Más de 4.500 personas acudieron este miércoles a la misa de reparación que el Arzobispado había convocado en respuesta a la profanación de Abel Azcona por su robó de 242 hostias consagradas que utilizó para formar la palabra pederastia en su exposición en Pamplona, según recoge Diario de Navarra.
La misa duró cerca de dos horas y en ella el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez González recalcó que “la verdadera libertad de expresión no comprende un supuesto derecho a la ofensa o un desprecio a lo más sagrado”.
“Es patrimonio de fe y vida que nuestra tierra de Navarra goza desde siglos. La Eucaristía es el signo sacramental de la más excelsa hermosura que existe en toda la historia de la humanidad”, insistió el arzobispo.
El déan de la catedral, Carlos Ayerra Sola, y más de un centenar de sacerdotes de más de un centenar de parroquias de Pamplona concelebraron la eucaristía. Monseñor Pérez González agradeció de “corazón” la multitudinaria asistencia a la misa por el testimonio que suponía, el cual se reproduce en “tantos lugares de Navarra”.
La humildad dela Eucaristía
La homilía se centró casi en su totalidad en la profanación cometida con el cuerpo de Cristo, un acto de humildad y misericordia, pues como dijo el arzobispo “quien celebra la Eucaristía no lo hace porque se considera o quiere parecer mejor que los demás, sino precisamente porque se reconoce siempre necesitado de ser acogido y regenerado por la misericordia de Dios”.
Pero también hubo tiempo de realizar un llamamiento a “la conciencia humana y cristiana de todos para que seamos sensibles ante los problemas que están presentes en nuestra sociedad”, como “el derecho a la vida, al matrimonio y a la familia, la educación de los ninos y jovenes, el servicio al bien común, a los más débiles y necesitados”, lo que supone una verdadera cultura del trabajo y la paz entre las naciones, concluyó monseñor.
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