Rosana Ribera de Gracia. /AMB-Actuall
Rosana Ribera de Gracia. /AMB-Actuall

Rosana Ribera de Gracia, periodista de raza, se salta todos los nuevos tabúes del discurso imperante -al menos en los medios y en determinados sectores de la política y la sociedad- sobre lo que la mujer es y debe ser, su relación con el hombre y la gestión de su realidad.

Sin pelos en la lengua, ni en la pluma, escribió ‘Desmontando a las feministas radicales de un tetazo’, un volumen ligero de peso pero cargado de razones y argumentos para rebatir la ideología de género y el feminnismo radical imperante.

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A las puertas del día de la mujer, se confiesa «harta» de que una s pocas muy radicalizadas hablen en su nombre. De hecho, acudirá el sábado 7 a las 12 de la mañana en la castiza plaza de Chamberí a una manifestación en la que, lejos de acusar al heteropatriarcado de todos los males, apuesta por «romper con el feminismo supremacista y la ideología de género».

Ribera de Gracia (siempre mantiene el apellido materno) reivindicsa la feminidad y la maternidad; habla de la familia «sin apellidos» y de casi todo sin tapujos («a mí nadie me priva de un goce sexual, ni aparento orgasmos, ni estoy oprimida, ni silencio mi sexualidad»).

¿Por qué acudir a la imagen del “tetazo” para desmontar el feminismo radical?

¿Suena fuerte verdad? Es una cuestión de ‘marketing’. Y de hecho, parece que es llamativo cuando usted me lo pregunta… Tal y como explico en el prólogo de este breve manual (de un tetazo, un ensayo propedéutico), las feministas radicales, entre las que se encuentran las llamadas ‘Femen’, están presentes en numerosísimas ocasiones en los medios de comunicación por el simple hecho de desnudar su torso en lugares públicos, a veces hasta en lugares que muchos seres humanos, del sexo masculino y femenino -que no del ‘género’, que no te engañen- consideran sagrados. 

Esta imagen fue la que me sugirió el título de este breve volumen, #YoSoyFemenina. Desmontando a las feministas radicales de un tetazo. Argumentario del feminismo femenino, un encargo de la asociación provida, profamilia y prolibertad HazteOir.org, del Grupo CitizenGO, para desmontar los postulados del feminismo radical.

¿Qué significa ‘desmontar el feminismo radical de un tetazo’? Pues que reivindico la feminidad y la maternidad. Y a buen entendedor, no le hacen falta más palabras.

Dice en el libro que se siente decepcionada consigo misma por haberse sometido a los dictados del feminismo radical durante años, sin cuestionar sus dogmas. ¿En qué medida sucedió este sometimiento?

Me gusta que un caballero me abra la puerta, incluso la del coche, aunque ésta sólo a veces; y que se agache a recoger lo que se me cae; que se ponga al lado de la acera que da a la calle y que lleve el paraguas si llueve, entre otras cosas porque me gustan los hombres altos; que me ayude a ponerme el abrigo y me deje el suyo si tengo frío; que me ofrezca el asiento si no hay más libres; que lleve mis maletas o las cosas de peso… ¿Les gusta esto a las feministas radicales? Habrá de todo, pero…

Dicho todo esto que ya habrá puesto los pelos de punta a más de una -y uno-, es francamente ridículo que haya feministas radicales que afirmen que el capitalismo que sostiene el patriarcado no me permite tener los mismos derechos que el varón y que me priva de gozar del placer sexual y de lograr un orgasmo pleno. La verdad es que no sé en qué se basan para decir semejantes cosas sobre las relaciones heterosexuales. ¿A que no se les ocurre decir que las lesbianas no gozan del sexo y que una de ellas sólo está para dar placer y no recibirlo? Ah, claro, que no están sometidas al patriarcado y machismo que sólo está presente en el ámbito de la mujer hetero. Hasta aquí puedo leer…

Hay misóginos y hay hombres que desean la dominación total de la mujer, pero son una minoría de enfermos. La mayor parte de las mujeres no creemos que el placer sexual -y el brandy, me apunta una amiga-, por ejemplo, es sólo cosa de hombres y que la mujer sólo tiene que satisfacerlos a ellos, ni que estamos dominadas. ¡Ya basta! 

El derecho a decidir sobre mi cuerpo está precisamente aquí y no en el derecho a matar a un ser humano. A mí nadie me priva de un goce sexual, ni aparento orgasmos, ni estoy oprimida, ni silencio mi sexualidad -aunque considero que es cosa de dos, no del vecindario, francamente-, ni a la mayoría de las amas de casa les esclaviza el trabajo doméstico más que a otros el trabajo fuera de casa -es necesario, no esclavizante-, ni la crianza, ni todas las mujeres estamos en constante peligro de violación, ni de acoso -por cierto, ridículo eso de legislar sobre el piropeo-, ni sentimos que existe propiedad sobre nuestros cuerpos y que no decidimos libremente…

Concretamente, hablo de decepción de mí misma por haberme sometido al dictado de las feministas radicales durante tantos años sin cuestionar sus dogmas ante el gran axioma de la igualdad, de la equidad, que han vendido como igual identidad, y no es lo mismo. 

«Creo en la dignidad de todo ser humano, no sólo de la mujer. No me parece bien que se criminalice al hombre»

Asegura  que cree “en la familia sin apellidos”; que “la civilización existe gracias a la unión del hombre y de la mujer”; que “el feminismo radical está destruyendo la cultura” y que “el ama de casa es la mujer luchadora por antonomasia”. ¿No teme que la que reciba un ‘tetazo’ cualquier día sea usted?

