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Nos amó: seremos siempre deudores y nunca acreedores

El Amor de Dios nos sobrepasa y nos empuja al amor a los hermanos

El Amor de Dios nos sobrepasa y nos empuja al amor a los hermanos

Los críticos con el papa Francisco afirman que la encíclica “Delexit Nos” trata de reconciliar al Santo Padre con la llamada Iglesia tradicional. Creo que más bien trata de profundizar en una devoción muy jesuítica subrayando algunos aspectos y matizando otros.

Frente a una Iglesia racionalizada, Francisco apela al fuego y a la pasión del Corazón de Jesús. Un fuego de derrite nuestras barreras y que enciende nuestros corazones con pasión. Como decía santa Teresita de Jesús, “yo misma me veía devorada por la sed de almas”…

Es un corazón que sufre y llora, que se alegra y entusiasma con nosotros, que nos lleva en la palma de su mano, que lleva nuestro nombre inscrito en su corazón, como recalcaba San Francisco de Sales. “Es un Amor apasionado que se conmueve, lamenta y llora; no es indiferente a nuestras preocupaciones”, señala Delexit Nos. Por eso en su corazón encontramos reposo”, concluye la encíclica. ”Nuestro corazón frágil y herido mantiene la irrefrenable exigencia de dignidad que solo el Corazón de Jesús es capaz de satisfacer”, añade.

El Papa previene frente a los que predican la perfección y contra esos clérigos que se sienten administradores de la gracia. “No hay necesidad de frenar la justicia divina sino de colaborar en la expansión de la Misericordia”, dice el Papa. “Gracias al manantial que brota del costado de Cristo la Iglesia se convierte en canal de agua viva”, apunta la encíclica. Un agua viva que nos salta a la vida eterna

El Papa advierte frente a los pesimistas ahogados por el pecado: “Todos nuestros pecados son una gota en medio de la gran hoguera del amor de Dios”, decía Santa Teresita. Por eso, los cristianos más que tratar de merecer el amor de Dios, debemos de acoger un amor que no merecemos. “Lo que Le agrada es la confianza ciega en Su Misericordia (…) Basta reconocer la propia nada y abandonarnos como un niño”, apunta la encíclica. “En Ti confío”

¿Compunción? Sí, pero “no como culpa que tumba por tierra o escrúpulo que paraliza sino como aguijón benéfico que quema por dentro”. Por lo mismo, reparación, sí, pero siempre como impulso para amar con Esperanza y reparar los corazones destrozados de nuestros hermanos.

Porque -como dice Dilexit Nos- “seremos siempre deudores y nunca acreedores”. Esta perspectiva nos permite abandonarnos en un Amor inmerecido, apasionado, que nos supera y que supone el motor de nuestra vida. No tenemos que dar sino recibir… 

No tenemos que hacer nada para merecerlo, sino sencillamente recibirlo como el don que es. Un don que nos inunda por dentro y que nos empuja al amor a los hermanos. “La misión exige misioneros enamorados” porque “las palabras de enamorado no molestan, no imponen, no obligan”.

Por eso el Papa concluye que esta encíclica del Corazón de Jesús no está desconectada de Fratelli Tutti. Porque es un amor espiritual, humano y divino. “Para que pudiéramos encontrar lo infinito en lo finito”, decía Benedicto XVI. Sólo desde el Amor de Dios es posible el amor a los hermanos. Y siempre el Amor de Dios se desborda hacia los hermanos. “A través de los cristianos el amor se derramará en el corazón del hombre para construir una sociedad de justicia, paz y fraternidad”. Como decía Santa Teresita, “incluso la Justicia aparece revestida de amor”.

Es precisamente ese Amor desbordante el que nos llena de Esperanza. “Sobre las ruinas del odio se podrá construir la Civilización del Amor”, apuntaba san Juan Pablo II. “Toda herida se podrá sanar, aunque sea profunda (…) acusarse a sí mismo forma parte de la sabiduría cristiana”, señala la encíclica.

Puedes ver un resumen de la encíkclica en power point pinchando aquí

Puedes leer la encíclica aquí: https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/20241024-enciclica-dilexit-nos.html

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