Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ofrecen medidas laicistas radicales a sus electores.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ofrecen medidas laicistas radicales a sus electores.

El periódico Público titulaba en abril: “El PSOE ya no lleva en el programa electoral la denuncia de los acuerdos con la Santa Sede”. No sabemos qué ha cambiado en seis meses. Pero resulta que en este medio año, al PSOE se le ha vuelto a ocurrir introducir en su programa esta ‘propuesta’ que llevan pidiendo desde 2011.

Tampoco creo que nunca se les quitara de la cabeza, pero esa carta no la enseñó. Ahora sí. Ahora ya muestra todas del tirón. Ha anunciado que quiere echar a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos. Quiere desamortizar como Mendizábal (a lo que llama recuperar “los bienes matriculados indebidamente por la Iglesia”).

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Y quiere que el acuerdo bilateral entre España y el Vaticano se modernice: “Relaciones de cooperación moderna con la Iglesia Católica” es el término que usa (de las demás confesiones religiosas no habla).

Su pareja de brisca, Podemos, aunque parezca que no se entiendan, sí que había puesto casi toda la baraja sobre el tapete. En abril recogía las siguientes medidas:

  • Recuperación de los “bienes inmatriculados indebidamente por la Iglesia”.
  • Que la Iglesia católica pague el IBI (los partidos, que también están exentos, no, claro).
  • Derogación de los acuerdos con la Santa Sede.
  • Supresión de capellanías en hospitales y universidades.
  • Que los cargos públicos no puedan ir a actos religiosos.
  • Eliminación de símbolos religiosos en lugares públicos.
  • Quitar la asignatura de Religión.

Pero le faltaba la pareja de la carta de educación: eliminar los conciertos educativos. Eso sí, siempre con su medida estrella sobre la mesa: derogación del delito de ofensa a los sentimientos religiosos.

Con ello, una de las líderes de sus juventudes, llamadas “Rebeldía”, no se hubiera molestado en devolver el crucifijo que robó de un colegio mayor hace unos días, cuando la invitaron a un debate preelectoral. Luego, se divirtió poniendo en redes fotos con el texto “terreno conquistado” y el crucifijo al revés.

Los morados pidieron perdón al colegio mayor diciendo que esta muchacha lo devolvería. Pero estaba muy ocupada siendo “portavoza” de una asociación de “usuarias y pacientes” (así describe su trabajo en su perfil en la página de Podemos), por lo que mandó el crucifijo por correo.

También podrían escribir sin preocuparse comentarios tan adecuados como el del podemita David Roig en una noticia de ABC sobre las monjas martirizadas durante la República: “¿Solo 7.000? Qué pena. Deberían de haber sido muchas más”.

Tanto en unos como en otros parece que no ha cambiado tanto la historia en un siglo, o dos. Parece que ni uno ni otro burro se fueron nunca del trigo.

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