Un estudio liderado por elCentro de estudios Epidemológicos sobre las Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña ha evidenciado que hasta el 49 por ciento de los hombres homosexuales de la América hispana mantuvo relaciones sexuales en el último año bajo la influencia del alcohol u otras drogas.
Además, el 9,9 por ciento nunca tuvo relaciones sexuales sobrias y el 24 por ciento usó alguna droga «recreativa» antes o durante las relaciones sexuales con su última pareja no estable.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn este trabajo, presentado en la conferencia anual de la Sociedad Internacional de Sida (IAS 2019), que se está celebrando en Ciudad de México, los investigadores realizaron un cuestionario ‘on line’ a hombres que habían tenido sexo con otros hombres en los 12 meses anteriores en 18 países de Hispanoamérica. De enero a mayo de 2018, recopilaron información sobre el comportamiento sexual, el uso de drogas, la salud psicosocial, las pruebas de VIH/ITS y las estrategias de prevención. Los participantes fueron reclutados principalmente a través de aplicaciones y páginas web gays.
De los 64.655 participantes, el 45,8 por ciento había consumido drogas (excluyendo alcohol, tabaco y sedantes) en los últimos 12 meses, con Brasil y los países del Cono Sur con las proporciones más altas. El cannabis (29%), el ‘popper’ (18%), los fármacos para mejorar la erección (15%), la cocaína (9,5%) y el éxtasis (7,3%) fueron las sustancias más utilizadas. El uso de drogas inyectables fue reportado por el 0,3 por ciento.
En total, 8,690 hombres (13,6%) usaron drogas con la intención de mejorar o prolongar el sexo durante los últimos 12 meses y el 6,6 por ciento lo hizo en un contexto de sexo grupal. El uso de drogas para mejorar la experiencia sexual fue significativamente más probable entre los hombres con las siguientes características: vivir en un país del Cono Sur, residir en una ciudad de más de un millón de habitantes, de 25 a 40 años de edad, haber nacido en el extranjero, con educación superior y empleo, identidad gay tener «relaciones sexuales transaccionales» y haber sido diagnosticados con VIH.
También entre estos hombres, el 72 por ciento aseguró haber tenido sexo anal sin condón con parejas no estables en los últimos 12 meses, el 53 por ciento había sido diagnosticado con una ITS previa; y, entre aquellos sin diagnóstico previo de VIH, el 2,6 por ciento estaba tomando la pastilla preventiva del sida, conocida como ‘PrEP’.
No usar preservativo o ir ebrio
Otro trabajo realizado en las ciudades estadounidenses de Atlanta, Detroit y Nueva York durante 2018 también ha mostrado cómo entre los 553 hombres homosexuales que indicaron tener sexo anal con una pareja ocasional en los últimos 3 meses, los encuestados presentaron conductas de riesgo como no usar condones (60%), no usar profilaxis preexposición (PrEP) (62%), no usar condones ni PrEP (33%), estar ebrio o beber alcohol (27%), y usar drogas (15%).
En su análisis, el consumo de alcohol durante las relaciones sexuales se asoció con la falta de uso de la PrEP y de preservativo. También encontraron diferencias en el grupo de edad y la educación para el comportamiento de riesgo relacionado con el sexo: por ejemplo, los hombres de 18 a 29 años de edad tuvieron menores probabilidades de no protegerse en el sexo frente aquellos de más de 40 años.
Por otra parte, un nuevo estudio presentado en la misma sesión, y realizado por investigadores de la Lehigh University (Estados Unidos), ha confirmado que el uso de múltiples drogas entre los hombres hispanos que se inyectan drogas en la frontera México-Estados Unidos ha ido en aumento en los últimos años, lo que se ha traducido en resultados negativos para la salud (sobredosis), conductas de alto riesgo de VIH (como sexo sin condón) y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
En su trabajo, que ha reclutado a más de 160 hombres que tienen sexo con hombres, han mostrado que aquellos que se inyectan drogas tienen menos casos de sexo sin condón, pero sus comportamientos sexuales de riesgo son más altos, incluyendo el sexo bajo la influencia de drogas que pueden disminuir su disposición a usar condones y ser más susceptibles a la violencia sexual.
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