Hace unas semanas el Instituto de la Mujer y para la igualdad de Oportunidades (dependiente del ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática) publicó en el Boletín Oficial del Estado sus cuentas anuales y su Informe de Auditoría.
No estaría de más, en el siglo XXI, revisar si tiene que haber un organismo oficial dotado de recursos económicos y humanos destinado a favorecer a un grupo social sobre otros en función de su sexo (biológico). Si a ello añadimos que el organismo en cuestión depende del Ministerio de Igualdad cuya titular es la señora de Iglesias y su directora es una podemita, conocida y clásica activista LGTBI llamada Beatriz Gimeno, entenderán que todo queda en casa.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPor cierto, que la señora Gimeno, si es fiel a los postulados de género, no debería creer en la existencia del sexo femenino porque lo biológico no influye, lo importante -ya saben- es el género con el que uno se identifica. Van a ver lo que tardan los podemitas que gobiernan el Instituto en cambiarle el nombre y el objetivo al organismo en cuestión.
Pero bueno, la realidad es que el Instituto de la Mujer existe y tiene como fin, según su definición institucional, “promover y fomentar la igualdad de ambos sexos, facilitando las condiciones para la participación efectiva de las mujeres en la vida política, cultural, económica y social, así como la de impulsar políticas activas para el empleo y el autoempleo de las mujeres y la de fomentar y desarrollar la aplicación transversal del principio de igualdad de trato y no discriminación”.
Y además no es que exista el Instituto de la Mujer. Es que se nutre de nuestros impuestos, con un presupuesto de 26,5 millones de euros, ochenta y un empleados y tres subdirecciones generales, una Secretaría General y una Unidad de Apoyo a la Directora. Y saliendo como quien dice del estado de alarma, el instituto echó la casa por la ventana abriendo la convocatoria para subvencionar asociaciones y fundaciones, ofreciendo nada menos que 60.000 euros por cada entidad beneficiada.
¿Y qué hace exactamente el Instituto de la Mujer? Pues lo pueden ver en su web por áreas temáticas.
Yo me he detenido en el apartado ‘Educación’ y no tiene desperdicio. Por ejemplo, la Guía de Coeducación, 85 páginas para decirnos ( en el siglo XXI en España) que es fundamental que hombres y mujeres se eduquen conjuntamente. O eso creía yo que era la coeducación. Pero no, al parecer esa definición es anacrónica. A ver si se enteran ustedes, gracias al Instituto de la Mujer, que por coeducación se entiende “la propuesta pedagógica actual para dar respuesta a la reivindicación de la igualdad realizada por la teoría feminista, que propone una reformulación del modelo de transmisión del conocimiento y de las ideas desde una perspectiva de género en los espacios de socialización destinados a la formación y el aprendizaje”. Toma castaña.
No se pierdan tampoco la ‘Guía didáctica de ciudadanía con perspectiva de género’. Más de 90 páginas para…
“Poner de manifiesto que los derechos de ciudadanía son fruto de la interconexión entre los sistemas políticos, económicos y sociales. Observaremos cómo han ido evolucionando en el tiempo desde un criterio de igualdad universalista, pero que encerraba la exclusión de determinados colectivos sociales como las mujeres –dado el carácter androcéntrico de dicho criterio–, hasta el desarrollo de un criterio inclusivo con la expresión de la diversidad social, más acorde con las complejidades que plantean las sociedades multiculturales en un mundo globalizado y con los cambios en la posición de mujeres y hombres en el seno de las mismas”.
Las cosas claras y el chocolate, espeso.
Luego están los cuentos para coeducar. Otra Guía, ésta sólo de 71 páginas, con breves e insufribles relatos supuestamente dirigidos a las pobres criaturitas. Y no faltan las actividades que proponen a los pequeños que hayan logrado acabar alguna de estas cursis historietas. Por ejemplo, esta: “Dibuja tu silueta y piensa qué puedes hacer con cada parte de tu cuerpo”, como colofón a un cuentecillo en el que un niño cuida flores o algo así.
Si todo esto les sabe a poco, accedan por favor a la sección de noticias. Por ejemplo, el seminario ’Agenda de políticas públicas feministas después de la COVID-19’. Como si la pandemia se hubiera acabado…
Y luego está lo que todos estábamos esperando y no nos atrevíamos a pedir: el estudio ‘Género y cambio climático: un diagnóstico de situación’. Ojo a algunos datos de este imprescindible estudio, publicado nada más acabar el estado de alarma (se ve que lo tenían impreso y no tuvieron el coraje de sacarlo a la luz en plena crisis del Covid-19):
- “Las mujeres, niños y niñas pueden tener hasta 14 veces más probabilidades de morir en caso de desastres naturales en los países con más desigualdad de género”.
Lo de los niños entre las mujeres y las niñas la verdad es que no lo entiendo. Tampoco el “pueden tener” me resulta científico… Se tiene o no se tiene un número exacto de probabilidades.
- “El 80% de personas refugiadas climáticas son mujeres”. Refugiadas climáticas… ojo a una expresión que no encontrarán en ningún manual de ciencias naturales ni sociales.
Pues ya tienen una muestra de las actividades que realiza o promueve o financia o difunde el Instituto de la Mujer del Gobierno de España. No me extraña que su directora podemita reclame más recursos para el organismo que lidera, concretamente lo que la señora Gimeno llama “un presupuesto digno”. Todo es poco para tan loable labor, señora mía. Pedid… y se os dará.