Última Hora es el nombre de un medio de comunicación creado desde el poder; pero esa es una noticia tan vieja como la primera profesión de la historia, que quizás también fuera la periodística. Ni siquiera Arriba tiene ese cariz; el periódico creado por José Antonio Primo de Rivera fue, como Última Hora, un diario de partido. Pero se creó al margen del poder establecido entonces. La web que dirige Dina Bousselham surge de la estrategia del vicepresidente segundo del Gobierno; me refiero a la de comunicación, para que no haya dudas.
El periódico defiende de cabo a rabo a la mitad del Gobierno copada por Podemos. Asume sus mensajes, justifica sus acciones y carga contra quienes Pablo Iglesias gusta de llamar “enemigos”; cualquiera que se interponga en su camino.
Como cabe esperar, hay periodistas que no asumen como propia la misión de defender a Pablo Iglesias y los suyos. Y los hay, también, que resultan críticos con el Gobierno y con el propio vicepresidente y su rehala. Por ejemplo, Joaquín Manso, un periodista de verdad, de los que no hacen activismo político, le preguntó en Televisión Española a la ministra Irene Montero: “¿Qué le parece a la ministra de Igualdad que un ciudadano varón acceda desde una posición de poder a la intimidad de una subordinada, le oculte esta circunstancia durante varios meses y argumente que si lo hizo, fue para protegerla porque quizá ella no podría soportar la presión?”.
La subordinada no es otra de Dina Bousselham, y su periódico ha lanzado un ataque contra él que, si no procediese de esta cloaca, se podría decir que es una campaña de desprestigio.
No es el único profesional objeto de la ira de este medio. José María Olmo, Esteban Urreiztieta, Vicente Vallés o Víctor de la Serna tienen en común ser grandes periodistas y objeto de ataques desde Última Hora.
No insulta quien quiere, sino quien puede, y como este medio es en sí mismo un insulto a la profesión, no hay cuidado de que el buen nombre de estos periodistas se pueda ver mancillado. La APM ha salido en defensa de los periodistas. Y como en este enjuague sólo los hay de un lado, su nota protesta contra Última Hora y sus “críticas ofensivas”. Bien está.
Pero no es la web de Dina lo que me preocupa. La pólvora de su web está mojada. Pero la del poder que depende del Gobierno, no.
Comentarios
Comentarios