El matrimonio otorga más estabilidad a la familia que la mera cohabitación entre los progenitores.
El matrimonio otorga más estabilidad a la familia que la mera cohabitación entre los progenitores.

Hoy es común entre los sociólogos considerar que la estabilidad familiar es un factor fundamental para un adecuado desarrollo integral de los menores, más allá de la fórmula -laica o religiosa- del matrimonio en sí misma.

Los ninos que viven la ruptura de sus padres y asisten a un trasiego de terceras personas entrando y saliendo de casa, tienen mayor riesgo de tener problemas escolares, enfrentarse a un embarazo inesperado o de ser delincuentes, según el Instituto Brookings.

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Efectivamente, la calve es la estabilidad y no el matrimonio per se. Sin embargo, el compromiso formal del matrimonio está asociado con la estabilidad familiar.

Según explica el Instituto Brookings, los ninos de los Estados Unidos que han nacido de una pareja que cohabita sin vínculo matrimonial tienen el doble de probabilidades de ver cómo termina la relación de sus progenitores, frente a los hijos de matrimonios.

Casi la mitad de las madres de EE.UU. con educación universitaria que cohabitan romperán con su pareja antes de que sus hijos cumplan 12 años

Así, la media del porcentaje de separaciones antes de que los ninos cumplan 12 años es del 45% de media en el caso de la cohabitación, mientras que en parejas casadas no llega al 24% (23,6%), según el estudio The cohabitation-Go-Round: Cohabitation and family instability across the globe (El ciclo de la cohabitación: Cohabitación y estabilidad familiar en el planeta).

Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en los Estados Unidos en parejas casada y que cohabitan.
Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en los Estados Unidos en parejas casada y que cohabitan.

Este informe elaborado por el por el Instituto para los Estudios sobre la Familia muestra que la «prima de estabilidad» asociada con el matrimonio se mantiene incluso entre las familias con estudios de más alto grado

Casi la mitad de las madres con educación universitaria que cohabitan romperán con su pareja antes de que sus hijos cumplan 12 años, en comparación con menos de una quinta parte de las madres que se casaron cuando el nino nació.

En los Estados Unidos esta prevalencia del valor de la estabilidad está bastante claro, pero en Europa, la situación parece ser bien diferente. Por ejemplo, en Francia o los países escandinavos, la cohabitación y el matrimonio, según estudios como el realizado por Andrew Cherlin, profesor de Sociología de la Johns Hopkins, ofrecen valores similares.

Hay algo en el matrimonio por sí mismo que refuerza la estabilidad familiar

Sin embargo, incluso en Europa, la cohabitación es claramente menos estable para los hijos que el matrimonio. Si se analizan los datos relativos a 16 naciones europeas, se encuentra que los ninos nacidos de parejas amancebadas tienen un 90 por ciento más de posibilidades de ver la ruptura de sus padres antes de cumplir los 12 años.

En Francis, por ejemplo, esta prevalencia alcanza un 66 por ciento de media, si bien es más acusada en personas con estudios superiores.

Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en Francia en parejas casada y que cohabitan.
Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en Francia en parejas casada y que cohabitan.

Algo similar ocurre en Noruega, donde los hijos nacidos de parejas no casadas tienen un 88% más posibilidades de sufrir la ruptura de sus padres a una edad temprana.

Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en los Estados Unidos en parejas casadas y que cohabitan.
Porcentajes de rupturas antes de que los hijos cumplan doce años en los Estados Unidos en parejas casadas y que cohabitan.

De nuevo, lo que es sorprendente de este país escandinavo, es que las familias cohabitadoras con hijos son mucho menos estables incluso con estudios superiores. En efecto, en la mayor parte de Europa el estatus marital de los padres se configura con el factor esencial de estabilidad, con independencia del nivel educativo de los progenitores.

Del estudio realizado por el Instituto Brookings, se desprende, por tanto, que hay algo en el matrimonio por sí mismo que refuerza la estabilidad familiar. Puede ser la solemnidad y preparación del rito por el que se produce el matrimonio; las reglas de compromiso, fidelidad y permanencia asociadas a la institución matrimonial; o más bien una combinación de estos factores que promueven un alto grado de compromiso y estabilidad.

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