Uno de esos paralelismos (“parentescos” matiza el historiador, advirtiendo que no son extrapolables porque median 1000 años de distancia), es el orgullo de los islamistas. Quienes arrasaron en menos de medio siglo todo el Norte de Africa y saltaron a la Península Ibérica en el año 711 estaban imbuidos de orgullo guerrero y afán de conquista.
“Los musulmanes que viven en Europa, han pasado de sentir complejo de inferioridad ante una civilización técnicamente más avanzada como la occidental a sentir el orgullo de ser temidos” señala.
Y ese “miedo”, añade, puede ser “una bomba de relojería”. Por eso es tan decisivo –explica Sánchez Saus- ver cómo reaccionan, a partir de ahora, las comunidades musulmanas ante atentados como los de Bruselas. “Es cierto que una gran mayoría son pacíficos, pero su silencio podría interpretarse como connivencia o cierta complacencia”
“Civilizaciones nihilistas, como la europea, presentan mayor vulnerabilidad moral ante el amenaza de la yihad”
El otro paralelismo con momentos de la Historia en los que el islam ha conquistado a otros imperios es el de “la mayor vulnerabilidad que tienen las civilizaciones nihilistas ante la amenaza de la yihad”.
Ese puede ser el caso de la Europa actual, que “es mucho más vulnerable ante esa tradición islamista de la guerra santa o yihad, y no sólo una fragilidad militar sino también moral e ideológica”. Históricamente, añade el catedrático, el islam ha explotado esa vulnerabilidad, porque los pueblos o civilizaciones atacados tenían menos posibilidad de respuesta.
Es un fenómeno similar al de “los vikingos que en sus primeros ataques en busca de gloria y botin comprobaban que las poblaciones desarmadas eran incapaces de reaccionar y entonces volvían”.
Es verdad que “Europa lleva más de doscientos años despreocupada de un islam retraído y que contaba poco”, pero no se puede olvidar que “durante mil años” ha constituido una amenaza constante contra la civilización cristiana.
El autor de “Al Andalus y la cruz” considera que los ataques terroristas con yihadistas suicidas que se inmolan y provocan grandes matanzas, como el de Bruselas, son “una forma inédita de pulso del islamismo, que no tiene precedentes claros”. Y, en ese sentido, además de la distancia de siglos, no resulta sencillo establecer paralelismos.
«Los ataques corresponden a una tendencia del islamismo a imponerse por la fuerza”
Pero si es cierto que los ataques corresponden a “una tendencia del islamismo” a imponerse por la fuerza: “De formas distintas y con distintas manifestaciones” a lo largo de la Historia.
Catedrático de Historia Medieval, Rafael Sánchez Saus desmonta el tópico de que en Al Andalus reinaba la armonía entre las tres culturas (cristiana, árabe y judía). En su libro “Al Andalus y la cruz” (Editorial Stella Maris) señala que, cuando los musulmanes llegaron a Hispania al cristiano sólo le quedaba dos opciones: apostatar de su fe o convertirse en ciudadano de segunda clase, pagando impuestos.
Los cristianos tuvieron que soportar un sistema legal que perseguía la humillación de quienes no eran musulmanes. Saus sostiene que son incompatibles la cultura cristiana occidental y el islam. Una tesis, sustentada en el estudio de los siete siglos de dominación musulmana de España, que ahora cobra singular relevancia.
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