Angela Merkel
Angela Merkel, canciller de Alemania, responde a preguntas de los periodistas.– Fotografía: Unión Europea.

¡Buenos días, actuallers!

Ángela Merkel se va. Lo anunció el lunes: en diciembre dejará el liderazgo de la CDU, al que llegó en 2000. Esta es su carta de despedida. En cuanto a su puesto de canciller, permanecerá en él hasta concluir su cuarto mandato en 2021, pero no se presentará a un quinto.

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Los malos resultados electorales en los territorios de Baviera y Hesse la han llevado a dar este paso.

La crisis migratoria declarada en 2016 y su apuesta por una política de bienvenida a más de un millón de personas significó el inicio de su declive electoral. No es mucho mejor la situación del SPD, atrapado en un sumidero de votos que parece no acabar. Los beneficiados por el ocaso de los dos grandes partidos son la llamada “derecha alternativa”, los Verdes y la extrema izquierda. Un espejo de lo que está ocurriendo en buena parte de Europa: grandes partidos en horas bajas, ascenso de los populismos de derecha e izquierda.

Es hora de valorar lo que ha hecho la canciller Merkel por la integración europea. Una generación entera de alemanes y de europeos solo la han conocido a ella en la Cancillería. Hija de un pastor luterano, criada en la antigua Alemania del Este, liberal en su visión de la economía y del proyecto europeo, y conservadora en su visión de las costumbres –como demostró al votar en contra del llamado “matrimonio homosexual” en el reciente debate en el Bundestag–, la canciller Merkel ha llevado a la Alemania reunificada a la posición de indiscutible liderazgo de la UE.

Dejará una Alemania más próspera y pujante en la economía global. En su haber, además, hay que anotar el celo con el que ha hecho cumplir el pacto de estabilidad financiera de la UE, cuestionado desde los Gobiernos del sur de Europa como España, Italia o Grecia, siempre dispuestos a darse un festín de gasto con el dinero que extraen en impuestos a los contribuyentes.

En su cuenta de “pasivo”, anótese su mala gestión de la llegada masiva de inmigrantes en 2016 y la tozudez en una política de acogida con la que, desde su influyente puesto en el Consejo Europeo, consiguió llevar a la UE a una de las peores crisis desde la firma del Tratado de Roma, de la que aún no se ha recuperado.

Puede que su idea fuese la correcta. Después de todo, Europa es una tierra de acogida y necesita, más que nunca, nuevos residentes para poder hacer frente a las obligaciones contraídas con el carísimo Estado del Bienestar. Pero, es que, además, los valores fundacionales de la Unión obligan a sus gobiernos a respetar escrupulosamente los derechos humanos y tratar con dignidad a todas las personas.

Se equivocó la canciller Merkel, no obstante, intentando utilizar las instituciones europeas para tratar de imponer unas cuotas de acogida a los demás países, dando pie a la percepción de que Alemania trata a sus socios como satélites. Pudo equivocarse, además, al no escuchar la preocupación de los propios alemanes ante el reto de integrar a un millón de nuevos residentes.

El tiempo hará justicia a esta líder fuerte, con una visión europeísta, liberal y conservadora, defensora de una relación transatlántica estrecha y equilibrada con los Estados Unidos.

Conoció personalmente el horror del comunismo de corte soviético y flirteó con él en su juventud, lo que, unido al conocimiento de la historia de Europa, tuvo que inmunizarla frente a cualquier tentación extremista.

Si Helmut Kohl fue el canciller de la reunificación alemana, la señora Merkel pasará a la historia como la última de los grandes líderes europeos.

Europa no será la misma sin ella, pero quizá necesite más políticos así. Emmanuel Macron o Pedro Sánchez están demasiado preocupados por su propia imagen como para liderar un proyecto tan complejo, ambicioso y necesitado de generosidad, sabiduría y experiencia, como es la integración europea.

Para llevarlo a buen puerto, como dice Carlomagno en el último número de The Economist, se necesitan partidos grandes y centrados en torno a unos pocos valores compartidos.

A lo que añado: grandes partidos, y pocos, al modo de las democracias anglosajonas. Un gran partido de centro-derecha y otro gran partido de centro-izquierda. Una sociedad civil fuerte y vigilante, con organizaciones sostenidas por sus seguidores y no por subvenciones. Y una Constitución breve y clara, que marque los límites que el Estado no puede traspasar: el derecho a la vida, la familia, las libertades fundamentales, la propiedad privada.

¿Para qué más? ¿Para acabar en una democracia ‘a la italiana’, ingobernable, como en España?


TU DÍA ACTUALL

El Brasil de Bolsonaro. Candela Sande analiza para Actuall el triunfo electoral de Jair Bolsonaro.

PNL contra la “ley mordaza”. La asociación española HazteOir registraráuna proposición no de ley en el Parlamento Balear para pedir que la Cámara denuncie las llamadas “leyes mordaza” que instalan la agenda LGBT en la enseñanza y en la conversación pública.

Violencia anti-religiosa en Chile. Una marcha organizada por grupos evangélicos en Santiago fue atacada con palos y cócteles molotov por encapuchados.


