El Perú es una creación de la Iglesia católica, todo América lo es, los conquistadores españoles al encontrar una población a conquistar, primero de acuerdo con la ley, realizaban el Requerimiento, anotado por el escribano que los acompañaba, en este documento solicitaban al líder de la población que reconozca y jure lealtad a la Reina de España y a la religión católica, que esta, en contraprestación, le brindaría protección y la religión les abriría el camino hacia la vida eterna.
Un cura también acompañaba para evangelizar, nunca por la fuerza, solo por la persuasión. Evangelizar es civilizar, luego vendrían las ordenes religiosas, curas soldados, duros como el hierro que exploraron todo lugar en donde existiera un alma para salvar. Una tarea de titanes.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPizarro, el conquistador y fundador del Perú y Sudamérica, atendía misa y se confesaba todos los días. A ese paso, el Virreinato del Perú se convirtió en tierra de santos, Santa Rosa de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, San Martin de Porres. En la Villa de Santa Catalina de Guadalcázar, del Valle de Moquegua en el Virreinato del Perú, en donde cada una de las haciendas tenía una capilla o iglesia y un cura en planilla, los feligreses hicieron colecta pública y trajeron una santa nacida en Palestina, desde la Catatumbas de Roma, Santa Fortunata en 1796, querían tener una santa en el pueblo para venerar.
Era una civilización católica, en extremo prospera, la más prospera del mundo en esa época, porque en la cristiandad el trabajo y el honor es una virtud. Es que, para desarrollar una civilización con prosperidad económica, primero hay que formar al hombre, y, en una civilización en donde se sigue la doctrina católica y sus mandamientos, el éxito está asegurado. No hay que confundir con el folklorismo católico que se observa hoy en día, celebraciones cristianas sin cumplimiento del dogma. No basta con persignarse, hay que cumplir y seguir la doctrina, encontrar la verdad y defenderla.
Este plan civilizador terminó violentamente con las guerras de revolución emancipadora, mal llamadas de independencia. Estas guerras destruyeron desde la raíz la base espiritual, moral y ética de la civilización hispana en las Américas, por la fuerza se introdujo el pecado del liberalismo, que se basa en la negación de la doctrina católica. El liberalismo busca la libertad sin verdad, la igualdad sin Dios y razón, y la fraternidad sin hermandad católica. Los valores de la Revolución Francesa se trasladaron al nuevo mundo y se introdujeron con sangre y fuego.
Las guerras post emancipación hispana fueron largas, sesenta años de guerras acompañadas de genocidios contra indios y cristianos. Fue una revolución que, al parecer, doscientos años después no ha terminado. Luego del liberalismo, introdujeron otra herejía, mucho peor, el comunismo que terminó con destruir la base espiritual de la hispanidad, ahora esta civilización amenaza con volver al paganismo, al invento del indigenismo new age y hippie.
Ahora Perú, la matriz del mundo, tierra de santos, la continuación de Roma, mestiza como ella, se aleja más de sus raíces cristianas, sus políticos liberales continúan con la moda global de la libertad sin verdad, promoviendo por la fuerza la unión homosexual un eufemismo del ‘matrimonio’ por la puerta de atrás.
Aquellos que han sido convencidos que no habrán consecuencias, tienen que analizarlo más. Solo tienen que observar lo que sucede en occidente post cristiano luego de la destrucción del matrimonio natural, hombre-mujer. Porque eso es lo que es, aprobar otra forma de matrimonio es la cancelación del natural, y con ello, la destrucción de la familia, de la mujer, del hombre, de la niñez y por último de la civilización.
En Estados Unidos, luego de la aprobación de la unión civil homosexual, la locura comenzó; hombres que se auto perciben como mujeres y exigen que se les trate como tal, de otra forma el que defiende la realidad podría ir a la cárcel por delito de odio. Hombres exigiendo utilizar baños de mujeres, compitiendo contra mujeres en ligas de deportes femeninos, niños exigiendo los mutilen -genitales o senos- y que los inyecten con hormonas para evitar la etapa natural de desarrollo de la pubertad.
Solo imaginen un ser humano sin experimentar la pubertad, un periodo hermoso de la vida humana. Clubs de homosexuales en las escuelas y cuotas de empleo solo para los que se perciben transexuales. Sin mencionar, la locura más grande, hombres ganando concursos de belleza compitiendo contra mujeres. Imagino el jurado tiene que tener algún grado de alteración también, al preferir una copia de mujer en vez de una dama de verdad.
Estos últimos cuatro años en los Estados Unidos, en donde el gobierno de Biden se dedicó a promover el anti humanismo, devastaron el país, afectándolo en todos los aspectos, desde el económico hasta el moral, provocando al mismo tiempo la conversión masiva al cristianismo, como respuesta a las ideologías modernas. El pueblo norteamericano se dio cuenta que el dogma cristiano es la única protección valida, y, así lo demostró en las elecciones.
Solo una simple ley, la unión civil, que venden como no dañina, por ser anti natural tendrá consecuencias devastadoras en la sociedad peruana, la destruirá con confusión. Sin embargo, esta es la oportunidad para recuperar la raíz de la moral hispana, su fortaleza, que es la religión católica y sus dogmas que forman virtudes. No es la economía estúpido, son las virtudes, sin estas no hay economía, se destruye la civilización. Perú tierra de santos tiene que castigar a los políticos que promueven esta ley anti natural, llamarlos, escribirles, denunciarlos y no votar por ellos nunca más, es la resistencia pasiva católica que conquistó Roma, y luego occidente que tienen que utilizar.
Jeffrey M. Kihien-Palza