Irlanda, una de las reservas espirituales de Occidente. Y quien tuvo, retuvo...
Irlanda, una de las reservas espirituales de Occidente. Y quien tuvo, retuvo...

Hoy 17 de marzo es la fiesta de San Patricio, un personaje que para los irlandeses es todo un símbolo de la identidad nacional. Algo equivalente al Apóstol Santiago para los españoles o la Guadalupana para los mexicanos.

El día de hoy, en la ciudad de los rascacielos (Nueva York) a lo largo de la Quinta Avenida y teniendo como principal monumento la Catedral de San Patricio (entre las calles 50 y 51) desfilan miles de personas ataviadas con trajes folklóricos que recuerdan sus lugares de origen.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Una gran fiesta en donde la numerosa comunidad irlandesa asentada en los Estados Unidos festeja a su santo patrono.

Preciso será que hagamos un poco de historia…

La historia de Irlanda, la Isla Esmeralda, es casi desconocida hasta la introducción del Cristianismo, el cual tuvo lugar en el siglo V cuando San Patricio llegó allí predicando el Evangelio.

Aquel santo misionero recurrió a la hoja de trébol para hacer entender a los rubios paganos de aquellas tierras el Misterio de la Santísima Trinidad. Y tan bien lo entendieron que, a partir de entonces, el trébol se convirtió en el símbolo del pueblo irlandés.

Desde entonces Irlanda y la Fe de Cristo permanecen tan unidos como las dos caras de una moneda.

En poco tiempo, Irlanda se convirtió en un gigantesco monasterio desde el cual se enviaban monjes al resto de Europa. Esta fue la razón por la cual Irlanda fue llamada “la Isla de los santos”

Y mientras Europa sufría mil penalidades, Irlanda, cumpliendo fielmente el lema de los benedictinos, oraba y trabajaba.

Una santa paz monacal que terminaría trágicamente ya que en el siglo XVI y a raíz de que Enrique VIII de Inglaterra rompe con Roma fundando la Iglesia Anglicana, los ingleses invaden Irlanda con la intención de imponer el protestantismo.

A partir de entonces los invasores ingleses serían protestantes perseguidores.

Esto provocó una reacción heroica por parte de los católicos irlandeses: Luchas sangrientas, incendios, violaciones, saqueos y un sinfín de calamidades. Irlanda ardería por los cuatro costados durante más de tres siglos.

El caso es que –al igual de España, México y Polonia- el pueblo irlandés se forjaría en torno al martirio padecido por mantenerse fiel al catolicismo.

Debido al clima de intolerancia religiosa, miles de irlandeses emigraron a Norteamérica convirtiéndose en misioneros activos del catolicismo.

Entretanto en la Isla Esmeralda la situación mejoró un poco en el momento en que la parte sur de la isla (Eire) se convirtió en la república independiente de Irlanda, en tanto que la parte norte (Ulster) permaneció como provincia británica.

A partir de la década de los años 70s del siglo pasado, un grupo terrorista llamado IRA (Ejército Republicano Irlandés) tomando como bandera el catolicismo, empezó a cometer sangrientos atentados.

De este modo los católicos irlandeses de la provincia británica del Ulster (Irlanda del Norte) quedaron atrapados entre dos fuegos: Por una parte los protestantes que los humillaban y por la otra los guerrilleros del IRA que con sus atentados desprestigiaban al catolicismo y le daban a los protestantes británicos numerosos pretextos para oprimir aún más a los católicos.

A pesar de que, a fines del siglo XX, se llegó a un acuerdo que ponía fin a una violencia que había costado más de dos mil vidas, la realidad es que todo este clima de continua tensión fue enfriando la piedad popular.

Un enfriamiento que se manifestó en el creciente número de abortos y divorcios así como en el descenso de la natalidad y de las vocaciones.

Ante todo ello, el pasado 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) en Irlanda del Sur se llevó a cabo un referéndum que pretendía modificar la Constitución de 1937 en el sentido de borrar tanto la familia tradicional como el reconocimiento del rol de la mujer en el hogar.

Dada la creciente descristianización que sufre aquel pueblo, todo hacía esperar un triunfo de las reformar progresistas.

Mas he aquí que quienes eso esperaban se quedaron con un palmo de narices puesto que, por abrumadora mayoría, los votantes rechazaron dichas reformas constitucionales.

Este devuelve la esperanza a quienes, con justa razón, creían que los irlandeses habían perdido la fe.

Ni duda cabe que donde hubo fuego, cenizas quedan y, quiérase o no, en el ánimo de los irlandeses pesa mucho una tradición multisecular que supo dar héroes y santos.

Una gran noticia digna de celebrarse por todo lo alto este domingo 17 de marzo en que los irlandeses veneran con especial fervor al misionero a quienes deben la Fe Católica.

Grandes desfilen en la Quinta Avenida de Nueva York. Grandes solemnidades tanto en la catedral neoyorkina de San Patricio como en la catedral dedicada al mismo santo que se encuentra en Armagh (Irlanda del Norte).

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).