el idioma kurdo; y una buena salud para las personas”. Douglas reprocha que a nadie le importen los traumas de los refugiados: “aquí el 60 por ciento está traumatizado, pero en realidad a nadie le importa”.
Emigración a Eslovaquia
Recientemente el sacerdote ha trasladado a algunas de sus familias a Eslovaquia, un país predominantemente católico. “He pasado todo un año llamando a la puerta de los países y todos la cerraban. Nos rechazaban”. Algunos países respondieron al llamamiento de los cristianos de Irak, “pero fue la iglesia la que lo hizo, no los gobiernos. El problema es con los gobiernos”, subraya Douglas.
Douglas aprecia mucho a Eslovaquia por su acogida. “Mandé a mi gente allí porque la Iglesia eslovaca insistió al Gobierno y éste nos abrió sus puertas. Mi gente se va a ir tarde o temprano y es mejor que lo hagan como una comunidad. Individualmente vamos a desaparecer, pero cuantos más seamos, continuaremos siendo una comunidad”.
La culpa es de ISIS, no de los refugiados
Le secuestraron durante 9 días, quemaron su Iglesia en Bagdad y le dispararon en la pierna. Y todo por ser sacerdote caldeo. El Padre Douglas lo ha recordado durante su conversación con los jovenes voluntarios de MásLibres.org y, a pesar de todo, ha afirmado que ama Irak, pero que ama mucho más a su gente y por eso entiende que quieran marcharse: “¿Qué importa más? ¿La tierra o la gente? Muchos estúpidos de aquí dicen que la tierra”.
“No podemos quedarnos sentados sin más y esperar a que llegue ayuda»
El sacerdote se pregunta porqué los países culpan a los refugiados por dejar Irak y “no culpan a esos que los han forzado a emigrar. Los países tienen que culpar a ISIS, no a nosotros”.
Mientras tanto, el padre Douglas Bazi lo tiene claro: sin educación la comunidad se destruye, por eso ofrece oportunidades a los refugiados para que “encuentren el camino”. Para ello, les preguntan a los ninos qué quieren, “cuando en cualquier otro país musulmán no se lo preguntarían jamás”, aclara Douglas. “No podemos quedarnos sentados sin más y esperar a que llegue ayuda. Estamos intentando darle un futuro a nuestra gente”.
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