La compañía J. Crew ha sido la última en sumarse al apoyo LGTB con el lanzamiento de una colección de camisetas con el lema «Love First». Y lo anuncia así: «Para celebrar el mes del orgullo LGTB, J. Crew se enorgullece de donar el 50% del precio de compra de una colección de camisetas y calcetines al lobby homosexual Human Rights Campaign«.
Por su parte, la organización CitizenGO ha lanzado una petición para rechazar la campaña de la firma que utiliza a los niños con fines políticos. Desde CitizenGO afirman que «es hora de que las personas que valoren el derecho de los niños a ser hijos y el derecho de los padres a enseñar sus valores se unan y le digan a J. Crew que no comercialice el activismo homosexual a los niños».
No es la primera vez que la empresa está en el punto de mira, ya que también fue criticada por asociarse con la empresa de camisetas ‘Prinkstop’ para ofrecer prendas con el lema «Yo soy feminista también», destinadas específicamente a niñas y también a niños de hasta dos años.
«La idea de que los extraños introduzcan la homosexualidad a los niños es inaceptable»
Entre las reacciones contrarias a J. Crew se encuentra la de Stephen Herreid del Catholic Vote que publicó en Twitter que «lo que define la homosexualidad es un apetito sexual por actividades físicas íntimas con personas del mismo sexo». «Presentarlo a los menores significa hablar explícitamente sobre la excitación y el contacto genital con los niños. La idea de que los extraños introduzcan la homosexualidad a los niños es inaceptable», añadió como recoge LifeSiteNews.
What defines homosexuality is a sexual appetite for intimate physical activities with people of the same sex.
Introducing it to minors means explicitly discussing arousal and genital contact with kids.
The idea of strangers introducing homosexuality to children is unacceptable. https://t.co/EQSYGSnwCQ— Stephen Herreid (@StephenHerreid) May 31, 2018
J. Crew ha generado muchas reacciones en contra de ambas líneas, y muchos padres y consumidores se preguntan hasta qué punto puede llegar una línea de ropa para ganar dinero, incluso con el uso de los niños. También se preguntan si estamos en una sociedad en la que «todo vale» y si es realmente necesario que los niños tengan que participar en este ‘circo’ que empaña su inocencia.
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