Mireia Belmonte (Badalona, 1990) es una de las grandes figuras del deporte español. Campeona olímpica, mundial y europea, compite en las categorías de estilos, mariposa y libre.

Desde hace años acumula records, desde los Juegos Olímpicos de Pekín (2008) a los de Río (2016), pasando por los de Londres (2012). Y acaba de lograr su primer oro mundial en 200 mariposa en el Mundial de Natación de Budapest.

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Menos conocida es su faceta personal: esta rutilante sirena olímpica es una mujer de firmes convicciones en la familia, el matrimonio y la fe religiosa. En buena medida estos valores son el secreto de su éxito.

Recopilamos lo que Mireia Belmonte piensa acerca de todo ello.

Familia: “Es el pilar sobre el que se sostiene mi historia personal y deportiva es mi familia: entre todos –mi padre, mi madre y mi hermano– formamos parte del resultado de mi trayectoria”, sostiene una entrevista concedida a la revista Misión.

Fe en Dios: Se apoya en ella desde pequeña ya que –afirma- “forma parte de mi esfera más personal e íntima”. Cuando fue a competir a los Juegos de Río puso en un mensaje de móvil: “Dios me dará fuerzas para que todo vaya bien”.

Poco después los Juegos de Londres de 2012, en los que ganó dos platas, Mireia pidió recibir la confirmación

Sacramentos: “No siempre es fácil compatibilizar horarios para poder ir a misa”, dijo en una ocasión. Pero siempre ha sido creyente practicante. Y poco después los Juegos de Londres de 2012, en los que ganó dos platas, Mireia pidió recibir la confirmación. Finalmente se confirmó en 2015, apadrinada por el rector de la Universidad Católica de Murcia –donde estudia publicidad-.  Porque vivir este sacramento “forma parte de mis valores de vida”.

Mireia Belmonte durante un evento de relojes / Diez Minutos
Mireia Belmonte durante un evento de relojes / Diez Minutos

Dos medallas a la Virgen de Montserrat. – Nunca ha escondido su condición de católica, ni tampoco su devoción a la Virgen. Tras los Juegos de Londres en 2012 ofreció sus dos medallas a la Virgen de Montserrat.

Afán de superación: Como otros deportistas de elite, nadie la ha regalado nada, sino que se lo ha trabajado, con constancia y un trabajo de hormiguita. Comenzó a nadar a los 4 años porque tenía un problema de espalda (escoliosis), y a los 12 compitió en un campeonato de España. Llegó a ser campeona a base de tesón y disciplina.

Ella misma explicaba en una entrevista lo que le había enseñado el deporte: “la constancia, el compromiso, el esfuerzo, la responsabilidad”.

“Junto a su hermano, han creado una familia desde la humildad y el trabajo diario, forjada en valores humanos y cristianos»

Una familia unida.- Una de las claves de la sencillez y la humanidad es su familia. “Mireia es la gran obra de sus padres, Pepe y Paqui”, afirma Luis Emilio Pascual, capellán de la Universidad Católica de Murcia. Y añade “Junto a su hermano, han creado una familia desde la humildad y el trabajo diario, forjada en valores humanos y cristianos».

De las chancla de piscina a los tacones de aguja.- A la vez es una chica muy normal. Que disfruta con la vida, le gusta pintarse las uñas, le gustan los CD de Mariah Carey y la película Titanic, y se planteó ser modelo. El capellán Luis Emilio Pascual, la describe no sólo como “excepcional persona” sino “presumida, y a la que le encanta sustituir las chanclas de piscina y las zapatillas de entrenamiento por los tacones de aguja”.

Mireia Belmonte justo a su pareja Javier Hernanz / Hola
Mireia Belmonte justo a su pareja Javier Hernanz / Hola

Y con novio.- El propio capellán cuenta que la campeona tiene novio, “su chico” Javier “con el que vive –salvando las circunstancias de largos periodos de tiempo de separación– una preciosa historia de amor”.

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