
En el año 2001 la ONU aprobó el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, celebración que tiene lugar cada 21 de Mayo de lo que se encarga la UNESCO. Desde el año 2010 son numerosos los proyectos culturales subvencionados por el Fondo Internacional para la diversidad cultural, dirigidos hacia el fin de este día: mantener la paz, lo cual está incluido en el objetivo 16 de la Agenda 2030 de forma explícita. Qué bien suena esto de la paz si no fuera porque bien poco les importa alcanzarla.
Como ya muchos sabemos, tanto la ONU como sus muchos organismos, esconden siempre unos intereses ocultos que van más allá de lo que a priori nos dicen. Y esto es lo que está ocurriendo precisamente con tanta publicidad a la diversidad cultural. Este día lo podemos encontrar entre las muchas efemérides que se celebran en los colegios, puro adoctrinamiento a los menores.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl multiculturalismo, querido lector, efectivamente, puede ser un medio de enriquecimiento, pero sólo lo será si se hace preservando, ante todo, como lo prioritario de un país, su cultura, sus tradiciones, sus raíces y su religión. Y esto, precisamente, como estamos observando, es lo que menos se está haciendo en España.
Comenzaron en la Guerra Civil matando a los religiosos que, mayoritariamente, sostenían los centros educativos con sus enseñanzas. Tras la retirada de todos los crucifijos en los colegios, paulatinamente la sociedad comenzó a ser adoctrinada en el laicismo feroz que va devorando las raíces cristianas de nuestra cultura, en favor de un vaciamiento que han ido rellenado otras ideologías: el nihilismo, el relativismo y la nueva era, así como costumbres de otras religiones, tal y como se hace presente en las meditaciones, el yoga o el reiki que proceden de las religiones orientales y que con tanto entusiasmo han acogido las almas en pena que vagan sin un capitán que les guíe.
Pues bien, a todo esto, hay que sumar la llegada de muchos inmigrantes a nuestro país, no por casualidad, que traen en su mochila sus culturas y religiones. Si hay que comparar, es evidente que los hispanoamericanos se entremezclan con los españoles como pez en el agua, situación muy distinta con los procedentes de la religión musulmana. Estos últimos no tienen la más mínima intención de adaptarse a nuestra cultura, y sí en cambio, tratan de imponer la suya, extendiéndose como la espuma, invadiendo silenciosamente territorios, instituciones y todas las esferas habidas y por haber.
Y por esto, no ha de sorprendernos lo que estamos presenciando últimamente en nuestra sociedad: rezos musulmanes en pleno centro de Madrid o manifestaciones a favor de la hiyab a las niñas en los colegios. Nada nuevo, pues, por ejemplo, hace dos cursos nos llegaban noticias de los estudiantes musulmanes en la Universidad de Almería, que exigían un lugar para rezar durante el Ramadán. ¿No estábamos en un estado laico, acaso es qué hay capillas en las Universidades españolas? Además, los grupos mafiosos que defienden este multiculturalismo, no dudan en atacar llamando racista o islamófobo a todo el se oponga a esta imposición religiosa.
Como comprobamos es todo un atrevimiento que ni de lejos, a mí como cristiana, se me ocurriría hacer en los países de religión islámica, pero, que, sin embargo, se van a convertir en lo habitual si no somos capaces de volver a nuestras raíces cristianas, no ya por fe, si uno no la profesa, si no por salvar nuestra cultura de la entrada masiva del tsunami religioso que nos está aplastando y arrinconando hasta hacernos doblegar o morir.
Alicia Beatriz Montes Ferrer, Colaboradora de Enraizados