Un informe de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) sobre las respuestas recogidas para elaborar el informe PISA de 2015 ha obtenido un dato realmente llamativo.
Además de medir el rendimiento académico y sus conocimientos en matemáticas y humanidades, los investigadores se centraron en una cuestión clave sobre “satisfacción de vida” y encontraron que el 39% de los chicos de 15 años manifestaron encontrase satisfechos con sus vidas, mientras que sólo el 29% de las chicas de la misma edad se expresaban de igual forma.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraComo es obvio, sólo se trata de un dato que refleja el estado de ánimo en un momento dado muy concreto, en el que las diferencias de desarrollo entre chicos y chicas son más que notables.
Tanto es así que si la pregunta se realizara a adolescentes de 12 años por el momento vital en que se encuentran tal vez el resultado sería al revés, con más niñas satisfechas que chicos, algo más despistados a esa edad.
Probablemente, las organizaciones feministas rápidamente situarían la raíz de la mayor insatisfacción vital de las chicas de 15 años en el sexismo, el machismo o el patriarcado. Sin embargo, precisamente en los países en los que se supone que hay una mayor “igualdad de género” son precisamente donde se encuentran las mayores diferencias.
«La felicidad de las mujeres ha ido decreciendo al tiempo que se han alcanzado cotas mayores de supuesta ‘igualdad de género’», explica Schaefer
Según el estudio, “en Austria Finlandia, Islandia, Luxemburgo, Países Bajos y Eslovenia – países en los que la satisfacción vital de los estudiantes está por encima de la media de la OCDE- la diferencia entre chicos y chicas contentos con su vida es superior al 14 puntos porcentuales a favor de los chicos.
¿Qué sucede precisamente en esos países para que se produzcan estas diferencias?
La investigadora senior del Independent Women’s Forum y columnista del New York Post Naomi Schaefer Riley ha tratado de responder a esta cuestión en un artículo publicado en el Institute for Family Studies, en el que recuerda que “la adolescencia es una época de importantes cambios y gran confusión que se hace aún mayor donde cada vez están más diluidos los papeles tradicionales”.
Por otro lado, los investigadores trataron de descubrir si la satisfacción de los adolescentes estaba relacionada con su rendimiento académico, lo descartaron a tenor de los datos extraídos, precisamente, del informe PISA.
A juicio de Schaefer “la diferencia entre ambos sexos en el sentimiento de felicidad o satisfacción general en naciones con una teórica igualdad podría tener más que ver con una tendencia, cada vez más presente en los Estados Unidos, por la que la felicidad de las mujeres ha ido decreciendo al tiempo que se han alcanzado cotas mayores de supuesta ‘igualdad de género’”.
En este sentido, cita un documento de la Oficina Nacional para la Investigación Económica de los Estados Unidos , en el que se explica que la insatisfacción femenina estaría relacionada con “la cantidad [cada vez menor] de tiempo libre que tienen disponible como resultado de su creciente deseo de sobresalir en su papel en la comunidad, en el trabajo y en sus familias”.
Schaefer sostiene que “una sociedad más ‘igualitaria’ ofrece más oportunidades a las mujeres, y algunas de ellas – especialmente las más jóvenes que intentan descubrir su camino- las ven como una exigencia que las sobrepasa”.
Los investigadores norteamericanos también destacan que al tiempo que crecen las oportunidades de desarrollo laboral de la mujer, el entorno con el que compararse cambia y dado que “la satisfacción vital no se predica del vacío”, como apunta Schaefer, “tal vez las mujeres son menos felices porque se están comparando con los hombres en lugar de compararse con otras mujeres”.
Otra posibilidad es que “las expectativas de las mujeres se han situado en niveles irreales” lo que conlleva a la decepción de no poder “tenerlo todo”.