Lo cierto es que la lucha de los defensores de los mal llamados géneros -cuando han de decir sexo-, que cada día se van ampliando a unos nuevos, es encomiable. Hace tres días, por así decirlo, sólo había dos sexos: masculino y femenino; hombre y mujer. Y había sido siempre así a lo largo de la humanidad, o como ha dicho recientemente Justin Trudeau, genticidad (en inglés humanidad, mankind, contiene la raíz hombre, lo que sería una discriminación, mientras que genticidad, en inglés peoplekind, sería neutro).
Y pese a lo ridículo que supone y las lecciones teóricas que muestran lo absurdo de sus pretensiones, como las que ha dado en numerosas ocasiones el ya famoso profesor Jordan Peterson, siguen siendo numerosas empresas (Google o Facebook son algunos ejemplos) y Gobiernos, como el de Canadá, los que asumen los principios de la ideología de género.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraUno de los últimos ridículos lo ha protagonizado Youtube. En el formulario de registro para los usuarios que aparece en su web, pregunta a sus usuarios el sexo biológico junto al género con el que se sienten más identificados, que no es biológico sino una percepción subjetiva.
Como el espacio con el que cuenta es limitado, sólo ofrece la posibilidad de responder mujer -persona de sexo femenino-, mujer transgénero, hombre transgénero -personas que se diferencian de las identidades de género hombre-mujer, género fluido/no binario -persona que se define como un mix dinámico entre los dos géneros-, hombre -persona de sexo masculino-, y la casilla para que cada uno especifique con cuál se identifica.
Todavía le faltan muchos hasta alcanzar los 31 géneros reconocidos por la ciudad de Nueva York, y lo que está claro es que las siglas LGTB ya se han quedado cortas y ni tomando todas las letras del abecedario español cubrimos todos los posibles géneros. Gracias a Dios existe el símbolo +, que permite que los 31 se sigan ampliando.
Y claro está, esa cantidad de géneros y nuevas posibilidades nos llevan a sucesos como el ocurrido en Alemania, que demuestra cómo se ha ido el tema de las manos. En el Parlamento, un diputado en su turno de palabra se dirigió no a 31, sino a 60 posibles identidades sexuales, mostrando lo ridículo que es esa multiplicación, también en el lenguaje –Bibiana Aído y sus ‘miembras‘ e Irene Montero y sus ‘portavozas‘-.
Y lo peor de todo es que lo que es un simple deseo por parte de algunas personas, en países como Suecia, donde ya es oficial desde hace años en su diccionario el pronombre neutro para referirse a para hablar de las personas transexuales o aquellas que no se identifican con ninguno de los dos géneros, Inglaterra -la Universidad de Oxford ha pedido multar a quienes usen lo pronombres él o ella, o Canadá, se está convirtiendo en norma y los nuevos pronombres para referirse a los diferentes géneros, ya se están institucionalizando. Una barbaridad.