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Cruda realidad / El sexo en los tiempos del coronavirus, versión burocrática

Imagen referencial / Pixabay

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La Agencia de Salud Pública de Barcelona acaba de elaborar una guía con consejos para mantener relaciones sexuales seguras en el marco de la pandemia del coronavirus. Porque -¿se acuerdan?- el gobierno no pinta nada en nuestras alcobas.

Si hay algo que me va a costar perdonarles a nuestras élites políticas es haber hecho el sexo mortalmente aburrido, un verdadero milagro de la intrusión burocrática. Por sexo me refiero a la actividad sexual, que en su acepción de rasgo que nos divide en machos y hembras ya han conseguido hacerlo un verdadero lío en el que no hay quien se aclare.

La Revolución Sexual iniciada a finales de los Sesenta ha sido, sin ningún género de duda, la más destructiva de cuantas han asolado nuestra civilización y tiene todas las trazas de llevársela por delante. Ha traído consigo un sinnúmero de plagas, desde la destrucción de la familia al aborto, de la desaparición paulatina de la figura del padre al hundimiento de la natalidad, del enfrentamiento entre hombres y mujeres a la confusión de hombres y mujeres.

Pero todo eso era previsible desde el minuto cero. Cualquier persona con dos dedos de frente podía darse cuenta de que ‘liberar’ el sexo, la fuente misma de la vida y la razón de que yo esté aquí escribiendo y ustedes ahí leyendo, vendría a ser como dividir el átomo, el origen de una explosión devastadora. Lo que, en cambio, pocos podían prever en aquellos años de vino y rosas, del ‘Verano del Amor’ y todo eso, es que convertiría algo que han cantado los poetas y practicado con afición y gratitud la humanidad entera en un asunto burocrático con cierto aire desolador de actividad obligatoria.

El sexo es una magnífica arma para manipular a la gente, sobre todo cuando la filosofía oficial ha eliminado toda transcendencia y denigrado cualquier perspectiva espiritual y la coyunda es todo lo que queda. Pero si empleado como medio ha sido para muchos un motivo para dar gracias al Creador, tenido como fin, y como fin único, se vuelve inevitablemente vacío, insatisfactorio, triste y casi angustioso, una actividad de riesgo emocional, sanitario, social e incluso penal. Le han quitado toda la magia y lo han convertido en un ejercicio físico rutinario.

Un asunto en el que se mete toda una Agencia de Salud Pública municipal suena tan divertido como un congreso de filatelia

El sexo moderno huele a hospital, huele a departamento ministerial, a formulario que hay que cumplimentar, a examen de aptitud. Se ha hablado mucho de la tragedia de separar el amor romántico de la familia y el sexo del amor romántico, pero menos de la sorprendente separación del sexo de la pura y sana diversión animal. Un asunto en el que se mete toda una Agencia de Salud Pública municipal suena tan divertido como un congreso de filatelia.

“Sabemos cómo reducir las infecciones de transmisión sexual con los preservativos y las vacunas, y a veces, en el caso del VIH, con tratamientos preventivos. Ahora tenemos que ser también conscientes de que el virus de la covid-19 se transmite por vía respiratoria”, empieza la guía. ¿No es hermoso? ¿No es poético? ¿No es leer esa prosa clínica y sentir que a una se le alborota la sangre?

Para animar a la juerga venérea y el desenfreno pasional, la guía nos recuerda, lírica, que la transmisión del nuevo virus se produce principalmente por el contacto directo con las secreciones respiratorias de una persona enferma, como por ejemplo a través de la tos o el estornudo. ¿Qué mejor preparación para una velada romántica que empezar hablando de estornudos y virus? Piénsalo: tú, yo, luz ténue, música cálida, velas, dos copas de vino y una introducción al apasionante mundo de la virtología. ¡Planazo!

Pero esperen, que la guía sigue predisponiéndonos al don de afrodita con sus encendidos versos: “Si bien se ha encontrado el covid-19 en el semen y las heces de personas infectadas, hasta el momento no hay evidencia suficiente que demuestre que la enfermedad pueda transmitirse mediante el sexo vaginal o anal. Debido a que otros coronavirus no se transmiten fácilmente con el sexo se considera poco probable una transmisión sexual de la covid-19”. ¿Quién se resiste, después de leer esto? ¡Que una no es de piedra, caramba!

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