El Parlamento portugués ha aprobado a las nuevas leyes que regulan la adopción homosexual y el aborto, después de haber sido vetadas por el jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, sin hacer cambios en la normativa.
Los dos proyectos contaron con el respaldo de los socialistas, en el Gobierno desde finales de noviembre, y del resto de fuerzas de izquierda, mientras que los partidos de centro-derecha se opusieron.
Su aprobación por segunda vez en el hemiciclo obliga al presidente a promulgar ambas leyes, ya que la Constitución le otorga la capacidad de «veto absoluto» únicamente para las normas aprobadas directamente por el Gobierno, pero no así por la Cámara.
Los diputados de izquierda cargaron contra los argumentos esgrimidos por Cavaco Silva para no sancionar en primera instancia estas medidas y consideraron que sus palabras destilaban «prejuicios y conservadurismo», además de acusarle de intentar retrasar la aplicación de la nueva normativa.
Los partidos de centro-derecha, por su parte, lamentaron que no se haya atendido al criterio del presidente, quien instó a promover un debate más amplio sobre estas cuestiones antes de modificar la legislación vigente, informa Efe.
El conservador Cavaco Silva -que deja la jefatura del Estado el próximo 9 de marzo tras cumplir con el máximo de dos mandatos consecutivos en el cargo- rechazó en primera instancia sancionar estas leyes y reclamó que volvieran a ser debatidas en el Parlamento.
En un comunicado divulgado el pasado 25 de enero, justificó su decisión de echar atrás la ley que permite la adopción a parejas homosexuales por considerar que está aún por «demostrar» que así se «promueve el bienestar de los menores», cuyos intereses deben «prevalecer» sobre el resto de cuestiones.
El matrimonio homosexual se legalizó en Portugal en 2010, también con los socialistas en el poder, aunque sin derecho a adopción.
«Es importante asegurar que un cambio tan relevante en una materia de gran sensibilidad social no entre en vigor sin ser precedido de un amplio y esclarecedor debate público», afirmó Cavaco Silva.
Sobre el aborto, el jefe del Estado declinó promulgar la normativa que invalida los cambios legales introducidos el pasado verano, cuando el Parlamento -entonces con mayoría absoluta de los conservadores- aprobó una nueva regulación que exigía más condiciones y requisitos a las mujeres que decidiesen abortar.
Concretamente, el decreto introdujo el pago de tasas en los casos de aborto -la sanidad en Portugal es de «copago»- y obligaba a las mujeres a recibir consejo psicológico antes de tomar una decisión definitiva, lo que es revertido en esta nueva ley.
En opinión del presidente, el texto «disminuye los derechos de información y elimina la obligatoriedad de un acompañamiento técnico y especializado durante el período de reflexión» de la mujer que pretende abortar.
Cavaco Silva, católico practicante, será sustituido en marzo por Marcelo Rebelo de Sousa, quien ganó en enero pasado las elecciones presidenciales con un 52 % de los apoyos.
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