La segunda parte de Frozen, la película que Disney tiene previsto estrenar en 2018 podría incluir una preocupante novedad: la “conversión” de la princesa Elsa en lesbiana. Si esta amenaza llegará a ser una realidad, la factoría estadounidense habría cedido a las presiones de los grupos LGTB para que refleje en sus películas infantiles personajes homosexuales.
En los últimos meses, poderosos grupos estadounidenses como la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD), han acusado a Disney de no incluir homosexuales en sus películas. Los lobbies de la ideología de género también han llevado a cabo una intensa campaña en Twitter con el hashtag #GiveElsaAGirlFriend que ha superado ya los 19.000 tuits.
Sin embargo, gracias a la alerta lanzada por HazteOir.Org, miles de personas se han movilizado para frenar el intento de adoctrinar a los ninos utilizando las películas infantiles. Y es que a fecha de hoy 28. 357 personas (más de 3.000 personas por día) han escrito al presidente de Disney España, Simón Amselem, y al director ejecutivo de The Walt Disney Company, Bob Iger, para pedirles que no cedan a las exigencias del lobby gay y sigan promoviendo los valores universales que distinguen a sus películas.
Además, 210.611 ciudadanos de varios países también se han dirigido a la dirección de Disney para comunicarle que, de incluir una “novia” para la princesa Elsa en la segunda parte de Frozen, no acudirán a ver a su película. Esta campaña internacional la ha promovido CitizenGO y se ha difundido en redes sociales con el hastag #CharmingPrinceForElsa.
Para Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.org y de CitizenGO, “Disney ha representado hasta ahora modelos de familia universales (padre, madre e hijos, matrimonio entre hombre y mujer), una realidad que algunas minorías consideran ‘aberrante’. Estos grupos pretenden imponer un modelo social y cultural en el que cada uno elija su género. Esta estrategia necesita lanzar sus mensajes a los ninos para que asuman ‘nuevos modelos’ de familia y se sometan a la nueva ideología totalitaria de género. Estamos ante una ofensiva global contra la familia”.
Para el presidente de HazteOir, Disney se encuentra ante una coyuntura histórica: seguir transmitiendo valores universales con los que se han educado generaciones o convertirse en una herramienta ideológica al servicio de una minoría. “Si opta por esto último”, concluye Arsuaga, “miles de familias de todo el mundo dejarán de ver sus películas, como reflejan las 239.000 personas que han dicho NO a una princesa lesbiana en Frozen”.
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