El columnista y escritor, Salvador Sostres hace referencia en este artículo a las diferencias que existen hoy entre hombres y mujeres, las costumbres y el comportamiento diario de cada uno de ellos.
Las mujeres son el sexo débil y por eso existe el tenis femenino; y el hombre es el sexo fuerte y por eso se considera una violencia específicamente castigable que un marido pegue a su esposa. En casa éramos muy de Steffi Graf y si no me hablo con mi padre es por algo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLas ninas tienen vulva y los ninos tienen pene, y luego ayudaremos a los transexuales como a cualquiera que tenga un problema, pero ni el género es una construcción social ni se pueden negar las diferentes características de machos y hembras. Mi mujer no tiene mi fuerza ni yo su mala leche.
Las ninas son de azúcar y los ninos de hierro, decía siempre mi magnífica tía Lola, y tenía toda la razón aunque seguramente hoy la meterían en la cárcel.
Borrón en el diccionario
Por eso los hombres cedemos el paso a las damas, pagamos las cuentas de los restaurantes y aceptamos los consejos de la inteligencia superior de nuestras esposas justo cuando estamos a punto de perdernos.
Por eso las mujeres han aprendido a suplir con astucia su fragilidad y a utilizar nuestra fuerza en su favor
Por eso las mujeres han aprendido a suplir con astucia su fragilidad y a utilizar nuestra fuerza en su favor. Por eso saben mejor que nosotros conseguir lo que se proponen y por eso nos piden que les llevemos las maletas, aunque sin que nos lo pidan también lo hacemos.
El feminismo no defiende a las mujeres sino el cuantioso negocio del feminismo, basado en el resentimiento y en querer igualar a las mujeres con los hombres cuando no está en nuestra naturaleza ser iguales ni querer serlo.
Es cínico denunciar que los hombres abusan de su fuerza física y negar luego esta fortaleza. Es absurdo legislar para proteger la debilidad de las mujeres y luego tratarla de borrar del diccionario.
El feminismo busca bronca para cobrar como el que viene a solucionarla y no hay nada tan humillante para una mujer preparada como las cuotas y la negación de la realidad para el simulacro de hacerle sentir lo que no es ni quiere ser.
A mi hija le compro disfraces de princesa y con mi ahijado vamos a comer ostras como unos bestias. Y somos todos muy de derechas, sí. Y estamos muy contentos y nos va muy bien.