Recep Tayyip Erdoğan
Recep Tayyip Erdoğan / Wikipedia

Fue hace algún tiempo cuando, con motivo de que la basílica de Santa Sofía se convirtió en mezquita, dijimos que éste era uno de los principales pasos dados por el presidente turco Erdogan con miras a convertirse en Califa.

Califa es literalmente el nombre que se da a los sucesores de Mahoma. El Califato es un poder eminentemente temporal que goza de una gran autoridad espiritual. Como en su día comentamos, el último califa oficial fue el del Imperio Otomano que se extinguió después de la Primera Guerra Mundial.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Pues bien, volviendo sobre nuestros pasos, el presidente Erdogan ha ido consolidando su poder y reformando las leyes con el fin de cambiar la mentalidad del pueblo turco. La gran jugada de este aspirante a califa consiste en que -una vez fanatizado su pueblo- lanzarse sobre su codiciado objetivo: Europa.

El tiempo ha pasado, mucha agua ha corrido por debajo de los puentes y, sin embargo, los fanáticos musulmanes llevan dentro del pecho una vieja herida

Una antiquísima ambición del Islam ha sido apoderarse de Europa. Ambición que empezaron a conseguir una vez que se apoderaron de España tras la caída del Reino Visigodo.

Los musulmanes siguieron hacia el norte, atravesaron los Pirineos y se hubieran apoderado de Francia si Carlos Martell no los hubiese detenido después de vencerlos en 732 en la batalla de Poitiers.

A pesar de haber caído en poder del Islam, los cristianos españoles no se resignaron y fue así como, mediante la Reconquista, libraron una Cruzada de casi ocho siglos que culminó con la toma de Granada y consiguiente expulsión de los moros.

El tiempo ha pasado, mucha agua ha corrido por debajo de los puentes y, sin embargo, los fanáticos musulmanes llevan dentro del pecho una vieja herida.

Una vieja herida que solamente logrará curar la Yihad o “guerra santa” que les impulsa a conquistar el mundo entero. Y uno de los objetivos de la Yihad es precisamente España.

Y es que el Islam divide tradicionalmente al mundo en tierras musulmanas donde impera la ley de Alá (Dar al-Islam) y tierras que han de ser ganadas para el Islam (Dar al-Harb). Dentro de esta visión, consideran que aquellos territorios que un día fueron islamizados y después dejaron de serlo, deben volver al redil del Islam.

En el caso de España, Al-Ándalus no es solamente Andalucía, como algunos piensan, sino más bien toda la península ibérica que en otros tiempos estuviera bajo el dominio islámico.

Juntando todos estos elementos, no resulta difícil llegar a la conclusión de que -una vez unificados por el califa- los musulmanes del mundo entero habrán de emprender una feroz guerra santa en contra de los infieles.

Desde luego -y ya en otra ocasión lo dijimos- descartamos que si acaso Erdogan llegase a ser califa invadiese Europa con tanques, aviones y acorazados. Nada de eso, pasaron ya los tiempos en que una imponente flota turca fue derrotada en Lepanto por don Juan de Austria.

Aunque muchos adopten la postura del avestruz negándose a reconocer la realidad, el hecho es que hace ya muchos años que el Islam llegó a Europa a través de las mezquitas subvencionadas por los países árabes.

Y es que, a partir de los años 60s. del siglo pasado, Europa se llenó de inmigrantes de origen musulmán que buscaban mejores oportunidades de vida. Desde entonces han nacido dos o tres generaciones de musulmanes que tienen ya la nacionalidad europea.

Son millones de musulmanes los que se encuentran repartidos por todo el Viejo Continente.

Citamos a José Javier Esparza: “Europa descubrió súbitamente que tenía al enemigo en casa. Por todas partes aparecieron informaciones sobre mezquitas en las que se predicaba el odio y sobre ulemas que actuaban como portavoces de la yihad. En Europa había ya decenas de millones de musulmanes, fruto de la emigración sostenida desde treinta años atrás, en cuyo interior germinaba la semilla del islamismo…Todos los países europeos miraron en su interior. Lo que vieron les aterró” (Historia de la Yihad. La esfera de los libros. Página 323).

Y mientras el peligro crece en proporción exponencial…¿Qué hace Europa?

Suicidarse en medio de una locura colectiva puesto que, al carecer la mayoría de los europeos de una visión trascendente de la existencia, viven frívolamente para el placer, lo cual les impide ver el peligro con la debida serenidad.

Al mismo tiempo, en complicidad con el enemigo exterior, diversos gobiernos europeos fomentan el divorcio, el aborto, el control natal y las uniones de homosexuales a la vez que le arrebatan a los padres el legítimo derecho que tienen de velar por la educación de sus hijos.

Europa se automutila al impedir que su población se renueve.

Y mientras Europa envejece, una joven y pujante población musulmana se cuenta por decenas de millones dentro de sus fronteras. Esto habrá de facilitarle las cosas a millones de seguidores del Profeta Mahoma que muy pronto habrán de consagrar al califa Erdogan.

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