Dos décadas de prisión en las cárceles de Sudán. Esa ha sido la respuesta de la justicia sudanesa al la acción humanitaria de Petr Jasek, un cooperante cristiano que en 2015 quiso financiar el tratamiento de un nino sudanés herido en unos disturbios.
Petr Jasek ha sido condenado bajo la acusación de «espionaje e incitacion al odio», según denuncia la plataforma Maslibres.org en defensa de la libertad religiosa, aunque la realidad es que entregó 5.000 dólares para pagar los tratamientos médicos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLas autoridades de Sudán consideran que ese dinero iban destinados al gobierno de Sudán del Sur, considerado rebelde, donde esta concentrada la poblacion cristiana y que obtuvo su independencia en julio de 2011.
Petr Jasek fue arrestado a los cuatro días de llegar a Sudán. Le incautaron un ordenador, un teléfono móvil y su cámara de fotos con los que había recogido numerosos testimonios de la persecución que sufren los cristianos en este país.
Sudán tiene un 90% de musulmanes, un 3% de católicos y un 2,4% de cristianos de otras denominaciones. Según el Informe de libertad religiosa de 2017 elaborado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, la situación de persecución del país ha empeorado desde 2014.
«Condenarlo a 20 años en una prisión sudanesa, a sus 52 años, es casi tanto como sentenciarlo a una muerte lenta», señalan desde MasLibres.org
Salvado de la pena de muerte, por ahora
Pese a ser uno de los países en los que más se maltrata la libertad religiosa, Sudán también ha dado muestras de que la presión internacional puede llegar a revertir algunas de sus decisiones más controvertidas.
Así ocurrió con el caso de Meriam Yahia Ibrahim, arrestada en febrero de 2014 y condenada a muerte por apostasía de acuerdo a la ley islámica (sharia). La presión internacional logró que Meriam escapara a los Estados Unidos, donde pudo reunirse con su marido.
Del mismo modo, la presión internacional, en la que ha colaborado la plataforma MasLibres.org desde España, ha logrado evitar la pena de muerte, pero no la de cárcel.
Por eso, MasLibres.org ha lanzado una campaña para pedir al presidente de Sudán, el islamista Omar Hasam al-Bashir, que «decrete una amnistía y lo ponga inmediatamente en libertad».
«Condenarlo a 20 años en una prisión sudanesa, a sus 52 años, es casi tanto como sentenciarlo a una muerte lenta. Las condiciones de vida en las cárceles de Sudán son escalofriantes. ¿Cuánto puede durar un hombre rodeado de hambre, violencia y enfermedad?», sañalan desde MasLibres.org.
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