Fue el pasado 9 de abril, en el madrileño barrio de Chueca. Unos jóvenes de Nuevas Generaciones del PP hacían lucir en su carpa electoral las banderas del orgullo LGTBi, Trans y Bisexual.
Al día siguiente, el perfil de Twitter de Nuevas Generaciones Centro publicaba el siguiente mensaje:
“Hoy la izquierda está que brama contra nosotros. No pueden soportar que @NNGG_Es y @populares defiendan los derechos LGTB y la diversidad. Y que se entere la izquierda. Las personas LGTB no son patrimonio de PSOE ni de PODEMOS. Son libres. Ladran luego cabalgamos”.
La verdad es que es desolador ver cómo el principal partido de la derecha española compra con entusiasmo el discurso de la izquierda más radical. Y es que ni siquiera el PSOE está atreviéndose a aceptar las reivindicaciones del lobby transexual. Hace unos meses destacados dirigentes socialistas, entre los que se encontraba Carmen Calvo, criticaban el borrador de ley trans de Podemos por considerar que la llamada autodeterminación sexual y de género ponía en peligro los derechos de las mujeres y los niños.
Me gustaría hablar con esos jóvenes aspirantes a político que lucen con orgullo las banderas del lobby LGTBi para preguntarles qué es eso a lo que llaman derechos de las personas trans.
¿De verdad, jóvenes del PP, consideran ustedes que es un derecho de las personas trans el que un hombre, por puro capricho y sin necesidad de tener que aportar ningún tipo de informe médico ni psicológico, y manteniendo íntegramente su apariencia sexual, pueda inscribirse en el Registro Civil como mujer y eso le de derecho a entrar en vestuarios femeninos y competir en categoría femenina en cualquier deporte?
En estas elecciones los amantes de la libertad y los impuestos bajos tienen más alternativas que el Partido Popular
¿Es acaso un derecho de las personas trans que un niño de 11 años que manifiesta que quiere ser una niña sea sometido, sin necesidad de un informe médico que acredite la disforia de género, a tratamiento hormonal y sufra una mutilación genital permanente, y se vea condenado a consumir hormonas de por vida?
¿Puede considerarse un derecho de las personas trans que los padres de ese niño no puedan oponerse a su voluntad y que la Administración, en caso de que los padres no accedan a cumplir sus deseos, pueda decretar que el menor se encuentra en situación de riesgo y solicitar a la Justicia la retirada de la custodia del menor?
¿Incluye esa relación de derechos de las personas trans el que los padres no podamos elegir la educación moral que nuestros hijos van a recibir en los colegios y tengamos que soportar que activistas de los colectivos transexuales aparezcan en los colegios a explicar a nuestros niños y niñas que el sexo no viene determinado por la biología, sino que es algo que ellos pueden elegir desde la edad más temprana?
Disparates como estos aparecen en el borrador de Ley Trans que Irene Montero y Podemos tienen previsto llevar al Congreso en los próximos meses. Una Ley que recoge todas las reivindicaciones del lobby trans, cuya bandera con entusiasmo enarbolan los cachorros del PP de Madrid.
Una ley, la de Irene Montero, no muy distinta a la Ley Trans de la Comunidad de Madrid, que se promulgó durante los años de Cristina Cifuentes y que Isabel Diaz Ayuso, la nueva heroína de la derecha capitalina, ha mantenido intacta.
Por eso nos gustaría saber si Isabel Diaz Ayuso, que no ha desautorizado el fervor LGTBi de eso jóvenes militantes del PP de Madrid, se compromete públicamente a retirar la Ley Trans de Cifuentes. La misma pregunta se la hemos hecho a Rocío Monasterio, candidata de VOX.
Porque en estas elecciones los amantes de la libertad y los impuestos bajos tienen más alternativas que el Partido Popular.
Porque no solo de la hostelería vive el hombre.
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