Ji, ji. La verdad es que con esta pregunta que me formula me ha venido a la cabeza una ‘Femen’, de las que ya hemos hablado al inicio de esta entrevista, dándome un tetazo. ¡Ay, madre!, espero que esto que dice usted no ocurra. Lo que quiero, en general, es reivindicar la feminidad y la complementariedad. 

¿Y en particular, cómo es el neofeminismo que usted defiende?

Ser feminista en el siglo XXI en, por ejemplo, España, no significa tener que luchar contra la desigualdad. Esta prueba ya está superada. 

Lo primero es que creo que el patriarcado está superado en los países occidentales; no me siento oprimida como mujer por un hombre opresor. Así pues, no quiero el enfrentamiento entre hombre y mujer -o entre mujer y hombre, que no se diga, ¡oiga!- por razón de sexo -y menos de ‘género’-.

Tampoco deseo que se imponga la idea del odio al hombre por el simple hecho de serlo. Creo en la dignidad de todo ser humano, no sólo de la mujer. No me parece bien que se criminalice al hombre a través de leyes desiguales por el sólo hecho de ser hombre y creo en la presunción de inocencia del ser humano, no sólo de la mujer. Así, condeno por igual los abusos vengan de donde vengan y creo que la violencia es violencia y es deplorable si se comete del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia al hombre y no hay que hacer distinciones. Hay que erradicar la violencia en el ámbito familiar, la violencia doméstica, entre la pareja, hacia el hijo -y la hija-, hacia el abuelo -y la abuela-…

«creo en la familia sin apellidos y sé que la civilización existe gracias a la unión del hombre y de la mujer»

Ay, la familia… ¿así, sin apellidos?

Efectivamente, tal y como me lo plantea creo en la familia sin apellidos y sé que la civilización existe gracias a la unión del hombre y de la mujer. Aplaudo a las mujeres que, libremente, deciden ser amas de casa y quedarse al cuidado de sus hijos, aunque yo haya trabajado toda mi vida como loca -y no escojo esta palabra de manera baladí- aún teniendo familia. ¡El ama de casa es una mujer luchadora por antonomasia!; ¡la mujer trabajadora, también! Este año 2020 hay que luchar por la conciliación para hombres y mujeres.

En la esencia de la mujer, con la complementariedad del hombre, está el ser madre. Es valiente dar la vida y es cobarde quitarla y defender el aborto del indefenso, como hacen las feministas en el marco de la llamada ideología de ‘género’, mal llamada porque deberíamos llamarla “ideología del enfrentamiento de sexos”. 

No quiero que me traten como idiota y que me impongan ideas y dogmas las feministas radicales. El feminismo radical, como ve por esto que digo, está destruyendo la cultura.

La mayoría de los capítulos están planteados en forma de pregunta y respuesta. ¿Se trataba de escribir un ‘catecismo antifeminista’?

Estoy cansada de la manipulación y del engaño que el movimiento feminista hace de la mujer. Estoy harta de que hablen en mi nombre como si todas las mujeres comulgáramos con las ideas de estas mujeres radicales. Por todo esto, decidí -y HazteOir.org me ha dado la oportunidad- plantar cara al feminismo radical. Esto es lo que pretendo que se entienda, mediante la formulación de una serie de preguntas y sus consiguientes respuestas, apoyadas en diversos expertos en la materia. Si usted quiere rebautizarlo como ‘catecismo antifeminista’, bienvenido sea.

Lo que intento dejar claro es no estoy siendo conservadora y católica -aunque lo sea- por decir lo que digo, no me siento para nada sometida a ningún sistema machista, heteronormativo, clerical y patriarcal, ni en casa, ni fuera de casa. ¡Así es que no me vengan las feministas radicales con monsergas y luchas contra este sistema, para mí, inexistente!

Si hay lugares en el mundo donde las mujeres no son consideradas con igual dignidad que los hombres ¿por qué el feminismo radical no actúa allí?

En las sociedades modernas hemos dado grandes pasos de cara a la igualdad de los sexos. Desgraciadamente, como usted plantea, todavía hay lugares en el mundo donde las mujeres no son iguales en derechos, no tienen las mismas oportunidades que el hombre, son consideradas un objeto sexual, incluso a través de la poligamia, incluso sometidas a mutilaciones genitales… son consideradas ciudadanos de segundo orden. Tenemos que poner nuestro mejor esfuerzo para combatir esta realidad.

¿Por qué los activistas de la ideología de ‘género’ actúan en países occidentales y no luchan por cambiar esas situaciones donde sí que hay una gran tarea por realizar? La verdad es que creo que los ideólogos de género están en una lucha política, en una industria que les lucra y no trabajando sobre la reivindicación de los derechos de la mujer.

¿Algún plan sugerente para celebrar este año el día de la mujer?

Las mujeres tenemos que plantar cara a las feministas radicales, tenemos que luchar contra el feminazismo, el feminismo de ‘género’, el feminismo violento… ¿Por qué tienen que hablar estas mujeres en mi nombre? Lo veremos, por ejemplo el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Tomarán las calles y hablarán en nombre de todas las mujeres. ¡Estoy harta de que hablen en mi nombre! En este sentido, invito a hombres y mujeres a asistir el 7 de marzo, a las 12 horas, en la plaza de Chamberí de Madrid, a la convocatoria de Women of the World, que también critica que el feminismo radical se haya adueñado del 8M, convirtiéndolo «en un día de rechazo a la feminidad y la masculinidad», según dicen los propios organizadores.

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Nicolás de Cárdenas fue inoculado por el virus del periodismo de día, en el colegio, donde cada mañana leía en su puerta que “la verdad os hará libres”. Y de noche, devorando los tebeos de Tintín. Ha arribado en su periplo profesional a puertos periodísticos de papel, internet, televisión así como a asociaciones cívicas. Aspira a morir diciendo: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe".