La reunión semanal de la Comisión Europea celebrada el pasado 9 de diciembre dejó pistas significativas sobre el sesgo de las deliberaciones en el Colegio ejecutivo de la Unión.
Ese día, los comisarios recibieron la iniciativa ciudadana Mum, Dad & Kids, que propone consolidar en el Derecho europeo la singularidad del matrimonio natural y la crianza de ninos por una madre y un padre.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLa iniciativa es fruto del esfuerzo de una coalición europea de entidades provida y profamilia, entre otras, HazteOir.org, que coordina la recaudación de firmas en España. La mayoría de estas organizaciones ciudadanas elevaron en 2012 a la Comisión la iniciativa provida One of Us. Fue la primera iniciativa ciudadana presentada al amparo del mecanismo de participación previsto en el Tratado de Lisboa.
Lo que debía haber sido un trámite –acusar recibo, sin más, de la iniciativa Mum, Dad & Kids– acabó en un alegato de arrepentimiento por permitir participar a los ciudadanos a través del mecanismo de la Iniciativa, y en un acuerdo para revisarlo a lo largo de 2016. La discusión ha quedado registrada en el acta provisional de la reunión, y los primeros en advertirlo han sido los redactores de Agenda Europe, un blog especializado en el escrutinio de las instituciones europeas desde una perspectiva liberal-conservadora.
Para la Comisión Europea no es conveniente facilitar la participación a ciertos ciudadanos
La minuta de la sesión del Colegio de Comisarios recoge que “los miembros se arrepintieron de que la experiencia haya mostrado hasta la fecha que las iniciativas ciudadanas no siempre hacen avanzar el proyecto europeo, sino que tienden a incluir asuntos altamente controvertidos, sesgados por la emotividad, interesantes para minorías pero no para la vasta mayoría de los ciudadanos europeos y, en última instancia, provocadores del euroescepticismo”.
El Colegio “llamó a un debate sobre cómo rectificar esta situación y remarcó que, en el actual contexto europeo, la Comisión debería tomar nota de las consecuencias políticas que este mecanismo de participación puede tener a largo plazo”. Para la Comisión, no es conveniente facilitar la participación a ciertos ciudadanos.
La Comisión sí permite otro tipo de iniciativas
La Comisión, a propuesta del presidente Jean-Claude Juncker, acordó discutir cambios en el Reglamento de las iniciativas ciudadanas a lo largo de 2016.
El presidente Juncker tomó la palabra para dejar claro que la admisión a trámite de la iniciativa europea no implica la aprobación de su contenido, una obviedad que resulta chocante por el énfasis del presidente en subrayarla ante sus colegas. Juncker remarcó que el acto de recibir la iniciativa ciudadana era solo una parte del procedimiento reglamentado, en una insólita cláusula de desapego de una propuesta que probablemente será respaldada con su firma por más de un millón de europeos –la recaudación de avales se ha iniciado el pasado 15 de diciembre en los distintos países de la Unión Europea–.
En la misma reunión, la Comisión registró otra iniciativa ciudadana, European Asylum Initiative, alineada con las directrices de las instituciones europeas sobre la acogida a los refugiados.
Agenda Europe señala la falta de neutralidad de la Comisión al tramitar las iniciativas que no le gustan
Está claro que, aunque los comisarios no se refieren en ningún momento de la reunión a ninguna iniciativa en concreto, sus quejas por las propuestas “retrógradas”, “emocionales” y “minoritarias”, así como por experiencias precedentes con este tipo de iniciativas, se referían a la iniciativa profamilia Mum, Dad & Kids, y su antecesora provida One of Us, rechazada por la Comisión sin apenas debate, después de haber sido firmada por más de un millón de europeos.
Agenda Europe señala la falta de neutralidad de la Comisión al tramitar las iniciativas que no le gustan y recuerda que no es la primera vez que el Colegio activa su sesgo ideológico para poner en desventaja las propuestas ciudadanas provida y profamilia.
El mismo 9 de diciembre se registraron en la Comisión dos iniciativas europeas: una favor del matrimonio natural y la otra, a favor de la acogida de refugiados. De forma aparentemente arbitraria, la Comisión permitió a la iniciativa de asilo empezar a recoger firmas a partir de enero, mientras obligó a la iniciativa profamilia a que el plazo de un año para recoger el millón de firmas empezara a contar desde el 15 de diciembre.