La imagen de San José que se encontraba en el atrio de la Basilica de San José del barrio de Flores en Buenos Aires (Argentina), fue sustraída y destruida por un grupo de desconocidos.
Fue en esta Basilica donde el Papa Francisco descubrió su llamado a consagrarse a Dios en septiembre de 1953 cuando tenía solo 17 años.
Según relataron los vecinos, el ataque ocurrió en la madrugada del 9 de junio, cuando unos individuos ingresaron al templo, rompieron con una baldosa el vidrio que protegía la imagen de San José, la sustrajeron y luego la arrojaron a la vereda. La imagen quedó destrozada y las personas se llevaron los pedazos.
Las autoridades de la Basilica de San José de Flores han pedido a las personas que devuelvan los restos de la figura para poder restaurarla, ya que es un símbolo tradicional del barrio de Flores.
Se trata de una imagen que guarda en sí un valor artístico, cultural y religioso para este barrio de Buenos Aires, ya que permaneció durante muchos años en la entrada de la Basilica, ubicada frente a la plaza Pueyrredón, conocida popularmente como plaza Flores.
La iglesia San José de Flores fue elevada a la categoría de basílica el 28 de abril de 1912 por el Papa Pío X. El 28 de octubre de 1996 se llevó a cabo la coronación pontificia por Pío XII de la imagen de San José que se venera en el altar mayor.
La iglesia donde el joven Bergoglio descubrió su vocación
En una entrevista al semanario italiano Credere (Creer) en 2015, el Papa relató que fue en la Basilica de San José de Flores donde descubrió el llamado de Dios al sacerdocio el 21 de septiembre de 1953, cuando tenía solo 17 años.
Bergoglio se dirigía a celebrar la fiesta de la primavera y del estudiante con sus compañeros. Sin embargo, cuando pasó por la calle de la Basilica de San José se sintió “empujado a entrar”. Allí vio a un sacerdote y experimentó la necesidad de confesarse.
“No sé qué ocurrió que salí distinto, cambiado”, afirmó el Papa. “Volví a casa con la certeza de tenerme que consagrar al Señor”.
Ese momento, recordó el Santo Padre, “me sumergí en la misericordia de Dios y está muy unido a mi lema episcopal”, que alude al llamado de Jesús a Mateo: ‘miserando atque eligendo’”que puede traducirse como «lo miró con misericordia y lo eligió».
Artículo publicado originalmente en Aciprensa
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