CARTA DEL DÍA

La carta de don Luis Barber, en la edición anterior, ha suscitado varias réplicas:

Jesús Lorenzo Cuervo:

“Hola, quería puntualizar dos cositas y hacer una reflexión:

1.- La Lengua se llama Español (“spanish”, para los anglosajones), aquí, en la Región de Valencia y en Katmandú.

2.- Por mi larguísima experiencia, las personas que sienten inclinación por el mismo sexo, se hacen, no nacen.

Por lo tanto, hay que seguir leyendo, hay que consultar a algo más que maestros como ‘Pablete’ Iglesias, dado que, visto lo visto, hace verdadera falta.

Que Dios os guarde.”

 

Javier R. A.:

“Buenos días, Rosana.

Dos breves puntualizaciones a las que hace hoy [por este martes] el señor Luis Barber. La primera, y con todo respeto a su profesión declarada, el idioma que se habla en muchos países es el español, que tiene su origen en el castellano del siglo XVI. Pregúntele a un colombiano, o a cualquiera de los demás países de habla hispana. Y en inglés, “spanish”, no “castilian”. La segunda es que si este señor se confiesa de izquierdas por la influencia de otros, es respetable y es su problema. Pero, muy extremista de izquierdas debe de ser cuando tilda a ciertos periódicos y televisiones de derechas. Ahí se retrata.

Pero, lo que no puedo admitir es que se autoconsidere progresista por ser de izquierda. El progreso y bienestar social lo ha predicado la izquierda empobreciendo los países, pero lo ha producido la derecha. Porque el progreso y el bienestar social se generan por la evolución económica que consigue la derecha y se deterioran gravemente cuando gobierna la izquierda. Y los gobiernos recientes de España lo demuestran.

Un cordial saludo.”

Alfredo C.:

“Tan solo una pregunta, de un ignorante al señor Barber. ¿Me puede decir dónde esta el País Valenciano? Tengo 71 años, he nacido en Valencia y no sé dónde esta ese país. Es simple curiosidad.

En cuanto que un filólogo me diga que hablamos castellano, será filólogo de chino. Porque en los documentos en castellano que han caído en mis manos y en estos momentos tengo uno delante, no creo que entendiera nada. El castellano es el origen del español, pero el castellano original desapareció con el tiempo.

Por cierto, ¿no será usted licenciado en filologia catalana.? ¿Bingo?”

Valerie Gorma Seth:

“Muy señores míos.

Me refiero a la carta del señor Barber, en la que nos dice que tratemos con el debido respeto a la comunidad LGTB. 

Soy de la opinión de que hay que respetar a todos, y que cada persona tiene derecho a vivir su vida como le parece, siempre dentro del respeto a los demás. No obstante, me parece (y que me corrijan si estoy equivocada) que la comunidad LGTB es una minoría dentro de la sociedad, por lo que no me parece lógico que se pueda imponer/aplicar su ideología en todos los ámbitos –sobre todo, en los colegios.  Los adultos ya hemos decidido cómo queremos vivir.  Dejemos a los niños decidir cómo quieren vivir su vida cuando tengan edad de hacerlo, sin influencias de nadie, y naturalmente, que se acepte su decisión cuando lo tomen.

Un saludo.”

Manuel Morales:

“Saludos a mis amigos de ‘Actuall’. 

Con el debido respeto quiero dar respuesta a la carta del señor Luis Barber. Usted será un experto en filología, pero en cuanto a ciencia médica (especialmente la Genética) sabe tanto como yo de mandarín. Todos los seres humanos –dije “todos”– nacemos como hombres o mujeres simplemente porque así nos creó Dios (probablemente ser “progre” y de “izquierdas” lo haga pensar que Dios no existe – eso solo usted y su conciencia). Ser homosexual o lesbiana es un desorden emocional y psicológico, no es nada natural y, por cierto, el llamado “lobby gay” se ha inventado que existen más de 30 géneros en el ser humano – o tal vez sean 600. En cuanto a ser de derecha o de izquierda, eso es otro invento de los políticos y se lo han creído los que no lo son.

Usted sabe bien que derecha e izquierda son puntos geométricos. Otra cosa es decir que los de derecha son “retrógrados” y los de izquierda son “progresistas” o de “mente abierta” (el problema con esto último es que por esa abertura se escapan las neuronas). Derecha e izquierda son extremos opuestos y sabemos que “los extremos se tocan”, así es que para mí, ser políticamente de derecha o de izquierda es lo mismo. Ambos son sistemas perversos. ¿Ejemplos? Hitler y Stalin, Mussolini y Mao, Franco y Castro. Yo personalmente prefiero ser de Cristo.

Eso de que usted pueda cambiar de parecer es muy relativo. Es cosa de adquirir una gama de conocimientos culturales, especialmente de Medicina y Genética. Un saludo, y que Dios lo cuide.”

Felicidades a los Alonso y las María Purísima de la Cruz en su onomástica. Envíame pistas de noticias, correcciones y sugerencias a brief@actuall.com. Descubre más historias en Actuall, únete a nuestra conversación en Twitter y Facebook.

Que pases un buen día actuando por las buenas causas. ¡Hasta mañana!

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