El Partido Socialista Obrero Español se ha descolgado con un argumentario elaborado contra las tesis de los “transgénero”. Ciertamente ya era hora, después de que durante varios años consintiera la aprobación de leyes Trans en diez comunidades autónomas, en las que también sorprendentemente colaboraron el PP y el PNV. Y, que además, las mujeres que forman el núcleo duro del feminismo del PSOE, dirigentes incluidas con las que me relaciono desde hace décadas, asistieran impávidas al conflicto que se desencadenó entre el Partido Feminista de España y yo misma e Izquierda Unida, que desembocó en la expulsión del PFE de la coalición de izquierda el 22 de febrero de 2020, sin enviar ni un mensaje de apoyo, como hicieron muchas de las asociaciones y militantes de izquierda.
Ciertamente alguna de las afiliadas de ese partido, con las que he trabajado durante muchos años por hacer avanzar el feminismo, se solidarizó conmigo, pero privadamente. Públicamente ninguna de las dirigentes del PSOE, cuya vicepresidenta primera Carmen Calvo hace treinta años me reconocía mi magisterio en feminismo, tuvo la generosidad de criticar la injusta conducta de IU y apoyar nuestra oposición al proyecto de ley Trans que presentaba Podemos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraHoy, seis meses más tarde del comunicado del Partido Feminista manifestándonos frontalmente en contra de ese proyecto de ley Trans, y tres años más tarde de que la asociación HazteOir.org pusiera en marcha su autobús con el lema ‘Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva’ se emite un documento con el logo del PSOE que denominan argumentario donde se dice lo mismo que nosotras, como si ese partido hubiera sido el primero en desvelar un misterio semejante.
He de confesar que cuando HazteOir.org puso en marcha el autobús no entendí qué pretendía denunciar, por lo obvio, ni cuál era el conflicto. En aquel momento no tenía suficiente información sobre el proyecto de ley Trans, que cuando la leí me pareció surrealista, pero tampoco conocía las leyes autonómicas que reconocen ese despropósito de la “autodeterminación de género”.
¿Es que hay que descubrir ahora el mundo material en el que está inserta la especie humana?
En definitiva, para mí fue una revelación oír a Sofía Castañón, de Podemos, declarar en la televisión que a partir de ahora- el proyecto de ley se presentó en el Parlamento en la primavera de 2018 pero ella hablaba en diciembre de 2019 porque pretendían volver a presentarlo- ya no se mencionarían en los textos legales las categorías de mujer ni hombre ni padre ni madre. Ahora serían “progenitores gestantes” y “progenitores no gestantes”. De lo que se decidió en el Partido Feminista, a raíz de conocer semejante despropósito dimos buena cuenta enseguida, ya que publicamos nuestro primer comunicado el 3 de diciembre de 2019, y a continuación los que siguieron –los pueden encontrar fácilmente en nuestro Twitter y Google da completa información-, que desembocaron en un conflicto, cuyo final legal se ve lejos, con la coalición Izquierda Unida en la que somos uno de los partidos que la constituyen. IU ha hecho de la defensa de la ley Trans que impone la “autodeterminación de género” uno de sus objetivos prioritarios.
Pero, sin que este disparate a que ha llevado la difusión de ese engrudo ideológico de la teoría del género tenga un próximo final, lo que me tiene asombrada es que todos los partidos –el primero que ha hecho una declaración pública mostrándose frontalmente en contra de la ley Trans ha sido el Partido Feminista de España– hayan aceptado los disparates que han introducido y difundido el lobby Trans tanto en el seno del Movimiento Feminista, como –y es lo peor- en la legislación autonómica que se ha ido aprobando por mayorías absolutas e incluso consenso entre todas las formaciones políticas. Mediante las cuales el sexo biológico no existe y es la decisión de la persona la que determina ser mujer u hombre, y permite cambiar legalmente la partida de nacimiento y el documento de identidad para atribuirle un nuevo sexo, y por tanto un papel diferente en nuestra sociedad.
Me quedé pasmada cuando vi en la televisión a un niño, con un vestidito y un peinado de niña, que con 8 años se presentaba en el Parlamento extremeño y ante todos los diputados leía un discurso elaborado sobre su deseo de ser niña y de la necesidad de que así se le reconociera social y legalmente, mientras todos los representantes de todos los partidos lo miraban embobados y enternecidos, algunos incluso con lágrimas en los ojos. Y todavía me sigue asombrando que nadie le haya hecho reproche alguno a los padres por haber permitido –o inducido- a semejante confusión mental a un menor. Y que ningún defensor del menor haya intervenido en estos años para denunciar la manipulación de las fantasías de los niños y niñas, que va a permitir que legalmente se les hormone desde los 9 años, según manifiesten su deseo.
Ciertamente me pregunto, ¿este tema es realmente divisorio de la derecha y de la izquierda, o nos situamos en un mundo surrealista donde la materialidad de los cuerpos humanos no existe? ¿Es preciso que se difunda el mensaje de que las niñas tienen vulva y los niños tienen pene? ¿Es que nadie conoce las diferencias corporales entre las hembras y los machos en las especies mamíferas? ¿Se trata de abolir el Patriarcado o de abolir la realidad?
Bueno es que el PSOE se descuelgue ahora con un argumentario contra el llamado “transgenerismo”, aunque siga utilizando tontamente el término género para describir una situación social que pertenece al patriarcado, pero más bueno sería que todos los partidos, independientemente de su adscripción ideológica se pronunciaran en el mismo sentido. Porque vamos, ¿es que hay que descubrir ahora el mundo material en el que está inserta la especie humana? ¿Dónde queda el sentido común, ese que tantas veces se invoca por la izquierda, por la derecha, por el centro y por el centro derecha, y por todas las combinaciones espaciales, al que apelan continuamente los representantes de los partidos acreditados en el Parlamento?
¿Es que resulta tan insensato que las mujeres sean mujeres y los hombres hombres?
Ni en el País de las Maravillas hubiera imaginado que pudiera darse semejante discusión. Que esta no nos lleve no al País de las Maravillas sino al de una distopía.
.* Lidia Falcón es presidenta del Partido Feminista de España.