Antoni Coll, el periodista que consiguió cama para 5.000 sin techo gracias a un artículo

    Actuall entrevista al exdirector del Diari de Tarragona sobre la Fundación Bonanit, una iniciativa que facilita más que cama y comida a quienes no tienen nada. Y todo empezó por un artículo...

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    Antoni Coll, exdirector de Diari de Tarragona y miembro fundador de la Fundación Bonanit
    Antoni Coll, exdirector de Diari de Tarragona y miembro fundador de la Fundación Bonanit

    Hay quien dice que el periodismo está de capa caída, hay quien argumenta que está muerto y hay quien insinúa que solo es un instrumento del poder. Pero, ¿acaso no es útil el periodismo?

    Y la respuesta es sí, sin duda. Hay una labor que muchas veces no se ve, pero que salva vidas, y uno de esos grandes ejemplos es el de Antoni Coll, un periodista de los de toda la vida, con un amplio bagaje -ha colaborado con TVE y trabajado en Diari de Barcelona, El Correo Catalán, en La Vanguardia y dirigido hasta 2004 el Diari de Tarragona– y una gran labor social.

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    Y es que al poco de dejar la dirección de Diari de Tarragona -en el que sigue escribiendo en la columna ‘La plumilla’- escribió un artículo en forma de llamamiento para ayudar a las personas sin techo, algunas de las cuales lamentablemente morían de frío en las calles de la ciudad.

    Un artículo que significó el comienzo de una iniciativa como Bonanit, gracias a la cual ningún sin techo ha vuelto a morir en Tarragona. Les explico.

    Tras leer a Coll, el entonces líder de la oposición y posterior alcalde la ciudad, Josep Félix Ballesteros (PSC), se presentó en la redacción y le dijo: «Cuenta conmigo».

    En 2017 bonanit atendió «a temporadas a 500 personas de 42 países» reconoce Coll a Actuall. Y en 10 años a más de 5.000

    Al llamamiento de Coll se unió más gente, como la profesora Natalia Borbonés, el doctor Adserà y el abogado Juan López Masoliver y, gracias a la colaboración de particulares, empresas colaboradoras y la propia administración, nació Bonanit.

    Esta fundación busca «garantizar un lugar para dormir y la integridad física de la persona; proporcionar acompañamiento social; garantizar la higiene personal y la alimentación y dar orientación sobre servicios y recursos necesarios», tal y como se recoge en su página web.

    La labor de Bonanit es fundamental. Para hacernos una idea de su importancia cabe destacar que en 2017 atendieron «a 500 personas de 42 países» reconoce Coll a Actuall. Y en 10 años a más de 5.000.

    Por las camas de Bonanit han pasado personas «de todas las razas, religiones y culturas. Jóvenes de poco más de 20 años y alguna persona cercana a los 80, aunque la mayoría son hombres de mediana edad», cuenta Coll.

    Y las razones son diversas, aunque se repiten: «Son personas que han tenido una crisis a veces familiar y otras veces laboral, con un tercer factor que suele ser el alcoholismo. Hemos tenido de todo, incluso uno que fue campeón mundial de una especialidad de boxeo y un piloto».

    Lo que es seguro es que Bonanit siempre ha estado ahí para ellos, para eso nació. Y su labor, como ellos mismos reconocen, no es solo ofrecer una cama y un plato caliente, sino también compañía.

    Coll: «Se puede confiar en la sociedad civil, pero también en los gobernantes si se puede establecer buena relación»

    Esto es muy importante, porque como reconoció Coll en una entrevista a La Vanguardia, «lo que más agradecen es que te aprendas su nombre y les llames por él».

    Este proyecto demuestra, según nos dice Antoni Coll, «que se puede confiar en la sociedad civil, pero también en los gobernantes si se puede establecer buena relación y hacerles entender que esto que hacemos deberían hacerlo ellos».

    Desde luego él lo ha conseguido y su labor frutos ha dado. Pero no es el único proyecto de estas características. Hay muchos, sobre todo ligados a la alimentación, y todos ellos son necesarios.

    Por eso, la pregunta al señor Coll es obligada: ¿Cree que el periodismo es solo informar? ¿O debería incluir el compromiso social?

    Y no duda en responder: «Pienso que hemos de hacer autocrítica en este sentido. Hablamos mucho de política y de sucesos. Poco de lo que podría ser iniciativas que estimulen la solidaridad con los más necesitados».

    Tal vez este sea un periodismo más difícil, desde luego es menos visible como se puede comprobar desde hace meses con el tema de la supuesta independencia de Cataluña.

    Pero es que el papel de la prensa ha cambiado mucho en los últimos años. El propio Coll reconoce que hay un nuevo rol para los periodistas. Él empezó en 1966 y entonces «en España había un centenar de diarios que marcaban en gran parte la opinión pública».

    Su labor entonces consistía en «combatir la ignorancia con información. Hoy hay un exceso de información y la batalla del periodismo está en combatir el rumor y la mentira con la verdad».

    Pero ¿cómo? ¿Cómo combatir el rumor cuando cada vez se mezcla más la opinión con la información? Y la respuesta de Coll, aunque de manual, sigue siendo la más válida: «Al lector deberían dársele los hechos y dejar que se haga su opinión». Y recuerda que «si se ofrece una opinión que quede claro que lo es».

    En la era de Internet esta no parece una tarea sencilla, en especial cuando una noticia falsa puede ser portada un día y la rectificación del día siguiente ocupar el último espacio en blanco del periódico.

    Pero como señala Coll, es que ese debería ser el compromiso que asumiesen los directivos de un medio: «No dejar pasar textos que sean adulterados por prejuicios».

    Y deja una última nota para poder evaluar no solo el buen o mal hacer de los periodistas, sino también de los lectores -que también juegan su papel-.

    En opinión de este gran periodista, y mejor persona, sería «muy negativo que acabara desapareciendo el periódico en papel. Sería una confirmación de que la superficialidad se ha impuesto en el gusto de los lectores».

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    Madrileño, de familia numerosa. Comenzó a estudiar Historia aunque pronto se cambió a Periodismo. Se licenció por la Universidad Complutense de Madrid y desde entonces no ha parado. Ha trabajado para las agencias de información Colpisa y Europa Press, para el departamento de comunicación de LaSexta y ha logrado saborear la experiencia de trabajar en papel gracias al periódico La Razón.