El Gobierno mexicano, encabezado por Enrique Peña Nieto, ha emprendido una ofensiva radical para imponer en el país la ideología de género. Y su idea clara: llegarán hasta el final cueste lo que cueste.
La Iglesia católica mexicana se ha erigido como la gran defensora de la familia ante este ataque y el ejecutivo mexicano no ha dudado en atacar a los obispos e incluso realizar amenazas veladas contra ellos si no se pliegan a sus imposiciones.
Es el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano, que en una entrevista ha llegado a decir que la jerarquía católica se está metiendo “en terrenos que no le corresponden” por lo que ha pedido a la Secretaría de Gobernación que actúe contra la Iglesia.
Y es que los obispos no han querido mantenerse callados ante la aprobación del llamado “matrimonio homosexual”, algo que sí que incumbe a la iglesia al convertirse en un ataque a la familia.
Además, el presidente del Congreso dejó muy clara la postura del Gobierno y su animadversión hacia la Iglesia: “Desde la Arquidiócesis Primada de México se dice que están poniendo en riesgo la familia. En la actualidad no existe ningún concepto único de familia. Yo diría que la familia tradicional lamentablemente está en riesgo en muchos sentidos por carácter económico, social, adiciones, divorcios, o por actos de pederastia de sacerdotes católicos, que no han sido todavía sancionados”.
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