Manifestación del lobby gay en Bogotá (Colombia) en junio de 2013 /Efe - Mauricio Dueñas
Manifestación del lobby gay en Bogotá (Colombia) en junio de 2013 /Efe - Mauricio Dueñas

La Sala Plena de la Corte Constitucional colombiana aprobó la equiparación del matrimonio a las uniones entre homosexuales, después de haber estudiado cuatro apelaciones de activistas del lobby gay y parejas homosexuales que buscaban que las uniones entre parejas del mismo sexo no fueran catalogadas como una unión solemne.

La decisión analizó la ponencia realizada por el magistrado Jorge Pretelt, quien considera que el vínculo de dichas parejas no puede llamarse matrimonio pues la legislación decreta que éste solo se refiere a la unión entre hombres y mujeres. 

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Pese a que cambiar esa denominación le correspondería al Congreso y no al alto Tribunal Constitucional, la ponencia de Pretelt fue rechazada por seis votos contra tres.

“Un bloque mayoritario progresista y ultra liberal de la Sala Plena de la Corte Constitucional ha vulnerado abiertamente la Carta Política, la institución de la familia y el principio democrático, usurpando competencias que corresponden únicamente al Congreso de la República”, señaló el magistrado Pretelt al conocer la votación.

Así mismo, Pretelt dijo que “la Corte ha traicionado al Constituyente, aprobando temas como el aborto, la eutanasia, la dosis personal, la adopción y ahora el matrimonio de parejas del mismo sexo, a sabiendas que no serán aceptados en el Congreso de la República porque son rechazados por la mayoría de los colombianos”.

Inacción del Congreso

Aunque la Corte reconoció desde el 2011 que las parejas gays constituyen familia y desde el 2013 pueden constituir uniones formales con todos los derechos y deberes de un matrimonio, esas uniones no podían llamarse matrimonio.

En el 2011, la Corte le dio dos años al Congreso para que definiera en una ley si las uniones gays eran equiparables al matrimonio o para que creara una figura legal para las parejas del mismo sexo. El Congreso no tomó en cuenta dicha orden y hasta hoy los proyectos presentados no han pasado de un primer debate.

Como hay un vacío legal por cuenta de esa inacción la Corte ha decidido actuar sobre esa situación.

El trámite ahora es elaborar, con otro ponente, un proyecto de fallo que recoja la votación mayoritaria. Hay que esperar a que la Corte defina procedimientos y fechas, pero la unión civil en Colombia existe para parejas del mismo sexo.

“Con esta decisión quedan definitivamente sepultados aspectos esenciales de la Constitución del 91. Hoy la vida no es inviolable, como lo contemplaba la Constitución del 91, el matrimonio no es matrimonio y la familia no es familia», dijo el fiscal general Alejandro Ordoñez tras conocer la votación.

Además, dijo que hablará con varios senadores para que desde el Congreso de la República presenten un proyecto de acto legislativo “restableciendo precisamente lo que la Corte ha destruido”.

El artículo 42 de la Constitución de Colombia establece que «la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla».

El portavoz episcopal colombiano señala que equiparar matrimonio y uniones homosexuales «nos devuelve a Sodoma y Gomorra»

A su vez, monseñor José Daniel Falla, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal de Colombia, aseguró que “el matrimonio no es solo una construcción gubernamental sino una asociación natural que nos afecta a todos”. Agregó que este tipo de decisiones “nos devuelven a Sodoma y Gomorra”.

Sin embargo, la decisión fue celebrada por el lobby homosexual, al igual que por la Presidencia de la República e incluso por el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quienes expresaron apoyo en redes sociales.

Con esto, Colombia se convierte en el cuarto país de Hispanoamérica y el vigésimo tercero del mundo en aprobar este tipo de uniones.

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