La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha excluido la transexualidad como una enfermedad mental en la primera actualización de su Clasificación Internacional de Enfermedades en casi tres décadas publicada hoy.
Tras once años de trabajos, la OMS ha decidido que la transexualidad, que es un desorden de la identidad de género, salga del apartado de enfermedades mentales -algo que llevaban años reclamando las asociaciones LGTBI-, y entre en el de los comportamientos sexuales.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSe mantiene de esta forma dentro de la clasificación para que cuando una persona busque ayuda médica la obtenga ya que en muchos países, si la diagnosis no está incluida en la lista, el sistema sanitario público o privado no reembolsa el tratamiento.
La Clasificación Internacional de Enfermedades es una codificación estandarizada de todas las dolencias, desórdenes, condiciones y causas de muerte
«Queremos que las personas que padecen estas condiciones puedan obtener la ayuda sanitaria cuando la necesiten», explicó en rueda de prensa el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la Organización Mundial de la Salud, Shekhar Saxena.
Pero deja de ser considerada una enfermedad mental «porque no hay evidencias de que una persona con un desorden de identidad de género deba tener automáticamente al mismo tiempo un desorden mental, aunque suceda muy a menudo que vaya acompañado de ansiedad o depresión».
Además, «si a las personas con un desorden de identidad de género se las identifica automáticamente como alguien con un desorden mental, en muchos países se les estigmatiza y puede que se les reduzca las oportunidades de buscar ayuda», ha añadido.
La Clasificación Internacional de Enfermedades es una codificación estandarizada de todas las dolencias, desórdenes, condiciones y causas de muerte que sirve para que los países obtengan datos estadísticos y epidemiológicos sobre su situación sanitaria y puedan planear programas y recursos en consecuencia.
La última revisión de esta norma se hizo hace 28 años, y durante 11 años se ha analizado la información científica más reciente para crear un nuevo estándar que está disponible para ser usado por el personal médico del mundo entero, aunque los Estados tienen tiempo para adaptarse hasta el 1 de enero de 2022.
Este proceso ha servido para actualizar una clasificación que en muchos casos estaba desfasada, no reflejaba la realidad o no incluía comportamientos que ahora se consideran enfermedades o desórdenes. La clasificación incluye 55.000 códigos distintos, según informa Efe.
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