Leonardo Di Caprio

Lo sintetiza muy bien el personaje de Frank Abagnale Jr. (Leonardo di Caprio) del filme Atrápame si puedes, de Steven Spielberg. Toda su fuga adoptando diversas identidades (médico, piloto de líneas aéreas, abogado) en una esquizofrénica carrera, porque su origen está partido en dos.

Ante una adversa situación económica, su madre se ha distanciado de su padre, termina teniendo una aventura con otro hombre y se separan. Y el joven Frank inicia su huida hacia adelante. Se dedica, entre otras cosas, a falsificar cheques porque su propia vida es un fraude.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Los psicólogos llevan décadas analizando el síndrome de los ninos «partidos en dos». Alegan que no siempre se puede hablar de relación causa-efecto ni tampoco se puede generalizar, pero señalan que el conflicto conyugal deja una profunda huella en la psiqué y el corazón de los hijos.

Benedetta Frigerio en La Nuova Bussola Quotidiana explica un caso concreto.

Una niña de 14 años decide quitarse la vida por varios factores y, entre ellos, se encuentra la separación de sus padres. Dejó una nota despidiéndose de ellos y explicando lo que había ocurrido. La niña había cambiado desde el divorcio de sus padres y llevaba consigo una carga demasiado pesada.

La separación de sus padres la había marcado profundamente. Era «una muchacha luminosa, amada por todos pero que tenía siempre una mirada triste», comentó su profesora.

Por desgracia, éste no es un caso aislado. En 2012, un nino con diez años se suicidó ahorcándose con una bufanda porque, según los abuelos, «no había aceptado la separación de sus padres. Había sufrido mucho y no había superado el dolor. Era la única sombra en el corazón de Filippo», así lo recoge ReligionenLibertad

Predispuestos a la anorexia, la droga y la violencia

Quien no ha vivido una situación así tal vez no lo pueda comprender, pero «cuando la pareja se separa, el hijo siente un dolor desgarrador, como si le partieran en dos«, ha explicado la doctora Margherita Spagnuolo Lobb, directora de la escuela de psicoterapia de Gestalt Hcc Italy, comentando el suicidio de la joven siciliana de 14 años.

Estos dos casos extremos, que narran la desesperación de una generación que quizás no lleva a la muerte física, pero sí al rechazo de la vida mediante otras formas cada vez más presentes como la anorexia, la droga o la violencia, hacen evidente que la herida psicológica del divorcio y de la separación es mortal para toda la sociedad.

Porque cada hombre debería poder crecer con la certeza, más o menos consciente, de haber nacido y de vivir como consecuencia de un acto de amor que nada podrá romper, entre su padre y su madre, dos figuras que para él son inseparables.

Psicóloga especialista en psicoterapia: «algo se rompe en él que le lanza al extravío, al miedo y a la desconfianza hacia todo»

Es como si el hijo sintiera que le mataran; ya no sabe quién es ni de dónde viene. Como dice Margherita Lobb, psicóloga especialista en psicoterapia: «Algo se rompe en él que le lanza al extravío, al miedo y a la desconfianza hacia todo».

psicóloga especialista en psicoterapia.
Margherita Lobb, psicóloga especialista en psicoterapia.

«Mi madre y mi padre se han separado dos veces; primero la separación entre ellos y luego la separación de sus ‘parejas’. Sólo puedo confiar en mí mismo. Ya no creo en nada porque si me decepciono de nuevo, ¿qué hago?», es el infierno descrito por un muchacho de 16 años de un instituto de formación profesional.

También es el dolor causado por la negación de la caridad gratuita por la que venimos al mundo, el único motivo por el cual todo hombre vive, trabaja e incluso peca, con la esperanza de encontrarla de nuevo.

Cuando esta esperanza es totalmente sofocada sucede lo que escribió una joven hace años, antes de suicidarse en los baños de una estación de Roma: «Reconozco que me habéis amado, pero no sois capaces de ser un bien para mí».

Un amor por el que valga la pena permanecer

Episodios que la prensa tiende a censurar, aunque la joven no juzgaba a sus padres de un modo definitivo, sino que expresaba un hecho. La tragedia de la falta de un sentido amoroso por el que vale la pena el sacrificio de permanecer y de afrontar la existencia es tal que, de hecho, sólo el encuentro con el amor con A mayúscula permite que se vuelva a esperar.

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