Muchos de los refugiados que huyen de sus hogares por la guerra, por persecución o por el motivo que les obligue a dejar su país para tener que vivir en una tierra ajena, deciden acudir a Suecia, uno de los estados que más inmigrantes recibe y que mejor los acoge.
Los suecos se caracterizan por facilitar la integración de los refugiados en su país, es más, muchos califican al país nórdico como el paraíso multiculturalista, en referencia a esa integración de personas de puntos tan diversos del planeta.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero lo que no se había visto hasta ahora es que entre esas ‘cestas de bienvenida’ que reciben los inmigrantes -ayudas, servicios de salud, etc.- es el folleto que les quiere regalar el colectivo LGTB RFSL, en el que explica a estas personas cómo tener sexo con heterosexuales, homosexuales, lesbianas, transexuales y queer.
Y lo hace con imágenes explícitas de un hombre con una mujer que tiene pene, o de otro que practica sexo con un discapacitado. Los consejos de esta asociación van desde cómo ponerse un condón, hasta operaciones de cambios de sexo.
Pero pasando por la edad legal en el país desde la que se puede consentir tener sexo -15 años-, la legalidad de la prostitución, todo tipo de enfermedades de transmisión sexual o, simplemente, cómo tener sexo con diferentes personas.
Cárcel para uno de sus líderes
La polémica no tardó en llegar a las redes sociales, primero por la imágenes que usan, y después por tener que dar estos folletos a personas que llegan a Suecia por circunstancias muy duras que nada tiene que ver con estos temas -como mucho que sean perseguidos por su condición sexual- por no hablar de considerar a todos los recién llegados ineptos en temas sexuales y sin tener en cuenta sus tradiciones o creencias, a las que pueden ofender.
Uno de sus líderes fue condenado en octubre de 2014 a cinco años de cárcel por los delitos de violación agravada
No han tardado en salir el resto de polémicas que salpica a esta asociación sueca, que vio cómo uno de sus líderes, Stefan Johansson, -presidente regional en la provincia sueca de Halland de la Federación para la Igualdad Sexual (RFSL)-, fue condenado en octubre de 2014 a cinco años de cárcel por los delitos de violación agravada, detención ilegal de personas, proxenetismo, explotación sexual de una persona dependiente, asalto y abuso de confianza.
Pero nada de esto evita que sigan cobrando de la ONU, que en 2007 les concedió el estatus de organismo consultivo del Consejo Económico y Social y desde entonces les riega con generosas subvenciones.
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