La mañana del 4 de agosto la Iglesia de la Gratitud Nacional en Santiago de Chile ha sido atacada de nuevo. Antes de iniciarse una marcha estudiantil para protestar por los recortes en educación, ocho personas con el rostro cubierto y vestidos de uniforme escolar arrojaron cócteles molotov a las puertas de la iglesia, según recoge InfoCatólica.
Los artefactos provocaron un gran incendio en la entrada y ante la falta de actuación policial, el sacristán y el portero de la iglesia, los únicos que se encontraban en ese momento en su interior, se vieron obligados a apagar el fuego con extintores.
Jofré: «Los ataques son algo ya habitual»
El P. Galvarino Jofré, director de la comunidad religiosa Salesianos Alameda que tiene a cargo esa parroquia, ha manifestado su impotencia ante el ataque porque asegura que “ya son algo habitual”.
«Cuando se atenta contra una iglesia no se atenta sólo contra una estructura física. Se atenta contra la opción de personas concretas que tienen una visión trascendente y adhieren a la visión de la Iglesia cristiana Católica», ha asegurado el sacerdote en ACI Prensa.
Además, Jofré ha afirmado que estos ataques tienen una gran importancia para la poblacion chilena y condena que “nadie se está haciendo responsable de los ataques ni de perseguir a los atacantes”.
El mismo odio que lo clavó injustamente en cruz hace 2000 años hoy destruye una d sus imágenes en las calles d Stgo. pic.twitter.com/DVRtD7WvHr
— Cristián Araya (@cristian_arayal) 9 de junio de 2016
El párroco ha recordado que no es la primera vez que se profana este templo católico. En junio de este año varios encapuchados forzaron la puerta lateral de uno de los velatorios, robaron varios elementos y sacaron la imagen de un Cristo crucificado al medio de la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. Allí, la levantaron y la destrozaron en plena vía pública.
«A pesar de los ataques, la iglesia nunca ha dejado de estar activa»
“Me llama justamente la atención que como la vez anterior cuando vulneraron la puerta del lado sur y sacaron la imagen de Cristo, la policía llegó tarde. Hoy día sucedió algo más o menos similar. Llegó un gran número, pero posterior”, ha sentenciado.
A pesar de los constantes ataques, el sacerdote ha asegurado que la iglesia “nunca ha dejado de estar activa”, porque cuando la gente ve este tipo de manifestaciones violentas, «acude con mayor regularidad a la iglesia».
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