Apenas dos años después de que las revueltas del mayo francés de 1968 lanzaran de forma definitiva a la arena política el feminismo de raíz marxista que mutó al capital por el hombre como enemigo a abatir, Erin Pizzey ya estaba combatiendo la violencia familiar.
Nacida en 1939 en China por motivo del destino diplomático de su padre, en 1971 puso en marcha en los arrabales londinenses de Chiswick la primera casa de acogida para mujeres maltratadas que se conoce.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn vez de ser recordada por el movimiento feminista, Pizzey pronto se vio señalada y perseguida por negarse a que la ideología política le impidiera ver la realidad que ella se había propuesto atajar.
Tal fue su empecinamiento en no doblegarse a los postulados marxistas del feminismo militante que la reacción violenta no se hizo esperar y en 1981 tuvo que irse a vivir a los Estados Unidos. La persecución se mantuvo allí y vivió en las Islas Caimán e Italia antes de volver a Londres a finales del pasado siglo.
«Desde el principio yo era consciente de que la violencia doméstica no era una cuestión de sexo»
Estas son algunas de las verdades de Erin Pizzey que el feminismo no ha logrado digerir:
La violencia no tiene sexo
«Desde el principio yo era consciente de que la violencia doméstica no era una cuestión de sexo. De las primeras cien mujeres que entraron en el refugio, sesenta y dos eran tan violentas, o en algunos casos más violentas, que los hombres que habían dejado atrás».
«Ambos sexos son lesionados cuando se exponen a la violencia y cualquier sexo puede convertirse en víctima o agresor. Mucha de la violencia puede ser consensuada, es decir, ambos compañeros son violentos creyendo cada uno que el otro es el agresor».
La violencia se aprende, no es por sexo
«La violencia en las relaciones interpersonales es un patrón de comportamiento aprendido en la infancia temprana. Algunos chicos que son expuestos a la violencia de manos de sus cuidadores primarios, generalmente madres y padres, interiorizan el comportamiento abusivo y en adelante utilizan la violencia y el abuso como una estrategia de supervivencia».
Existen mujeres violentas
«Las estadísticas británicas muestran que la violencia doméstica se reparte casi equitativamente entre hombres y mujeres. Da igual lo mucho que lo digas o que lo señales».
Existe una «industria del maltrato»
«Un gigantesco plan propagandístico ha sido perpetrado y se han realizado estadísticas insostenibles para alimentar una política ideológica desatrosa y dañina, que ahora es una industria de un billón de dólares en todo el mundo, que discrimina a muchos padres y hombres inocentes».
«La feministización de la familia y de la sociedad occidental ha causado que los hombres se conviertan en unos parias»
El daño de la mujer víctima, indefensa e infantil
«El movimiento feminista rechazó resolutivamente cualquier argumento en el que las mujeres pudieran tener responsabilidad en su elección de relaciones. La imagen de mujeres como víctimas, como indefensas e infantiles dependientes de los brutales hombres a lo largo del mundo, ha dañado las relaciones entre los sexos».
El feminismo ha hecho un ‘paria’ al hombre
«La idea de que la familia es un peligro para las mujeres y los ninos ha destrozado mucho de nuestros tradicionales conceptos sobre el matrimonio. La feministización de la familia y de la sociedad occidental ha causado que los hombres se conviertan en unos parias y en una fuente de ridículo a los ojos de sus hijos».
La «patraña» de echar la culpa al patriarcado
«El objetivo, en vez de ser el capitalismo se cambió al patriarcado. Todo era culpa de los hombres, del poder que los hombres tienen sobre las mujeres. Y la segunda parte del argumento era que todas las mujeres son víctimas de la violencia de los hombres, que se debe al patriarcado. Y eso es una patraña».