Un manifestante sostiene una pancarta de apoyo al obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig pla. / HO
Un manifestante sostiene una pancarta de apoyo al obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig pla. / HO

En la Biblia los profetas eran los portavoces de Dios, ungidos por Él. Hombres que proclamaban al pueblo las verdades del barquero sobre lo que acontecía en ese tiempo. Sin concesión ni miedo alguno a los poderosos de la época. Jesucristo también fue ungido como profeta, sacerdote y rey, asumiendo en su Persona los tres oficios asignados por Dios a determinados personajes del pueblo de Israel.

Los que hemos sido bautizados en la Iglesia Católica también participamos del oficio de profeta en el sentido de dar testimonio de Cristo y de la verdad. Los obispos, por su parte, son sucesores de los apóstoles y han recibido el mandato específico de enseñar, santificar y dirigir a su pueblo en nombre del Señor.

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Este breve repaso al catecismo y al magisterio de la Iglesia católica viene a cuento por la polémica desatada por una carta publicada y difundida por el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla tras la aprobación de la eutanasia en España. El texto lleva por título España, transformada en un campo de exterminio y no tiene desperdicio.

El texto del obispo complutense es un resumen del proyecto de reingeniería social aplicado en España desde la década de 1980 hasta nuestros días. La ley de eutanasia recientemente aprobada sería la culminación del proceso, si bien el prelado apunta a que no en mucho tiempo se legislará a favor del transhumanismo.

“Han conseguido -con la aprobación de leyes que permiten destruir la vida por nacer, tanto en el seno materno como en los laboratorios, y ahora con la aprobación de la Ley de la eutanasia, – convertir a España en un campo de exterminio”, escribe Reig. 

Y, además, el obispo denuncia que los responsables de esta situación son “las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante” y acusa a los medios de comunicación de “anestesiar” al pueblo y al Tribunal Constitucional de estar  “atrapado por el positivismo jurídico”.

La carta es breve y les recomiendo que la lean completa porque merece la pena. No me resisto a citar dos sentencias: “Esta es la hora en la que vuelven los ‘bárbaros’ que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España”.

Y ojo a esta reflexión: “Son tiempos en los que la Iglesia católica no puede mirar hacia otra parte. Son los tiempos de una ‘nueva evangelización‘ como nos piden los últimos Pontífices. Lo que está en juego es el bien de las personas y el bien de nuestro pueblo. Es necesario movilizar las conciencias de los católicos y de los hombres de buena voluntad para lograr una gran estrategia a favor de la vida humana”.

Nada más conocerse la carta, los medios de comunicación se hicieron eco de la misma escandalizándose como fariseos y el PSOE de Alcalá de Henares le exigió a monseñor Reig, en un comunicado oficial,  que “pidiera disculpas” y se “retractara de sus palabras” y dejara de “proferir los exabruptos verbales con los que ya con demasiada asiduidad nos avergüenza a todas las alcalaínas y alcalaínos”.

Naturalmente, don Juan Antonio no se ha retractado ni un ápice y ha respondido a las acusaciones de los socialistas. Y HazteOir.org ha entrado de lleno en el asunto difundiendo una campaña de apoyo al obispo simplemente dándole las gracias por decir la verdad y defender la fe cristiana. Les animo encarecidamente a que escriban a don Juan Antonio accediendo al enlace de la campaña.

Seguramente conocen la frase de Chesterton -otro profeta- afirmando que “llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde”. La misión del obispo no es desenvainar la espada; en todo caso, la batalla no es física sino ideológica y cultural, más propia de los laicos. Pero el mérito del obispo de Alcalá de Henares ha sido recordar, sin miedo y sin tapujos, que el pasto es verde aunque nos digan que es rosa. Y que leyes como las que permiten y promueven el aborto y la eutanasia convierten a España en un campo de exterminio.

Ahora que estamos en Semana Santa es oportuno recordar la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos. Cuenta el Evangelio que “toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto, diciendo ‘bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!’. Estas muestras de entusiasmo y el aclamar a Jesús como “rey” enfadaron a los fariseos, que no admitían más poder que el suyo propio. Y los fariseos, rabiosos, pidieron a Cristo que reprendiera a sus discípulos. Pero el Señor no sólo no regañó a los suyos sino que les contestó con contundencia: “Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán”.

Antes de que hablen las piedras, lo ha hecho el obispo de Acalá de Henares. Para decir la verdad y proclamar lo que nadie se atreve a decir. Gracias, don Juan Antonio, por ser obispo y ser fiel a su ministerio episcopal. 

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