Tres años se cumplen del asesinato de Shama y Shahzad Masih, dos esposos quemados vivos en un horno de hacer ladrillos en Kot Radha Kishan, Pakistán, el 4 de noviembre de 2014. Fueron víctimas de la ley de la blasfemia por la que cientos de cristianos paquistaníes son acusados, encarcelados y condenados injustamente.
“Dos vidas inocentes han sido eliminadas por el fanatismo presente en nuestra sociedad; el horror de ese día permanecerá en nuestros corazones y mentes en los años venideros. (…) Ninguna compensación monetaria podrá expiar actos de violencia así de extremos”, asegura Michelle Chaudhry, laica católica de Lahore y presidenta de la ‘Cecil & Iris Chaudhry Foundation’. Fundación que ha asumido la educación y el cuidado de los tres niños huérfanos de Shama y Shahzad Masih.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraAsimismo, Chaudhry también ha expresado que «tres años después de su muerte, nos da una inmensa alegría y gratificación espiritual ver a estos niños felices, tranquilos y que están haciendo tanto bien».
Y agrega: «Estamos felices de vernos involucrados activamente en sus vidas y verles crecer a nivel personal y educativo. Gracias al amor y a la atención recibida, ahora están bien adaptados a la escuela. Participan activamente en las actividades educativas y extracurriculares».
La Cecil & Iris Chaudhry Foundation garantiza también una contribución económica mensual al abuelo (con el que viven los niños) para cualquier necesidad escolar cotidiana
Además, la «Cecil & Iris Chaudhry Foundation» garantiza también una contribución económica mensual al abuelo (con el que viven los niños) para cualquier necesidad escolar cotidiana.
Shama era católica y Shahzad Masih cristiano protestante. El matrimonio fue torturado y quemado vivo en un horno de hacer ladrillos en Kot Radha Kishan el 4 de noviembre de 2014: ambos fueron linchados por una turba de musulmanes que les acusaban de blasfemia. Aquel episodio generó una oleada de horror no sólo en Pakistán, sino en el mundo entero.
También te puede interesar:
Un cristiano pakistaní: «Vale la pena conservar y defender la fe aunque cueste la propia vida»
