Pese a las presiones de grandes lobbies y las campañas mediáticas en las que aparecen personajes famosos cada vez más miembros del colectivo LGTBI se muestran abiertamente contrarios a los vientres de alquiler.

Y es que precisamente son los homosexuales unos de los grandes clientes de la maternidad subrogada dada su incapacidad para poder tener hijos de manera natural.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La última movilización contra estas prácticas ha tenido gran repercusión en Italia donde un grupo de lesbianas apoyados por conocidos miembros del colectivo LGTBI y del feminismo han publicado un documento en el que piden la abolición de los vientres de alquiler para poner fin al tráfico de mujeres y ninos.

El documento firmado por cincuenta lesbianas es muy contundente y hace cuatro peticiones irrenunciables:

  • Rechazo a “mercantilización de la capacidad reproductiva de las mujeres”.
  • Rechazo a “mercantilización de los ninos”.
  • El respeto por parte de todos los gobiernos de una “regla de elemental sentido común de que la madre legal es la mujer que ha dado a luz y no la parte de un contrato”.
  • “El cumplimiento de los convenios internacionales para la protección de los derechos humanos de los que son parte los ninos”.

Según explica el documento que recoge La Reppublica, estas peticiones suponen una firme oposición a todas las formas de legalización de las madres de alquiler a nivel nacional e internacional y la abolición de las leyes (pocas) que se han introducido” en esta materia.

Las firmantes: «Muchas lesbianas se creen que pueden romper el vínculo emocional entre la madre y el recién nacido»

Cabe recordar que aunque los vientres de alquiler están prohibidos en gran parte del mundo existe un verdadero vacío legal que actúa como coladero.

Por poner solo un ejemplo, en Madrid hace escasos meses se celebró una feria sobre vientres de alquiler en el que numerosas empresas ofrecían sus servicios a las parejas, mayoritariamente homosexuales, para ser intermediarias en este proceso.

La India es la capital mundial del alquiler de vientres.
La India es la capital mundial del alquiler de vientres.

Esto demuestra por un lado que las autoridades no consideran un problema real los vientres de alquiler y por otro, que los eventos de este tipo evidencian el gran negocio que existe tras la subrogación ya que se puede llegar a pagar 130.000 euros para conseguir un bebé.

Las firmantes alertan que otras muchas lesbianas creen que “pueden romper el vínculo emocional entre la madre y el recién nacido, como si el vínculo dependiera del código genético y no del embarazo y el parto”.

Además, consideran que esta práctica es peligrosa para la mujer ‘alquilada’, algo a lo que no se da importancia mientras incluso se evita el periodo de lactancia para evitar la “unión” entre la madre y el bebé.

En opinión de este grupo de lesbianas tras los vientres de alquiler “sólo hay un negocio lucrativo promovido por personas del primer mundo” por lo que denuncian “la invasión del negocio en todas las áreas de la vida”.

El texto considera la utilización de las mujeres como máquinas a las que le privan de todos sus derechos “con respecto a la asistencia o información sobre el futuro de los ninos” que han llevado en su ser.

Al texto se han sumado importantes activistas LGTB como Aurelio Mancuso, presidente de Igualdad en Itala; Giampaolo Silvestri, exsenador y fundador de Arcigay. Además, también se han adherido feministas de renombre como Silvia Federici (Universidad Hofsra, Nueva York), Ariel Salleh (Universidad de Sidney), Barbara Katz Rothman (City University of New York).

«Fui tratada como un útero de usar y tirar» 

Las consecuencias nefastas para la madre utilizada como una fábrica han quedado de manifiesto en numerosos testimonios. Precisamente, en el Senado de Italia, Anna Gómez, uno de los muchos vientres de alquiler existentes aseguraba: “Fui tratada como un útero de usar y tirar. Sólo puedo decir que es un dolor que no se va, una herida que arde en todas las fibras musculares y en el corazón”.

Elisa Anna Gómez
Elisa Anna Gómez fue un vientre de alquiler y ahora cuenta su terrible experiencia / Zenit

Además, ésta añadía que para la pareja homosexual que la contrató “yo tenía un útero, nada más” pero para ella todo era mucho más profundo: “Quería a mi hija con un anhelo que sólo puedo describir como un fuego en mis huesos y una herida infligida en todas las fibras de mis músculos”.

Por ello, tras haber pasado por esta experiencia esta mujer afirma que “los vientres de alquiler son un gran error, es inmoral. No protege a la mujer o al nino” mientras añadía que “el deseo de una persona o una pareja de tener hijos no debe ser antepuesto a los derechos de un nino o la madre”.

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Nacido en Madrid pero natural de Ocaña se licenció en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Sus primeras incursiones periodísticas las hizo en la prensa local y regional, hasta que llegó a la Agencia EFE. Poco después inició una nueva aventura en Libertad Digital, diario en el que aterrizó en 2008 y del que fue redactor jefe y responsable de la información religiosa. Es articulista habitual de Religión en Libertad y ha colaborado en otros medios escritos como Revista Misión o El Medio y audiovisuales como esRadio e IntereconomíaTV.